Equipo que representó a Cuba en la olimpiada. Autor: Tomada del Facebook de Joel Suárez Pellé Publicado: 22/07/2019 | 10:17 pm
«Nos habíamos propuesto superar la actuación de Cuba el año anterior y lo logramos», afirma Hermen Ferrás Martell, quien se alzó con una de las cuatro medallas de oro que otorgó la 21ra. Olimpiada Centroamericana y del Caribe de Matemática, que se realizó recientemente en República Dominicana.
«Durante tres meses nos preparamos de manera especial en el Centro Nacional de Entrenamiento y los resultados fueron buenos. Nos llevamos también una plata y un bronce; y quedamos en cuarto lugar por países. En la edición del año anterior habíamos alcanzado solo una medalla plateada y dos bronceadas», precisó.
Hermen acaba de terminar el 10mo. grado en el Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas Vladimir Ilich Lenin. Anteriormente había participado en otros concursos, nunca interna-
cionales.
«Empecé a acudir a concursos de conocimientos desde que estaba en la enseñanza primaria. En los tres años de secundaria, que los cursé en la Rubén Martínez Villena, del Vedado, tenía una profesora, Rita, que me preparó y asistí a concursos a nivel nacional, aunque nunca cogí medalla.
«Esos eventos son una buena manera de medir los conocimientos que uno tiene, por eso me gustan. Ahora en 10mo. grado gané el concurso nacional y por ello fui elegido para formar parte de la preselección para las olimpiadas internacionales, y aquí están los resultados», puntualizó.
Jabel Reséndiz Aguirre también está en la Lenin, y alcanzó plata en el mismo certamen. «No empecé tan temprano como Hermen en los concursos—destaca—, pero cuando estaba en 9no. grado en la secundaria básica Jorge Ricardo Masetti, del municipio de Playa, logré bronce en el certamen nacional», señaló.
—La Matemática no es una asignatura fácil para la mayoría. ¿Por qué les gusta a ustedes?
—Me gusta la Matemática, y también la Física. Cuando estaba en la secundaria fui a concursos de esa asignatura, sin embargo, al llegar al preuniversitario había que decidirse por una y me fui por la Matemática. Es muy útil. Es la base de todas las ciencias; sin ella ninguna otra funciona, señala Hermen.
Añade que estos ponen a prueba los conocimientos y los nervios. «La complejidad en el temario va de menor a mayor con respecto al grado de dificultad, con preguntas de Geometría, Álgebra, Combinatoria y Teoría de números, y te dan un tiempo para resolverlo».
Por su parte, Jabel destaca que le gusta «porque no hay que memorizar o recordar fórmulas como en otras ciencias. Aquí es dominar los elementos y tener agilidad para resolver los ejercicios».
—Mas todo no fue concurso…
—Claro que no, expresa Jabel. Nos llevaron a pasear por la zona colonial de Santo Domingo y visitamos lugares de interés. También fuimos a una playa y nos hicimos de muchos amigos.
«Compramos un dominó —refiere Hermen—, algunos sabían jugar; otros no. Casi ninguno conocía bien la esencia del juego y lo que hacían era poner las fichas. Nosotros les enseñamos que es muy bueno para la Matemática y para ejercitar la mente».
Recuerda Jabel que los muchachos de otros países lo que más conocían de Cuba era Varadero, y «nos hacían muchas preguntas sobre cómo son las cosas por acá, los estudios; querían saber más de nuestro país y nosotros de los de ellos. Ahora mantendremos la amistad gracias a las redes sociales».
Hermen y Jaber no quisieron dejar de mencionar a Francisco Ernesto Préstamo (bronce), de Camagüey, y a Darío López, de Matanzas, quienes también formaron parte de la delegación cubana a esa lid; tampoco a Yoelvis Labañino, el profesor que los acompañó, y a su entrenador en la Lenin, el profesor Evidio Hernández.
Mientras Hermen le va al Real Madrid, escucha rock melódico y juega baloncesto, Jabel es fan del Barcelona, disfruta la música cubana y practica el atletismo. No obstante, esas diferencias no mellan la amistad consolidada en la Lenin, donde comparten el gusto por la Matemática.
—¿Cuántas horas dedican a los estudios?
—Muchas —responde rápidamente Hermen—. Entre las clases y el estudio individual es prácticamente todo el día.
—Ahora que están de vacaciones, ¿qué van a hacer?
—Estamos sin planes —dice Jabel—; que las vacaciones nos sorprendan.
—¿Y el curso que viene, de nuevo para las olimpiadas?
—Bueno, hay que empezar de nuevo, las provinciales, nacionales, y ver
si llegamos a la preselección —expresa Hermen, mientras Jabel afirma con la
cabeza y acota: «Ya veremos, disposición hay».
Una ciencia que es vida
Cuenta su mamá, Nidia Bernárdez Chávez, que su hijo, Francisco Ernesto Préstamo, dejó asombrados a todos en la familia cuando siendo aún un niño de prescolar aprendió a jugar ajedrez prácticamente solo.
A «Paquitín», como le nombran sus parientes y amigos más cercanos, el movimiento de las piezas del juego ciencia lo atrapó sin imaginar que ejercitar el pensamiento, la observación y la concentración formarían parte de su vida.
«En ese momento no podía imaginar lo que serían esas palabras en mi vida, pero ciertamente jugar ajedrez me entrenó para lo que luego sería mi pasión: la Matemática», dijo este joven camagüeyano de 16 años, quien culminó el 10mo. grado en el Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas Máximo Gómez Báez.
Quienes lo conocen afirman que Paquitín pasa gran parte de su tiempo entre números, fórmulas y problemas complejos. Sin embargo esto no es una molestia para el muchacho ni le quita belleza a su vida.
«Todo es más fácil cuando algo te gusta y yo amo la Matemática, lo que me exige sacrificio, porque hay que entrenar, incluso, hasta los sábados, y cuando se acercan las competencias, nada es más importante que eso para tener un buen resultado.
«Siempre hay algo que mejorar, algo que estudiar. Son cuatro áreas del conocimiento para las que hay que estar preparados: Teoría de números, Discreta, Álgebra y Geometría. Puedes preferir una, en mi caso la Discreta, porque son juegos de mucha teoría, pero si no sabes de todas, y no las ejercitas, entonces no clasificas», señaló.
Sobre cómo llegó a destacar en el mundo de los números, Paquitín reflexionó que «fue un proceso largo, aunque dicen los “profes” que nací con esa vocación. Durante la primaria los maestros me entrenaron y obtuve buenos resultados. Luego en secundaria logré bronce en 7mo. grado y plata en 9no., en las competencias nacionales, lo cual me reafirmó que este era mi camino», señaló.
Acerca del valor de la Matemática aseveró que esta ciencia está en todo. «He aprendido que es vida, bella y que cura. Sin ella no se hubiera avanzado en el tratamiento de múltiples enfermedades, como el cólera y el sida; por eso mi futuro estará siempre unido a esta materia. Sueño con ser cibernético, con una carrera que tenga que ver con la Matemática».
Para este adolescente —aunque estudiar es su prioridad—, no es cierto lo que se dice sobre los jóvenes que como él deciden introducirse en el mundo de las ciencias. «No siempre andamos con las libretas y los libros bajo el brazo. Hay tiempo para todo y en mi caso me gusta jugar fútbol, voleibol y baloncesto, bailar un poco, departir con mi familia, mis amigos, y principalmente con mi novia, pues soy romántico».
Olimpiada por dentro
A la 21ra. Olimpiada Centroamericana y del Caribe de Matemática, con sede en Dominicana, asistieron 13 naciones y 50 estudiantes, quienes tuvieron que resolver un examen integrado por seis problemas inéditos propuestos por matemáticos profesionales de todos los países participantes.
Los cuatro primeros lugares por naciones fueron México, El Salvador, Colombia y Cuba. El número de medallas de oro, plata y bronce representó alrededor del 50 por ciento del total de participantes.
La competición se realiza mediante dos pruebas en dos días consecutivos y cada una tiene una duración de cuatro horas y media. Los dos exámenes son escritos con tres problemas cada uno y una puntuación máxima de siete puntos. Cada concursante trabaja de forma individual.
Se otorgan medallas de oro, plata y bronce, así como también menciones honoríficas a aquellos estudiantes que no habiendo alcanzado la puntuación mínima para obtener una medalla de bronce, hayan obtenido la puntuación máxima (siete puntos) en alguno de los problemas de la competencia.
Asimismo, se podrá otorgar uno o más premios especiales a aquellas soluciones muy significativas u originales. Cada participante recibe un diploma que acredita su participación y, de ser el caso, el tipo de premio que obtuvo.