Fábrica de pienso Chichí Padrón Autor: Carlos Rodríguez Torres Publicado: 21/08/2019 | 08:38 pm
Santa Clara, Villa Clara.— Una circunstancia crítica a finales del pasado año con la disponibilidad de materia prima abrió las puertas para modernizar la villaclareña fábrica de pienso Chichí Padrón, que estaba prevista desde 2015.
La decisión fue rotunda: Si no podemos producir ahora, vamos a meterle mano a la inversión para exprimir al máximo la obligada parada. Nada de pasar la mano a los hierros; llegó la hora de realizar, de la manera más rápida posible, la modernización con tecnología alemana, que tanta falta hace a la economía del país.
Con esos antecedentes arrancó la inversión que está en punto de mate, tras un bregar relativamente expedito. Empezó en noviembre de 2018 y debe entrar a producir el próximo 30 de septiembre.
Esperamos arrancar el próximo 30 de septiembre, afirma José Gustavo Jiménez González, director de la entidad. Foto: Carlos Rodríguez Torres
Con absoluta seguridad lo expresa el director de la entidad, José Gustavo Jiménez González, aunque, por si acaso, desliza: «Si no hay un imprevisto material».
Para reafirmar el porqué esgrimió esa alusión, amplió: «Mira, ahora mismo tenemos dificultades con el oxígeno y el acetileno destinados a la soldadura y corte de planchas, así como con el hormigón para fundiciones interiores de la fábrica. Esperamos que se resuelvan pronto».
En el diálogo con Jiménez González con el fin de develar lo que les cuento y atando cabos aquí y allá, afloró que el mayor esfuerzo lo ha requerido la reparación capital de la línea de transportación de la materia prima desde los silos hasta los molinos, pues no se contempló una nueva en la actual inversión.
Cuando solté, sorprendido, pero cómo, el directivo explicó que hay un plan de desarrollo hasta 2030 que incluye la construcción de dos nuevos silos para aumentar el nivel de almacenamiento. Además la línea de transportación coloca los componentes para fabricar el pienso en seis tolvas que son las que suministran directamente al proceso de molienda.
Otra de las ventajas de lo realizado radica en que al contar con tres trituradores se podrá utilizar uno de reserva para posibles roturas y garantizar los mantenimientos a los que estén en funcionamiento.
Entre el pretérito y el presente
La Chichí Padrón, inaugurada en la década de los 70, poseía una tecnología de avanzada para esa época, pero los años dejan, además de las huellas tangibles en la estructura, desgaste en la maquinaria, que se vuelve obsoleta con el paso de los almanaques.
La reconversión tecnológica era imprescindible porque, lógicamente, también había aumentado la necesidad de una mayor cantidad de pienso, resultado de los crecimientos en la cría de animales.
Antes, la fábrica contaba con cuatro molinos con una capacidad de ocho toneladas por hora cada uno y una sola línea de empaque, y producía 60 000 toneladas de pienso al año.
El proceso fabril era prácticamente manual y, consecuentemente, requería una labor más ardua de la fuerza de trabajo, consumía más energía eléctrica y perjudicaba en cierta medida el medio ambiente.
Ahora la fábrica, cuya ejecución sobrepasa el 85 por ciento en el montaje y la construcción civil, prácticamente duplicará la producción con 110 000 toneladas anuales.
Para ello cuenta con tres molinos con capacidad de procesar 25 toneladas por hora cada uno y dos líneas de empaque, aunque la mayoría del producto se transportará a granel.
La modernización conllevó la instalación igualmente de dos mezcladoras, motores de alta capacidad, silos, extractores de humo y de polvo, y la ejecución de cuatro fosas con su talón para el almacenaje de carbonado de calcio, fosfato de calcio, sal común y un componente proteico que se les añade al maíz y la soya después de la trituración.
En realidad se trata, prácticamente, de una nueva instalación, como lo confirma el hecho de contar con una automatización del proceso fabril del 80 por ciento que incluye a los molinos, las mezcladoras y la parte del agregado de los referidos componentes.
La base del 90 por ciento de ese producto, del cual fabricarán alrededor de 18 tipos, está integrada por maíz y soya, y un diez por ciento de una mezcla proteica. La mayor cantidad, 51 000 toneladas anuales, será para la avicultura, y otros destinados a la rama porcina, ovino- caprina y al ganado mayor.
Con la calidad por delante
El lenguaje de Disnel Romero Pérez, inversionista al frente de la obra, irrumpe desenfadado, matizado por un entusiasmo contagioso que apuntala con precisión para referirse a las obras.
En lo hecho hasta ahora, y en lo que todavía se hace, el control para garantizar la calidad ha sido riguroso, empezando por los jefes de brigada, que ejecutan directamente los trabajos, hasta los demás directivos.
Aquí toda parte de la obra terminada tiene que certificarse su calidad por las empresas que les corresponde esa función, es decir, dar el visto bueno.
Así que entre tantos ojos al tanto de los trabajos, a pesar de que pueden acontecer deslices, si descubren un fallo pues a rectificarlo, previo análisis del porqué ocurrió.
Donde hubo que sudar más
Cuando en pregunta rutinera indagué dónde hubo que realizar el más sostenido y continuo bregar, tanto el Director de la entidad como el Inversionista coincidieron en que fue en la reparación capital del sistema de transportación desde los silos hasta los molinos.
Se entiende fácilmente porque resulta más fácil, si se quiere, instalar equipos nuevos que fajarse a reparar una estructura y una maquinaria con muchos años en explotación y dejarla como nueva.
La tarea le tocó a la brigada de mantenimiento, que bajo el liderazgo de Ricardo Franco, su jefe, realizaron una encomiable labor que ya fue terminada, según enfatizó Jiménez González, director de la entidad.
En definitiva la Chichí Padrón, que será la tercera mayor productora del país, después de las de Cienfuegos y Holguín, está a las puertas de echar a andar su engranaje para garantizar el pienso a Ciego de Ávila, Sancti Spíritus, Isla de la Juventud y Villa Clara.
¡Enhorabuena! Y que la buena arrancada, así debe ser, valide el esfuerzo de sus constructores y los recursos invertidos.