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Sin lugar para la confianza

Las provincias orientales acumulan más de 130 días sin reportar casos autóctonos positivos al SARS-CoV-2. La movilidad entre territorios y bajar la percepción de riesgo son los rieles que aprovecharía el virus para retornar

Autores:

Osviel Castro Medel
Juan Morales Agüero
Odalis Riquenes Cutiño

 

Trunca quedó esta semana la ilusión de muchos pequeños de volver a la escuela y los proyectos inmediatos de 69 familias. El agua, el pan, el turno médico, la cita amorosa, la gestión en el banco y muchas otras preocupaciones cotidianas, de pronto volvieron a estar cercadas por rótulos que creían desterrados: restricción de movimiento, vigilancia diaria de síntomas respiratorios, aislamiento…

Así, bajo el acecho de la amenaza, discurren los días en un barrio del Consejo Popular José Martí, en la cabecera del municipio santiaguero de San Luis, tras la llegada a sus predios de un ciudadano residente en la capital del país que luego de los exámenes de rigor resultó positivo al SARV-CoV-2.

 Hasta el momento no hay casos secundarios reportados, pero la comunidad se mantiene en cuarentena modificada, y luego de un riguroso trabajo de control del foco, las personas con las que el visitante tuvo contacto de primer y segundo orden, al igual que sus compañeros de viaje, se encuentran en centros de aislamiento en espera del resultado de los exámenes.

Las vivencias de estas horas difíciles han puesto rostro tangible al peligro y dejan claro que, aunque la región oriental esté al otro extremo de la complejidad epidemiológica de la capital, no hay lugar para la confianza.

Hasta este domingo llevamos 130 días sin reportar casos autóctonos, y estudios especializados han demostrado que en estas provincias no existe circulación viral. Pero el riesgo de un rebrote a partir de casos importados es real: Mientras exista movimiento, el peligro estará latente.

Así lo ratifica el doctor Luis Ricardo Manet Lahera, director del Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología de Santiago de Cuba, quien reafirma a JR que suprimir totalmente el contacto con el resto del país no es lo más factible, por razones diversas que incluyen la urgencia de garantizar la vitalidad económica de la región, de manera que se impone cumplir con los protocolos establecidos en cualquier desplazamiento y ganar en autorresponsabilidad.

Este criterio amplifica la filosofía de trabajo trazada por el Consejo de Defensa Provincial, que ancla la estabilidad y los resultados favorables en la máxima de prever y adelantar para no dejar brechas a la peligrosa enfermedad, actuación oportuna en que son imprescindibles la participación popular y la intersectorialidad.

Por ello se retoman acciones que probaron ser exitosas durante los momentos más complejos del enfrentamiento, precisó Manet Lahera: Con el apoyo de las organizaciones comunitarias, se revigorizan las pesquisas activas para conocer el estado de salud de la población, combinadas con estudios de laboratorio a grupos vulnerables y trabajadores de centros de alta movilidad, entre otros núcleos poblacionales.

Igualmente se rehabilitan los puntos de contención y control de viajeros nacionales, ubicados en las entradas a la provincia y cada municipio, con especial atención a los de Baire y Mella, que controlan el paso desde Granma y Holguín respectivamente, donde se recogen diariamente los listados de quienes llegan para la vigilancia a nivel comunitario.

En Santiago de Cuba se han revitalizado los puntos de contención de viajeros a la entrada de municipios y la provincia, a fin de minimizar el
riesgo de introducción del virus. Foto: Tomada del Facebook de Yoel Macías

Como otro pilar en el accionar santiaguero contra la COVID-19 se crean capacidades básicas para incrementar la posibilidad de procesamiento diario de muestras en el Laboratorio de Biología Molecular, centro encargado de confirmar diagnósticos de todo el Oriente, y ya venció eficazmente el reto de analizar más de 16 000 muestras.

Por todas las vías posibles se trabaja para que la población mantenga la disciplina que aseguró el control en los días de transmisión más intensa, poniendo en práctica el aislamiento físico, el uso adecuado nasobucos, el lavado frecuente de las manos y la existencia y utilización de barreras de contención en los centros de trabajo, único antídoto hasta hoy.

No es tiempo de bajar los brazos

Si algo distinguió a Granma en la fase más crítica de la pandemia en Cuba fue el cumplimiento de estrictas medidas epidemiológicas, al margen de indisciplinas aisladas. Un temprano «cierre de fronteras» resultó una de las normas más eficaces en el complejo combate a la COVID-19.

No es casual que este territorio exhiba una tasa de incidencia de 1,6 por cada 100 000 habitantes, pues solo 13 granmenses han resultado positivos a las pruebas de PCR (Reacción en Cadena de la Polimerasa, por sus siglas en inglés), y los casos «importados» no comprometen la situación epidemiológica porque se cumplió el protocolo de vigilancia y aislamiento.

Aunque nunca los números deben ser el fin, sino el medio para analizar cualquier situación, estas cifras ayudan a comprender que la mayoría de los más de 800 00 habitantes de la provincia cumple las medidas, y por tanto solo el 0,29 por ciento de las más de 4 000 muestras procesadas fueron positivas.

«Desde el 20 de julio vivimos la tercera fase, que deja sin efecto algunas medidas extremas, pero se mantienen otras como el lavado de manos con agua e hipoclorito al 0,1 por ciento en todas las instituciones», señala la doctora Mirlai Licea Illas, jefa del puesto de mando del policlínico bayamés 13 de Marzo, «centinela» de la provincia, pues allí se hacen pruebas rápidas a viajeros que llegan desde cualquier provincia donde hay transmisión del virus.

«Hemos vivido jornadas intensas; el sábado 29 de agosto tuvimos que realizar 112 pruebas. En ocasiones se han juntado hasta cuatro guaguas con viajeros», comenta.

La especialista agrega que además se realizan test rápidos a ciudadanos que visitan familiares en centros penitenciarios y a estudiantes que viajan a otras provincias. A estos esfuerzos se une una constante labor divulgativa de epidemiólogos y doctores en distintos medios de comunicación masiva.

Sin embargo, a medida que se «desescalaron» las regulaciones, comenzaron a hacerse visibles tendencias al relajamiento y a la pérdida de percepción de riesgo. Los signos más preocupantes se expresan en individuos que en aglomeraciones no portan nasobuco, y personas que en la calle ingieren y comparten bebidas alcohólicas, incluso a pico de botella, prácticas que violan lo establecido para las tres fases.

Por ejemplo, en el paseo bayamés de la Avenida Rafael María de Mendive, cada noche decenas de jóvenes acuden con bafles propios a escuchar música «bien pegaditos», sin que ni uno solo porte nasobuco a la vista.

«No es tiempo de bajar los brazos porque todavía no hemos vencido el virus», señala la doctora María Fonseca González, quien labora en el departamento de Epidemiología del 13 de Marzo. Y ella tiene mucha razón: Si queremos mantener a raya al nuevo coronavirus necesitamos concientizar algo supremo: la etapa de normalidad, tan añorada por todos, todavía no ha llegado.

Apagar el foco

Sin alarmismo y con determinación, los tuneros enfrentan las acechanzas del virus Sars-CoV-2. Las acciones de vigilancia y protección están aquí a la orden. Se aprecia en el aumento de las exigencias de las autoridades para que las personas transiten con sus nasobucos y se desinfecten manos y calzados al llegar a una institución.

La fumigación en espacios con mayor afluencia pública es una práctica cotidiana, y en la zona de la frecuentada plaza del Tanque de Buena Vista, las medidas sanitarias cobran inusitada relevancia, pues en su entorno se localiza un foco de transmisión familiar cuyo control es una prioridad.

«Ese foco tuvo fuente de contagio en una persona que llegó a Las Tunas procedente de La Habana e infectó a parte de su familia», asegura el doctor Gregory Antonio Pérez, subdirector provincial de Salud.

Para evitar que ese foco tome fuerza y afecte a otras personas o a comunidades vecinas, el Consejo de Defensa Provincial acordó reforzar la vigilancia epidemiológica e higienización comunal en tres manzanas, y ampliar la búsqueda de sospechosos en la zona de residencia de los positivos descubiertos.

La presencia en las calles de autoridades del orden público e inspectores integrales se hace evidente, y propicia que se use el nasobuco y se respete el distanciamiento físico. Como medida complementaria, se ha limitado el horario para vender bebidas alcohólicas y se higienizan con una solución clorada las calles y avenidas de mayor tránsito.

La vigilancia incluye entre sus prioridades aislar a quienes muestren síntomas respiratorios y registrarlas como sospechosas de portar el Sars-Cov-2, y ampliar la realización de PCR a un espectro poblacional mayor.

Las Tunas se mantiene en fase recuperativa desde julio, pero esa categoría no es una patente de corzo para relajarse. Por el contrario: demanda mayor vigilancia, de manera que la peligrosa enfermedad deje de significar un peligro para el Oriente cubano.

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