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Entre tú y yo, ¿puede haber uno más? (+ Infografía)

Con la apertura social al desarrollo libre de la sexualidad es normal la existencia de nuevos enamoramientos y relaciones de parejas que se practican en la actualidad

Autores:

Leyla M. Mancebo Bada
Pedro Sosa Tabío

Isabel y Pedro llevan casi un año de noviazgo y dicen estar muy enamorados. Ambos se presentaron en una fiesta, se gustaron y luego de a poco fueron conociéndose más. Sin embargo, no llevan la tradicional relación de pareja, ellos «acorde a los tiempos actuales y a las nuevas tendencias del amor», tal y como lo definieron, tienen una relación abierta.

Sí, abierta. Se trata de una relación en la que ambos pueden conocer a otras personas y sus integrantes tienen la libertad de mantener relaciones sexuales o afectivas con terceros, esto sin incluir a su pareja en ellos y respetando que la mayor fuente de afecto y compromiso se mantiene en el vínculo cerrado de la pareja.

Ellos nos comentan estar satisfechos con su noviazgo, «no hay reclamos, a veces aparecen un poco de celos pero enseguida pasa, y lo mejor es la libertad de disfrutar y vivir —de manera segura claro— nuestros espacios, añaden. Nada de esto significa que sean menos los momentos que compartimos juntos como pareja, por el contrario, aclara Isabel.

Y es como dice el terapeuta español Antonio Bolinches, en una relación abierta, ambos miembros acuerdan que pueden tener otras relaciones cortas o duraderas. Pero es la pareja primaria la que estructura su vida afectiva, y donde reside el amor con mayúsculas.

«Hoy hay muchas parejas abiertas —explica Pedro—. Los jóvenes experimentamos mucho, y esa falta de compromiso resulta más interesante, te da más seguridad de que no te van a herir. Quien sabe y un día nosotros ya no queramos seguir con esa onda y nos oficializamos de la manera más tradicional, pero mientras tanto nos sentimos bien así».

[Para ampliar el tema escucha el Podcast: Parejas abiertas ¿muere el amor?], donde el programa radial de JR Más que papel abordó el fenómeno.

Foto: Tomada de Internet

Este es solo uno de los tantos ejemplos en cuanto a enamoramientos y relaciones de parejas que se practican en la actualidad. Con la gran apertura social al desarrollo libre de la sexualidad es normal la existencia de nuevas definiciones y formas de explorar la identidad y personalidad humana.

De igual forma con la llegada de fechas icónicas como el 14 de febrero, conocido como Día de San Valentín o de los Enamorados, se desata en la sociedad toda una horda de referencias al amor en su máxima expresión. Y me pregunto ¿acaso podemos en la era posmoderna asumir que el amor es solamente cosa de dos?

Tanto la oficialización de la comunidad LGBTIQ+ y la aparición de nuevas formas consensuadas de relación estable han dado paso a términos como poliamor o relación abierta. Donde se abandonan cánones monogámicos con el fin de vivir el amor de forma plena, en función de las necesidades afectivas de cada individuo.

Foto: Tomada de Internet

Poliamor, swingers…

Otra práctica muy de moda en estos tiempos son las parejas swingers, en la que los miembros de dos parejas se intercambian sus integrantes por un tiempo definido y preestablecido. Sobre ello, Mileyda Menéndez Dávila, editora de la sección Sexo Sentido de este diario, aclara que no se trata de orgías irresponsables o insípidas descargas juveniles (que también proliferan, tristemente).

«A los encuentros swingers se suman mayormente adultos con matrimonios felices, gente dispuesta a oxigenar su vida erótica sin la dispar hipocresía de la infidelidad ni la renuncia al amor cultivado en armoniosa convivencia.

«Hay todo un código de buena conducta en esos grupos, que incluye desde la protección ante embarazos e ITS hasta la imprescindible reserva en cuanto al manejo de información privada. Una de sus claves suele inscribirse en letras grandes en los sitios habituales de encuentro: NO es NO, para dejar bien sentado que la libertad individual es inviolable en cualquier circunstancia» comenta.

También existen las relaciones poliamorosas. Como la palabra lo indica se refiere literalmente a muchos amores y viene condicionado por el hecho científico de que la monogamia no es una cuestión de genética o inherente a la condición humana, sino que es el producto del devenir histórico y social de las relaciones interpersonales.

En la práctica las relaciones poliamorosas son aquellas en las que sus integrantes tienen derecho consensuado a mantener más de una relación de amor, y que en muchos casos sus miembros comparten estilos de vida, domicilio e incluso asumen de forma colectiva la crianza de los hijos. Una de las características de estas relaciones es el compromiso de todas las partes involucradas.

Foto: Tomada de Internet

Para algunos el escoger a alguien exclusivamente, entre tantos, para llevar una vida común, resulta contradictorio, a causa de que el interés sexual y emocional se produce naturalmente hacia más de una persona. Hay quienes plantean que principal obstáculo para disfrutar de este tipo de relaciones son los celos, pero el control de los mismos está dado en una cuestión de aceptación y amor propio.

¡Cuidado con el sexting! en el día del amor

Una adolescente estadounidense, de tan solo 13 años, envió una foto en topless (mostrando los senos) a su novio de 14. Quizás confió en su total discreción, o en que su amor sería para siempre y por tanto él nunca querría hacerle daño. Lamentablemente, no fue así. Al terminar la relación, él envió la imagen a un grupo de conocidos, algunos de los cuales continuaron la cadena de socialización. Para cuando uno de los destinatarios decidió contarle el suceso a sus padres, quienes dieron aviso a la policía, más de 200 adolescentes ya poseían la foto. 

Esta es solo una de las múltiples historias reales que aparecen en el sitio www.sexting.com, del proyecto Pantallas Amigas, al respecto de los posibles daños ocasionados por el sexting, el cual, para adultos o jóvenes mayores de edad, no es necesariamente una mala práctica, pero siempre debe efectuarse con sumo cuidado si no se desea hacer pública la privacidad de los practicantes.

El término proviene del inglés, y es la mezcla de las palabras sex (sexo) y texting (envío de mensajes de texto). «Aunque en el sentido original se limitase al envío de textos, el desarrollo de los teléfonos móviles ha llevado a que actualmente este término se aplique al envío, especialmente a través del teléfono móvil, de fotografías y videos con contenido de cierto nivel sexual, tomadas o grabadas por el protagonista de los mismos», según se explica en el medio virtual Ciberconviu.

Así, aquella vieja canción de reguetón que decía: «pues hagamos el amor por el teléfono», cobra especial sentido en la actualidad. Si tu pareja está lejos, por ejemplo, puede no sonar tan mal el hecho de poder mantener un tipo de encuentro sexual a través de una pantalla, pero muy a menudo se toma «a bonche» la práctica del sexting, realizándolo con alguien a quien no conocemos bien o, incluso, a quien ni siquiera conocemos, sin tener en cuenta los riesgos acarreados.

Foto: Pedro Sosa Tabío

La total conectividad de los tiempos que corren hace posible el hecho de que, en cuestión de segundos, una foto o un video llegue a decenas de personas, o a miles, si se coloca en un sitio público. De esta forma, lo que comenzó como un tipo de acto sexual privado puede culminar en la socialización de partes corporales y comportamientos íntimos de uno o todos los participantes.

La filtración de los contenidos privados puede darse por un acto premeditado de quien los recibe; por un descuido tanto de este como de quien los envía, en caso de que erróneamente alguno termine enviándoselos a un tercero; o incluso por un robo, ya que, si dichos contenidos son almacenados, alguien puede terminar encontrándolos y copiándolos del dispositivo.

Por eso es importante tener en cuenta que este tipo de práctica también debe asumirse de una manera responsable y segura, y entendiendo los riesgos que puede tener.

Según el mencionado sitio de Pantallas Amigas, los posibles daños psicológicos provocados por la divulgación de material enviado durante el sexting pueden ser: ansiedad, depresión, pérdida de autoestima, trauma, humillación, aislamiento social y, en el peor de los casos, pueden devenir en el suicidio.

Infografía: Pedro Sosa Tabío

Hacerlo de una manera segura

Todos estos términos, prácticas, modernidades, o como se denominen, nos demuestran que cada individuo vive a su manera y tiene derecho a su crecimiento intelectual y emocional, pero ante todo debe primar el hecho de asumirlo de una manera responsable y segura.

La apertura de las formas de pensar y sentir, ayuda a lograr empatía con nuestros semejantes, aun cuando no compartamos sus prácticas. Y es que cuando se trata de amor todo aquello que nos enriquezca sin hacer daño a los demás, es válido.

Si amar a una persona es hermoso y placentero, y si además estamos de acuerdo en hacerlo de una manera segura, entonces entre tú y yo, puede haber uno más. 

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