Presidieron la sencilla ceremonia el General de Ejército Raúl Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido, y el Presidente cubano, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, junto al embajador de la República Socialista de Vietnam aquí, Le Thanh Tung. Autor: Estudios Revolución Publicado: 10/12/2020 | 12:59 am
Llenos de gestos hermosos están los 60 años de amistad y cariño entre Cuba y Vietnam: dos atributos que superan con creces la frialdad de los vocablos «relaciones diplomáticas».
Aunque resulta imposible narrar, en breve tiempo, los detalles de altruismo y desprendimiento que encierran estas seis décadas, el acto central que conmemoró ese aniversario logró transmitir su calor y evocó la intensidad que Fidel y Ho Chi Minh, sus fundadores, imprimieron a esa alianza.
En presencia del General de Ejército Raúl Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido, y del Presidente cubano, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, junto a otros dirigentes del Estado y el Buró Político y representantes de las organizaciones políticas y de masas, fueron el Primer Ministro, Manuel Marrero, y el embajador de la República Socialista de Viet Nam, Le Thanh Tung, los responsables de apretar, en síntesis, tan rica historia...
.Una historia que por decisión de ambos Estados y pueblos, se sigue escribiendo en la voluntad mutua de mantener la unidad, y cuya ejemplaridad acaso quedara mejor retratada en la expresión con que Díaz-Canel recibió las cartas credenciales de Le Thanh Tung a su llegada a Cuba, según narró el propio representante diplomático vietnamita: El mundo será mucho mejor si hubiera más relaciones como las de Cuba y Viet Nam.
La evocación más antigua entre los hermosos acontecimientos narrados por ambos oradores fue para José Martí, quien en el lejano año 1889 llevó de la mano a sus pequeños lectores cubanos y latinoamericanos por «la hidalguía, el patriotismo, el desinterés y la bondad» de los anamitas —consideró Marrero—, con aquel paseo por su
tierra que publicó en La Edad de Oro, y que Le Thanh Tung calificó, por su lado, como la «primera semilla de la amistad entre nuestros dos pueblos».
Pero para ambos oradores hubo un momento esencial, que el Embajador de la nación asiática ubica como la declaración por Fidel de la solidaridad cubana con aquel pueblo, cuando el Comandante en Jefe pronunció aquella icónica frase de que «por Viet Nam estamos dispuestos a dar hasta nuestra propia sangre», en enero de 1966.
Cuba y Fidel siempre cumplen su palabra y honran sus compromisos, sentenció más adelante, al recordar, entre otros sucesos, el 19 de julio de 1966, cuando un grupo de los oficiales de las FAR acompañó a una unidad antiaérea vietnamita y combatió con valor a más de 30 aviones de combate estadounidenses en el norte de Hanoi. Seis hijos queridos de Cuba cayeron en aquella batalla, recordó el representante diplomático, y «entregaron sus vidas a la lucha del pueblo de Vietnam por la liberación y la reunificación nacional».
Momento descollante y consecuente fue la visita de Fidel al sur de Vietnam, en zona entonces recientemente liberada, lo que lo convirtió en el primer y único jefe de Gobierno en hacerlo; así como la presencia de marineros cubanos de los emblemáticos buques Imías y Jigüe en el puerto de Haiphong, en 1972, a riesgo de sus vidas, para descargar azúcar y otros donativos cubanos; la ayuda en la construcción del primer tramo asfaltado de la legendaria ruta Ho Chi Minh, para el traslado de tropas y materiales al frente de combate, cerca de la victoria final de abril de 1975; y, concluida la guerra, la donación y construcción por la Isla antillana de cinco importantes obras socio económicas, fueron igualmente evocados, y recordaron que Cuba también apoyó a Vietnam durante la reconstrucción.
Son capítulos de desprendimiento que han tenido continuidad después, con la formación en Cuba de miles de profesionales y técnicos vietnamitas y, muy recientemente, abonados con la donación a ese país de lotes de medicamentos suficientes para tratar a mil pacientes, de modo de coadyuvar al enfrentamiento eficaz de la COVID-19, así como con la voluntad expresada por nuestros médicos, en julio, de ir al epicentro del azote de la pandemia en suelo vietnamita, recordó el Embajador.
Son esos motivos que hicieron asegurar a Le Thanh Tung que «la solidaridad con Cuba es una orden de sus corazones» para todos los vietnamitas.
«Lazos especiales —dijo más adelante al referirse a nuestras relaciones— convertidos ya en símbolo para la época».
La disposición de continuarlos, narró, fue confirmada durante la conversación telefónica sostenida el día 2 de diciembre por Raúl y el secretario del Partido Comunista de Viet Nam y presidente del país, Nguyen Phu Trọng, cuando ambos expresaron la voluntad de seguir estrechando cada día más las relaciones de solidaridad, hermandad y plena confianza mutua entre nuestros partidos, Estados y pueblos.
Antes, había recordado palabras de Ho Chi Minh, en 1963, a la Heroína del Moncada, Melba Hernández, que retratan bien la lealtad de los nexos: Vietnam y Cuba son hermanos gemelos y también son los combatientes de vanguardia (…) Cuando duerme Vietnam, Cuba se pone en guardia; cuando duerme Cuba, Vietnam entra de guardia.
A su turno, Marrero Cruz apuntaría otros acontecimientos que han hecho más firmes nuestras relaciones, como el encuentro de Raúl con el tío Ho en octubre del ya lejano 1966.
O cuando una brigada de médicos acudió a Vietnam tras los bombardeos yanquis de 1972 y el minado del puerto de Haiphong. O cuando sufrimos en nuestra Isla junto al pueblo vietnamita, mientras aviones de EE.UU. dejaban caer sus mortíferas bombas sobre sus poblaciones.
Pero Marrero consideró que lo que hicimos por Vietnam fue solo una modesta colaboración si se compara con su lucha. También agradeció a esa nación haberse mantenido entre nuestros mejores amigos en los tiempos difíciles para Cuba de los años de 1990.
Entonces, su heroico y generoso pueblo desplegó un amplio movimiento de solidaridad, y nos enviaron importantes donaciones de arroz y otros productos necesarios, recordó. Además, dio las gracias por el apoyo invariable de su país en nuestra lucha contra el bloqueo.
Seguimos adelante
Esa historia es presente y futuro, porque tiene nuevos hitos en los compromisos de colaboración y cooperación mediante los cuales estas se intensificarán en materia económica, comercial y de inversión.
Sobre todo, dijo el Embajador vietnamita, en los campos en que ambos países poseen potencialidades y son complementarios, como la producción y procesamiento agropecuario, la producción de mercancías de consumo; y en las áreas de biotecnología y salud; la industria, construcción y transporte, energía, informática y comunicaciones, banca y finanzas, ciencia, tecnología y medio ambiente, educación y turismo, entre otros.
Por su parte, Marrero precisó que Vietnam es hoy el segundo socio comercial de Cuba en Asia y Oceanía, y el mayor inversionista de esa región en Cuba, «lo que acogemos con satisfacción». Y puntualizó: «Permítanme ratificar que continuaremos invariablemente el legado de Ho Chi Minh y Fidel Castro Ruz, forjadores de la entrañable amistad entre ambas naciones».