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Al pan, pan… si la harina es mejor

Lo sucedido en diciembre pasado, cuando se afectó la calidad de material elaborado en la UEB Cereales Cienfuegos, por violaciones en los procedimientos de mezcla del producto acumulado, las condiciones de almacenamiento y el estado constructivo de los silos, comienza a revertirse ahora con una necesaria inversión

 

Autor:

Laura Brunet Portela

CIENFUEGOS—. «En el mes de diciembre, la harina producida en la unidad empresarial de base (UEB) Cereales Cienfuegos presentó afectaciones sensoriales importantes en cuanto a aspecto y olor, lo que generó una reducción acentuada en sus cualidades panaderas, originado por la materia prima utilizada, como consecuencia de violaciones en los procedimientos de mezclas del cereal almacenado, las condiciones de almacenamiento y el estado constructivo de los silos».

Así se detallan las causas y condiciones de este suceso en la versión oficial de la Empresa Cubana de Molinería, en la carta publicada el 25 de enero de 2019 en el semanario 5 de Septiembre.

Según manifestó a JR Isbel Radamés Vanegas Presno, director de la UEB Cereales Cienfuegos, en una entrevista realizada en medio de los acontecimientos, «esta UEB labora todos los días, 24 horas; por ende, tiene un nivel de desgaste que requiere aseguramiento y recursos para mantener los niveles productivos. En tanto no entren los medios que necesita la industria para el mantenimiento, no podremos elevarlos».

Tras el primer campanazo que resonó desde el molino cienfueguero y que repercutió en un producto tan sensible en la dieta de los cubanos como el pan, comenzó una pesquisa profunda de las condiciones productivas, de almacenamiento y transporte. A raíz de esto fue necesario rescatar de la gaveta un proyecto inversionista en solicitud desde el año 2009.

El área de molinería también requiere una inyección de piezas para moler trigos de mayor calidad.

El primer eslabón

La descarga es la primera pieza del engranaje productivo. Si no funciona de manera rápida, dentro de las condiciones establecidas en el contrato y de acuerdo con los términos temporales pactados por ambas partes, entonces se incurre en el pago por sobrestadía de los barcos en puerto cubano. Por este concepto, en 2018 la Empresa Cubana de Molinería debió abonar cifras millonarias.

Desde que en 2016 las torres de aspiración originales fueron retiradas del servicio por falta de mantenimiento y piezas de repuesto, varias medidas alternativas intentaron suplir la labor de estos brazos mecánicos en la descarga en el puerto. Con más de tres décadas de explotación, ambas disminuyeron considerablemente su rendimiento, que al principio era de 150 toneladas por hora (t/h) cada una. El desbalance entre el consumo energético y la descarga dio el tiro de gracia a las viejas maquinarias.

«Habilitamos una tolva para bajar el trigo, pero posee sus desventajas. La principal es que es a “jaiba” —manifestó Oslay Quintana Vázquez, ingeniero de electricidad y automática de la UEB, refiriéndose al brazo del aparato—, una forma mucho más ineficiente en cuanto al tiempo y la velocidad, y derrama mucho producto».

Mientras la extremidad de la tolva se extendía, alzaba y dejaba caer su carga, los operadores del área recogían en sacos no pocas cantidades del cereal que se esparcía por el suelo. Los granos acopiados en tierra ya no eran aptos para el molinado, con el fin de hacer harina de trigo, y se empleaban entonces en otros propósitos que no respondían a la principal misión de la UEB.

Desde finales de mayo «funciona una torre de aspiración que succiona 300 t/h, un impacto significativo en la descarga y en los grandiosos pagos por sobrestadía que el país hace», dijo Sandra Abreu Rodríguez, directora de Proyectos de Descarga y Entrega.

El contrato firmado con la empresa belga que produce estos equipos establece una entrega de piezas de repuesto —que ya se encuentran almacenadas en Cienfuegos— como parte del pago inicial, y además Cuba tiene derecho        y prioridad para comprar otras por espacio de una década.

Con un monto total de 15 millones, el proceso inversionista de la UEB Cereales Cienfuegos profundizará en importantes áreas del proceso productivo. La primera fase, que ya ha culminado, incluyó el montaje y puesta en marcha de la torre succionadora Vigan, la reparación de la bandeja eléctrica del equipo, así como el cambio de 200 metros (m) del transportador de cadena, por uno más amable con el grano, que funciona a partir de bandas en movimiento, con capacidad para acarrear 300 t/h.

Explica Abreu Rodríguez que la nueva tecnología para trasladar el producto no daña los granos, que antes llegaban golpeados o partidos y con mayor propensión a humedecerse. «Esto provoca que durante el almacenamiento se incrusten en los bajantes de los silos, en las paredes, y también afecta su rendimiento en el proceso de molinado», agregó.

En la segunda etapa se sustituirán los restantes 600 m de la estructura del transportador, tendrá lugar el montaje de los equipos de la torre de prelimpia —donde se depuran los granos antes de almacenarlos—, se repararán los viales del área de sala de máquinas y se sustituirá un compresor.

Para los silos la inversión solo incluye una limpieza mecánica y el montaje de sensores de temperatura y control de humedad que permitirán chequear con certeza el estado del trigo, para que no vuelvan a ocurrir «daños a la proteína del trigo en el proceso de conservación y almacenaje, porque no tenemos métodos de control de temperatura, ni cómo airearlos, como está establecido», según expuso Vanegas Presno.

Otras medidas para evitar afectaciones de humedad al cereal almacenado— como las registradas a finales del pasado año—también incluyen disminuir la permanencia en estos depósitos, desde 18 meses hasta cuatro o cinco, no más. El remozamiento estructural que se necesita sigue pendiente, aunque de acuerdo con Abreu Rodríguez prevén irlos reparando paulatinamente, con el presupuesto de mantenimiento constructivo.

La torre de aspiración VIGAN descarga 300 toneladas por hora.

Las dos caras de la producción

La materia prima ha sido uno de los talones de Aquiles en la UEB Cereales Cienfuegos, además de las afectaciones estructurales y las necesidades inversionistas y de mantenimiento. «Se tiene que conocer —insistió Vanegas Presno en enero de 2019—, que el gluten de la harina lo condiciona el trigo; nosotros no le ponemos ni le quitamos. Esa es la realidad. Si tenemos trigo de 25 por ciento de gluten, la harina sale con esa cantidad, y si sucede como en la crisis de diciembre, en que también recibimos granos con afectaciones en su porciento, así mismo ocurre con el producto resultante del molinado. Pero no con cero gluten —como se registró a finales de 2018—. Eso no existe», aclaró Vanegas Presno.

Para las producciones a partir de los llamados trigos blandos, por sus bajos niveles de gluten, se emplean los conocidos como «correctores», por presentar altos niveles de esta proteína. En esa mezcla se logra compensar la presencia de gluten en la harina hasta los indicadores necesarios para la panificación.

Entre los «correctores» se destaca el de procedencia canadiense, con un costo bastante alto en el mercado, y que se distingue por su dureza. Hoy la industria cienfueguera «no soporta la molida del grano canadiense puro y lo que hacemos es perder», expresó el directivo Vanegas Presno. No obstante el abastecimiento de este producto se ha mantenido estable y se encuentra en inventario en los almacenes de la empresa «hasta que mejoren las primeras trituraciones», agregó el directivo.

Actualmente las líneas de producción correspondientes al molino número uno laboran al 75 por ciento de su capacidad. Afirma Digsán Martínez Vergara, jefe de la Planta de Molinería y Mantenimiento, que se debe al déficit de piezas de repuesto, como masas de cilindro y estriadoras, cuya entrada estaba prevista para el primer trimestre del año. «Se espera que lleguen a finales de 2019», precisó.

«La producción se ha mantenido estable porque hemos sido respetuosos con los mantenimientos —reconoció Martínez Vergara—, pero con una inyección de las piezas necesarias podemos entregar entre 500 y 520 toneladas diarias, que es lo que tenemos previsto».

Innovaciones y alianzas han mantenido activa y productivamente equilibrada a la UEB Cereales Cienfuegos. Hoy entregan en su producción diaria de harina de trigo entre 400 y 412 toneladas para Cienfuegos, Sancti Spíritus, Camagüey, Holguín y Las Tunas. En estos territorios se ha logrado garantizar hasta cuatro días de cobertura, aunque la constancia del suministro depende de las decisiones de la Empresa Cubana de Molinería.

Según declaró Vanegas Presno, la cifra de producción diaria debe ascender hasta al menos 450 toneladas, «debido a algunos trabajos que se ejecutan en la industria nacional».

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