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El Castillo de Santo Domingo de Atarés, enigmática fortaleza militar construida por la colonia española para integrar el sistema defensivo de La Habana tras la ocupacion inglesa, abrirá sus puertas al público el venidero noviembre con motivo del aniversario 500 de la capital.
En la actualidad es una de las pocas fortalezas españolas que no ha sido convertida en museo, y guarda su lugar en la historia como fortaleza militar, sede de la guardia presidencial, prisión y unidad militar.
Luego de cinco años de intensa investigación histórica, arqueológica y arquitectónica, así como de un arduo proceso de construcción y restauración que lidera la Oficina del Historiador de la Ciudad, se podrán mostrar los valores de la obra, dirigida en el siglo XVIII por el ingeniero Silvestre Abarca y con la participación del ingeniero belga Agustín Crame.
Nestor Sad, inversionista del Departamento San Isidro de la Oficina del Historiador, revela a Juventud Rebelde que la fortaleza, con forma de hexágono irregular, sin baluartes y coronada en sus vértices por garitas de igual figura geométrica, estaba en un avanzado grado de deterioro.
«Hemos respetado los elementos constructivos fundacionales. Por ello hemos debido sortear no pocos retos. Al mismo tiempo ha sido un descubrimiento fascinante, pues hallamos el polvorín, encontramos los sillares originales, buena parte de las municiones que se almacenaron aquí, el cementerio…
«Reconstruimos las claraboyas, repusimos los sillares de manera artesanal, tal y como se hacía en aquella epoca, y los lucernarios, a partir de la elaboración realizada en el país, por lo que no fue necesario importarlos. Esta es una construcción impresionante, enclavada en un sitio único».
Andy Gómez Hernández, es-pecialista de los museos ar-queológicos de la ciudad, adelanta que «además de ser un museo de sitio, tendrá un área polivalente para diferentes fines. Mostraremos una colección excepcional que agrupa diferentes objetos llevados a escala 3D de las construcciones y dibujos militares de Leonardo Da Vinci, que estaban en el Convento de San Francisco de Asís, y elementos que resumen la historia militar de los siglos XVII, XVIII y XIX.
«Inauguraremos salas monográficas con nuevos códigos de lectura para atraer al público joven a los museos. Tendremos pantallas para audiovisuales y algunas para la interacción, similares a las que se encuentran en el Palacio del Segundo Cabo.
«Ha sido interesante la reacción del público que se sumó este verano a la ruta El sistema defensivo de La Habana colonial, como parte del proyecto Rutas y Andares, porque por primera vez pudieron visitar la fortaleza, aún inmersa en labores constructivas», concluyó.
