Actividades como estas demuestran que todos pueden participar. Autor: Abel Rojas Barallobre Publicado: 17/08/2019 | 08:18 pm
Hacía calor y bajo el ranchón se deslizaba un aire tibio. Los bafles emitían una música de fiesta en el círculo social Esteban López Hayné, a la entrada de la ciudad de Ciego de Ávila. En su parqueo, en los quioscos alineados, las familias hacían colas para comprar confituras; mientras en el parque los niños jugaban con las opciones que la Dirección Provincial de Deportes había llevado.
Un ring de boxeo, saltos y competencia de la soga y habilidades, de donde salían las exclamaciones más diversas. La iniciativa formaba parte de la Zona Joven, un nuevo proyecto que la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) comenzó a desarrollar este verano en el país para ampliar las opciones de esparcimiento y participación en las comunidades con el apoyo de distintos organismos e instituciones. La idea: no solo brindar recreación, sino también movilizar, ayudar, embellecer, unir y brindar espiritualidad.
Pero ahora, en medio del bullicio del López Hayné, le tocaba al ranchón. Allí comenzaba la otra parte de la fiesta. Los integrantes de la Colmenita salen con su vestuario. Los padres se encuentran a la expectativa. ¿Quién de los niños bailará mejor? Lo que desconocen, es que ellos, los papás, también van a bailar en esta Zona Joven.
Amor con amor se pega
Ciego de Ávila tuvo en días previos a este domingo una Zona Joven gigante: de viernes a domingo, tres días de actividades en distintos puntos de la ciudad capital, que se combinaron con una jornada de saneamiento en áreas del Parque de la Ciudad.
«En la provincia debemos organizar 50 espacios de este tipo y hasta el momento se han hecho 37, sobre todo en comunidades aisladas o con dificultades en la recreación», explicó Alberto Echemendía Manzanares, miembro del Buró Político-Ideológico del Comité Provincial de la UJC.
La División y Orlando González, en el municipio de Majagua; Pesquería, en Baraguá; Tamarindo, en Florencia, o La Norma, en Ciro Redondo, localidad donde se realizó un trabajo voluntario de siembra de caña en la misma zona donde el Che probó las primeras combinadas cañeras, son algunos de los lugares donde la UJC avileña ha desarrollado esta iniciativa.
«Una de las cosas más importantes de la Zona Joven es lo que ella le ha aportado a la juventud. Esa posibilidad de intercambiar con los pobladores, ayudarlos, darles espacios de participación, crear un movimiento para embellecer la comunidad con recursos propios y sentirnos parte de ellos, en mi opinión, ha sido muy importante», enfatiza Alberto.
En la ciudad de Santa Clara existe un sentimiento similar: amor con amor se paga. Andy Lay González, presidente de las Brigadas Técnicas Juveniles aquí, evoca lo impresionante que fue sentir el agradecimiento de los discapacitados, a quienes los militantes de la UJC les tendieron una mano en la reparación de sus viviendas; unido al remozamiento de tarjas y obeliscos, actividad a la que se sumaron también residentes de los lugares donde están los monumentos y que permitió repasar el hecho histórico que honran.
El impacto de este proyecto para incorporar espacios de recreación y participación se pudo apreciar por Juventud Rebelde también en distintas áreas de la capital cubana. Esa fue una de las virtudes que elogió Diego Miranda Sousa, estudiante del preuniversitario capitalino Manolito Aguiar, quien llegó hasta la Zona Joven de La Habana Vieja, mediante el proyecto comunitario Armonía.
Apuntó que era un privilegio ser parte de la iniciativa de la UJC, pues así ponía en práctica sus habilidades como barbero, oficio que ha aprendido en el proyecto, y además, porque aprovechaba su tiempo del verano en algo útil. «Momentos como estos se deben repetir, porque aportan vivencias muy ricas», expresó.
La adolescente Amanda Díaz aseguró que fue muy buena la actividad porque pudo jugar y no permaneció aburrida, como a veces ocurre en su barrio. Confiesa que tuvo diversidad de opciones para pasarla bien. Maykol Pérez, por su parte, expresó que tuvo una nueva oportunidad para divertirse en este verano.
Al final de la tarde, Elizabeth Martínez, una de las vecinas del Barrio Chino, dio cuenta de lo sucedido allí: «Fue un éxito en organización, hospitalidad, diversión y aporte. Todo ha sido muy bueno para que la gente de aquí se sienta bien por la gran variedad de opciones a las que pudimos acceder y siempre con la doble visión de disfrutar y de aprender».
Un aire que baja de la montaña
Como en todo Santiago de Cuba, las montañas señorean en Mayarí Arriba, poblado cabecera del municipio de Segundo Frente. Un aire fresco, brisa de monte y loma, baja de la Sierra Maestra; sobre todo al caer el día, cuando en una tarde noche en el corazón de la comunidad, sus habitantes latieron al ritmo de una Zona Joven.
Los alrededores de la Plaza central, del cine Los Andes, las áreas del Combinado Deportivo Aurelio Janet, comercios e instituciones se transformaron en una auténtica Zona Joven. Con esta iniciativa, la juventud santiaguera resumía el proceso al 11no. Congreso de la organización en la base. Por eso nadie faltó.
Estuvo el Inder, con sus mil opciones para el disfrute sano desde el ejercicio físico, que incluyó desde una sarabanda gigante, que puso a todos a bailar; el palo enceba’o, y los partidos de la copa de fútbol 13 de Agosto, y hasta las exhibiciones de deportes como el boxeo, los juegos de mesa y muchas otras atracciones.
Tampoco faltó la Feria, que ha devenido en tradición los días de fiesta en Santiago de Cuba, con la venta de frutas, caldosa, confituras, artículos para el hogar y hasta el clásico puerco asado en púa, que hicieron las delicias de los jóvenes mayariceros y sus familiares.
«Entre los propósitos de la tarde estaba dejar la huella joven en aquella comunidad», dijo Osuny Diéguez, primera secretaria de la UJC en el serrano municipio.
Los integrantes de las estructuras juveniles del consejo popular Mayarí Arriba pusieron su mejor empeño para acondicionar y embellecer el combinado deportivo en el que al final de la tarde recibieron a jóvenes de varios municipios de la provincia y a dirigentes juveniles del país, incluyendo integrantes del Buró Nacional de la UJC.
«Estamos aquí, en esta, una de las actividades más importantes del proceso del 11no. Congreso, para mostrar esta juventud comprometida, que se encuentra con su momento, que sabe hacer cosas útiles por su Revolución», dijo a los nuevos mayariceros participantes Susely Morfa González, primera secretaria del Comité Nacional de la UJC, a su llegada.
Cuando por fin la noche cubrió con sus sombras el poblado, el terreno del Aurelio Janet sintió acampar la alegría. Desde un verdadero campamento de tiendas multicolores tuvo lugar el intercambio. Algunos rememoraban las emociones del inolvidable juego de quiquimbol con el que se desdoblaron en la tarde. Otros sudaban desde un buen casino o seguían el ritmo al DJ de la discoteca de la localidad.
En la tarima de la Plaza, artistas aficionados y proyectos de la Brigada José Martí de la localidad regalaron su arte; nuevas amistades crecieron, y la fogata, a media noche, les hizo revivir otros tiempos
«Aquí todos podemos participar», expresó Reinier Rodríguez Gámez, quien el próximo curso comenzará el 7mo. grado en la secundaria de San Benito, después de vencer a su amiguito Leobanis en la exhibición de boxeo, una de las actividades que más público atrajo.
«Leobanis y yo entrenamos en el Combinado Deportivo y estas actividades, además de recrearnos, nos ayudan a mostrar lo aprendido, pues cuando sea grande yo quiero ser boxeador como Teófilo Stevenson», reiteró feliz el muchacho.
Una Zona de verano
«¡Dale, dale, tú puedes!». «¡Hala duro! ¡No dejes que te ganen!» «¡Vamos muchachos, ¿dónde está la juventud?!». «¡Pasa la pelota, no la regales!». «¡Asere, siempre pierdes! ¡Mi equipo es el mejor!». Así, entre vítores, reclamos, saltos, gritos y mucha alegría, se vivió una jornada vespertina en el pinareño consejo popular Cuba Libre, del municipio cabecera.
Se trata, de un sitio en el que se prioriza el trabajo en colectivo y la creación de espacios para el disfrute de las nuevas generaciones. Danza, música, teatro, juegos de participación y rifas, figuraron entre las propuestas de esta Zona Joven.
«La idea es excelente, máxime si tenemos en cuenta la necesidad de que exista un intercambio permanente entre los jóvenes y el barrio, sobre todo en comunidades complejas, como esta, para lograr que ellos sean los protagonistas de todo cuanto se haga, que participen y se motiven», dijo Juana Rafaela Puerto Corvea, presidenta del consejo popular.
Y la también diputada a la Asamblea Nacional del Poder Popular agregó: «Nosotros estamos muy satisfechos, por las relaciones que mantenemos con la UJC y el apoyo que nos dan para realizar las actividades. Además, el pueblo lo necesita y lo agradece.
«También es válido reconocer cómo se hacen sentir los miembros de la Brigada de Instructores de Arte José Martí, quienes comparten escenario con el talento artístico que tenemos en nuestros repartos y se unen a las propuestas de nuestros proyectos socioculturales».
María Caridad Cancio Machuat, quien desde hace 11 años vive en la zona, comentó que con estas ideas los muchachos se divierten mucho y «los padres estamos tranquilos. Sabemos que no tienen que salir de casa para encontrar diversión. Además, de esta forma quienes no puedan ir a una playa, a un campismo u otra reservación, tienen aquí la posibilidad de vivir el verano».
Su hija, Isbelys María Friol Cancio, de 22 años de edad, no dudó al responder que «iniciativas como estas propician el intercambio sano, motivan a la juventud a sentirse partícipes de lo que se lleva a cabo en el barrio, contribuyen a mantener la tranquilidad ciudadana y nos incentivan a acercarnos a las organizaciones políticas, sociales y de masas, no solo mediante fiestas, sino también a partir de los conversatorios, los trabajos productivos y demás actividades que realizamos en beneficio social».
Irina Ferrer Fernández es otra vecina. Ella tiene apenas 22 años y dentro de pocos meses será mamá por primera vez. Hace un tiempo que permanece de reposo en casa, sin embargo, nos confesó que ha vivido este verano como ningún otro.
«Soy un poco casera, pero me encanta sentarme en el portal y ver cómo los muchachos se divierten, incluso cómo logran que los mayores se unan a sus juegos, y se siente muy bien la verdad. A mí me ayuda a liberar estrés —dice entre risas—, y gracias a las actividades no he tenido que salir de casa para sentir que estamos en verano», confesó.
Llegó, prendió .... Y se queda
Cuando habla de la Zona Joven, Susely Morfa González, enseguida apunta a la visión de que la UJC genere espacios de participación real y movilización dentro de la sociedad cubana, y, además, contribuya a la vida espiritual, precisamente, en las zonas de mayor complejidad social.
«Zona Joven es un proyecto de intervención comunitaria, que promueve el aporte de los más nuevos en acciones concretas de beneficio social y la generación de espacios culturales, deportivos y recreativos. Nos propusimos esta idea buscando atraer a los jóvenes a esas comunidades que tanta falta les hace su aporte no solo en el escenario estudiantil o laboral sino también en lo social.
«A partir de esa concepción tuvo su estreno en El Golfito, sitio muy conocido entre los habitantes de la capital cubana, ubicado en el municipio de La Habana del Este, con una movilización de los habitantes del lugar y los participantes del Pleno del Comité Nacional de la UJC —celebrado en junio último— en apoyo al saneamiento ambiental de esa área costera».
Susely explica que «se han planificado más de 900 zonas jóvenes en igual número de localidades. Hacia allí se ha volcado la juventud y, aunque nuestra organización es la que lidera el proyecto, también se ha contado con el apoyo de las autoridades de la comunidad, del Partido y el Gobierno...
«¿Cómo lo hacemos? A partir de un diagnóstico comunitario sabemos de las necesidades de esa comunidad, y el día señalado se hacen talleres, se aporta también en la economía, en obras de choque... Por eso hay muchas edificaciones que tienen el toque joven porque se han hecho viviendas a las familias beneficiadas con los subsidios, se han construido o reparado parques infantiles, obras vinculadas con el comercio y la gastronomía, como sucedió en La Habana».
Todo eso, refiere, contribuye a que los jóvenes se sientan útiles; vean las realidades de nuestra sociedad y aporten a que se viabilice y se facilite muchos servicios. «Creo que lo mejor de esta iniciativa es que nuestro pueblo también vea la utilidad de la juventud y que las nuevas generaciones aporten y acompañen los procesos socioeconómicos, políticos y sociales de nuestro país.
«Hemos visto como los jóvenes se han apoyado en su creatividad, pues tienen varios proyectos, tanto en las universidades como en los centros de la enseñanza media superior y a través de la comunidad. Por lo tanto se mezcla la cultura y el deporte, y surge así un día muy bonito al regalar un día diferente; pero, debemos aclararlo, en esta visión el principal protagonista es el pueblo y la comunidad», señala.
La Primera Secretaria de la UJC apunta varios principios que caracterizan a la Zona Joven: no hay cifras a alcanzar ni planes que cumplir. Se diseña en cada lugar, se decide y se organiza de manera colectiva, teniendo en cuenta las características e intereses de los jóvenes y, sobre todo, que se realice en los lugares donde más puede aportar esta suerte de fuerza joven especial, siempre en coordinación con las autoridades de la comunidad, el municipio y la provincia.
«Tampoco hay recetas para hacer las cosas —enfatiza—. Solo dimos la idea de que se escogiera a partir de las características que explicamos anteriormente y que cada cual propusiera los lugares. La Habana, por ejemplo, tiene alrededor de cien zonas jóvenes; pero los dirigentes de la UJC provincial fueron los que identificaron dónde se debían realizar, en qué barrio o lugar específico, en cuál municipio debían involucrar a los jóvenes.
«Otra oportunidad de este espacio es que, incluso, los jóvenes que se encuentran desvinculados del estudio y el trabajo se han sumado también y han encontrado facilidades dentro de los proyectos comunitarios que se ofertan porque también sirven para promover estos proyectos. Sencillamente, la gente los ve y quieren incursionar.
«Como mismo sucedió con la Conexión necesaria, otro proyecto liderado por la UJC durante el pasado congreso, las zonas jóvenes han sido un modo de estudio, de empleo, de superarse en un oficio. Insistimos en algo: no puede haber una receta única, porque no todos los lugares son iguales, pero sí se debe tener un fin y un objetivo. Creo que, a diez días de acabarse, esta iniciativa ha sido una idea que prendió, que gustó, que ha sido útil y ha aportado. Del verano han salido reconocimientos a estas jornadas y creo que ellas deben quedarse de manera permanente».
Actividades como estas demuestran que todos pueden participar. Foto: Odalis Riquenes Cutiño
Diferentes obras sociales, como esta del Barrio Chino, en la capital, tendrán un toque joven. Fotos Abel Rojas Barallobre
En la Isla de la Juventud se ha vivido un verano diferente. Foto: Casandra Almira Maqueira