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De tal madre tal astilla

Madre e hijo aportan a la producción de alimentos en Holguín. Sus faenas resultan válidas ante el llamado de la máxima dirección del país a consolidar esa tarea, frente a la contingencia provocada por el nuevo coronavirus

Autor:

Nelson Rodríguez Roque

A Villa Bambúllega cada mañana el joven usufructuario Iván Serrano en su carretón, con una cántara de leche fresca que respalda el desayuno del personal de la Salud internado allí, y en ocasiones, además, trae viandas y especias.

En la actualidad, 35 médicos, enfermeras y enfermeros, pantristas, y encargados de ropería, esterilización y limpieza permanecen en esa instalación de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), cumpliendo el aislamiento reglamentado, tras formar parte del colectivo de respuesta rápida que afrontó el primer caso confirmado de la COVID-19 en Holguín. Un equipo multidisciplinario los atiende en el lugar las 24 horas.

Serrano, campesino como su padre, fue administrador de gastronomía; sin embargo, encontró que esta opción de recibir tierras en usufructo era beneficiosa: «El área que trabajo ocupa una caballería, situada en la parte trasera del Cebadero Las Marías, próxima a la Carretera a Guardalavaca. Me dedico, principalmente, al fomento de ganado mayor, pero también he logrado producciones de cultivos varios, entre ellos frutales.

«Me entregaron el terreno en 2017, “perdío” de marabú, el cual erradiqué en más o menos un año, que fue cuando empecé de lleno en el quehacer agrícola. A finales de 2018, ya la finquita producía. En 2019, mis reses dieron 16 mil litros de leche, y en viandas y frutas tuve buenas cosechas».

Vive bastante cerca de Villa Bambú (alrededor de 300 metros), en una vivienda en la misma finca, junto a su esposa e hijos, un niño de tres años y una bebé de casi 60 días. Este asociado a la CCS Antonio Guiteras también comercializa cerdos «con destino a la Empresa Porcina, la leche va al termo previsto para la CCS y las viandas las entrego al Mercado Los Chinos. En lo que ha transcurrido de 2020,“la seca” nos ha golpeado, pero hemos priorizado la obtención de leche y se ha sobrecumplido el plan».

La solidaridad de Iván Serranose fundamenta en «el legado del Comandante en Jefe, quea los cubanos nos une más en tiempos difíciles. Mi forma de luchar para salir de este problema es contribuyendo acá. En el pasado, he hecho donativos al Centro Médico-Sicopedágogico Modesto Fornaris Ochoa y a la Sala Oncológica del Hospital Pediátrico».

En el portón de Villa Bambú, mientras baja los alimentos del carretón, declara: «Me siento satisfecho de tenderles la mano a estos titanes, que velan por la salud del pueblo y de pacientes extranjeros. Ellos arriesgan sus vidas por salvar las nuestras. Están luchando por eliminar la pandemia en Cuba».

Iván en el corazón

En la familia de este usufructuario, otros miembros producen alimentos, labor que la máxima dirección cubana ha llamado a consolidar, ante la contingencia provocada por el nuevo coronavirus.

A Enedina Pérez, su mamá, administradora de la fábrica de galletas Eradio Domínguez, de la Ciudad de los Parques, le corresponde dirigir 53 trabajadores, muchos de ellos en la edad de Serrano, que refuerzan el colectivo y han sido formados en sus prácticas laborales allí, cuando eran matrícula de escuelas de oficios. 

Desde febrero último, la obtención de galletas en la Eradio Domínguez se revitalizó (produce alrededor de cuatro toneladas diarias), pues antes solocompletaba la quinta parte del plan mensual y hoy supera el 50 porciento.

El trabajo,ahora,fluye en jornadas continuas, dada la importancia de responder productivamente. Enedina (Nina entre sus compañeros), manifiesta: «Las galletas son muy demandadas, por su gusto y durabilidad. De 900 pastas cubanas subimos a casi 2 000, y los mantecados (polvorones), que hacíamos más de 7 000, los incrementamos al triple. Paralelo al esfuerzo de nuestro personal de Salud, haremos un aporte igual».

En 16 años que lleva conduciendo la galletería, la Administradora reconoce que la amenaza de la COVID-19 ha sido uno de sus más complejos retos como directiva: «Aquí estamos, en aras de que no les falte comida a los pobladores. Para mantener la higiene epidemiológica empleamos cloro, lejía, jabón, alcohol. Somos muy cuidadosos con la desinfección. No nos falla el agua, de la cual contamos con depósitos importantes».

Ni siquiera en medio de las dificultades del momento se ha renunciado en la fábrica a proseguir las etapas de completamiento de un polígono productivo que ya venció su fase inicial,en el cual se proyecta insertar elaboraciones variadas.

Con la voz cortada a ratos y los ojos lagrimosos,esta mujer que desde otra trinchera libra la misma batalla, recalca:«Mi hijo es motivo de orgullo para mí. Los dos fuimos formados por mi mamá en el seno de una familia humilde. Esa mujer nos enseñó que lo primero es amar a la Revolución y seguir los pasos del Comandante en Jefe.Cuando menos lo imagino, él está haciendo un bien. Lo aprecio mucho y lo llevo en el corazón. Su humanidad es excepcional».

 

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