El sacrificio y la entrega de quienes sembraron y cultivaron nuestros lazos no han sido en vano Autor: Laura Borges Publicado: 30/03/2018 | 03:15 am
Palabras del miembro del Buró Político del Partido Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en la clausura del Encuentro de Solidaridad entre las juventudes de Cuba y Vietnam
Estimado compañero Nguyen Phu Trong, Secretario General del Partido Comunista de Vietnam,
Miembros de la delegación que lo acompaña, quienes nos honran con su visita,
Queridos jóvenes cubanos y vietnamitas,
Consciente de la significación que entraña para cualquiera de nosotros cada encuentro con los hermanos vietnamitas, estoy seguro de que este ha sido uno plagado de emociones, sentimientos revolucionarios y eterno compromiso con el presente y futuro de ambas naciones. Crece este momento en trascendencia al realizarse en ocasión de la visita de un entrañable hermano y sincero amigo de Cuba, de Fidel y de Raúl, el querido compañero Nguyen Phu Trong, Secretario General del Partido Comunista de Vietnam.
Hoy aquí, a la vez, podemos hacernos dos interrogantes y también encontrar las respuestas. La primera: ¿Cómo es posible que jóvenes procedentes de dos países tan distantes en la geografía, en sus costumbres, cultura, tradiciones, incluso, hasta en el idioma, puedan desarrollar eventos como el de hoy, en el cual se superan todas esas barreras para intercambiar como parte de una misma familia?
Este encuentro es una expresión concreta de que la entrañable amistad entre Vietnam y Cuba no devino de un hecho coyuntural, no se ha quedado anclada en el pasado ni responde a conveniencias efímeras por cuanto se basa en profundas raíces históricas y en el legado aportado por la dirigencia histórica de ambos países, que nos enseñó que es posible, lo que parecía imposible; que se puede convertir el revés en victoria; que debemos ser firmes ante la adversidad y prudentes ante el triunfo; que no hay pueblo que pueda ser doblegado ni intimidado; que debemos marchar siempre estrechamente unidos. Sin dudas, los invaluables lazos de amistad y solidaridad entre Vietnam y Cuba se proyectan con especial vitalidad hacia el futuro a través de sus nuevas generaciones que sabrán preservar la memoria histórica y defender la irreversibilidad del socialismo y el desarrollo sostenible en ambos países.
La segunda interrogante: ¿Y por qué hemos llegado hasta aquí, cuáles son los valores que hemos defendido?
En Cuba conocimos a Vietnam a través de nuestro Héroe Nacional José Martí, quien escribió para los niños La Edad de Oro, en 1889. Hay en ese texto un pasaje inolvidable y bello llamado Un paseo por la tierra de los anamitas, en el que Martí describe a ese pueblo de hombres trotones, bravos, siempre defendiéndose, amantes de sus deidades, que iban al teatro para que no se les acabaran las fuerzas del corazón. Decía Martí: «Pelearon, y volverán a pelear, los pobres anamitas, los que viven de pescado y arroz y se visten de seda, allá lejos, en Asia, por la orilla del mar, debajo de China».
Nuestros dos países comparten un pasado común de resistencia y combate sin descanso y a cualquier precio frente a adversarios poderosos e inescrupulosos, hasta llegar a conquistar definitivamente la soberanía y la anhelada independencia.
La inmensa mayoría de los aquí presentes aún no había nacido cuando Vietnam y Cuba se enfrentaban a la agresión imperialista más encarnizada. Tampoco vivieron la emoción de la victoria, premio a tanto sacrificio y entrega. Para ustedes constituye un referente y el recuerdo de padres y abuelos.
Mientras los heroicos combatientes vietnamitas, muchos de ellos muy jóvenes, se defendían de las bombas, desminaban puertos, construían túneles que se convertían en refugios y en centros de producción y a la vez en sostén de los combatientes revolucionarios, cavaban trincheras, entre otras hazañas, Cuba apoyaba, denunciaba, advertía al mundo de los desmanes de la injusta agresión y estuvo dispuesta a dar por el heroico pueblo vietnamita hasta su sangre, que valía mucho más que cualquier recurso material, tal como expresó el líder de la Revolución Cubana Fidel Castro Ruz en emotivo acto.
Miles de jóvenes vietnamitas se entregaron a la causa revolucionaria de su país. Aquí en Cuba se recuerda aún la hazaña de Nguyen Van Troi, cuyo nombre llevan escuelas, plazas y otras instituciones en homenaje a su firmeza. Fue vilmente torturado y nunca reveló los nombres de sus compatriotas. Su intransigencia, mantenida hasta el momento en que le segaron su vida, nos recuerda la postura de héroes y mártires de Cuba, que con edades similares a la de Troi sufrieron las torturas más crueles e incluso, también fueron asesinados por la tiranía antes del Triunfo de la Revolución.
El hecho de que ustedes, estimados jóvenes, no hayan vivido esos épicos sucesos, no debe significar distancia ni olvido. Debe servir como punto de partida e inspiración. Hay que encontrar en esa historia semejante los pasajes que la edificaron, de forma creativa y asequible para defenderla cabalmente.
Ho Chi Minh, Héroe de la Patria de Vietnam, y el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, líder histórico de la Revolución cubana, quien siempre sintió dolor por no haber tenido el privilegio de conocer en vida al presidente Ho Chi Minh, tuvieron una amistad que traspasó fronteras. Hubo en ambos una identificación total.
Vietnam y Cuba se han sentido estimulados y nos consideramos referentes mutuos en este largo y difícil bregar. Se ha articulado una relación especial que ha devenido en símbolo de la solidaridad internacional y en una amistad paradigmática.
Para Vietnam y Cuba la formación de sus jóvenes siempre ha sido una labor fundamental. No es casualidad que esos valores y tradiciones de hermandad se hayan fomentado precisamente en el relevo, quien también llevó sobre sus hombros parte de la historia de nuestros vínculos. Jóvenes vietnamitas, casi niños, fueron aquellos que, a partir de la década de los 60, llegaron a Cuba a cursar estudios universitarios y vivieron junto a sus hermanos cubanos la emoción y la alegría multiplicada a inicios de la Revolución. Participaron en contiendas agrícolas, caminatas, juegos deportivos, eventos culturales, entre otros tantos que contribuyeron a su formación integral.
También fueron jóvenes los cubanos que viajaron a Vietnam a aprender la lengua y la cultura. Otros, abanderados del internacionalismo, algunos condecorados hoy aquí. Varias obras de artistas consagrados reflejaron a través de poemas, canciones, carteles, el compromiso con aquel tiempo imborrable durante la lucha revolucionaria por la independencia nacional, la liberación y la construcción del hermano pueblo vietnamita.
En 1963, presidido por la heroína del Moncada Melba Hernández, se creó el Comité de Solidaridad con Vietnam del Sur y jugó un papel muy importante en la promoción, tanto en Cuba como a nivel mundial, de los movimientos de solidaridad con Vietnam. Durante esa etapa Radio Habana Cuba realizaba seis transmisiones al día en idioma inglés hacia el territorio norteamericano para hacer llegar a ese pueblo lo que ocurría en Vietnam y de esta forma, contribuyó modestamente a despertar un movimiento de protesta dentro de EE. UU. contra la guerra.
Ambos países hemos continuado invariablemente la construcción del socialismo bajo la guía de nuestros respectivos partidos comunistas. El Comandante en Jefe de la Revolución, admirador de las proezas vietnamitas, defensor de su noble causa, dijo el 31 de octubre de 1982 en el acto en el que se le otorgaba la Orden de la Estrella Dorada, máxima condecoración vietnamita: «Como pequeños ríos, que nacieron distantes y corrieron largo tiempo por cauces accidentados y solitarios, así marcharon en la historia nuestros pueblos, hasta entroncarse un día en el río ancho e impetuoso de la revolución socialista».
Junto a los vietnamitas, ingenieros y constructores cubanos derramaron sudor e incluso sangre en la construcción de la histórica ruta Ho Chi Minh bajo el fuego y las bombas del enemigo. Los barcos cubanos, a pesar del minado por parte de los EE. UU. de los puertos del norte de Vietnam, continuaron entrando para llevar alimentos y medicamentos al pueblo vietnamita.
En el presente año estamos conmemorando el aniversario 45 de la primera visita a Vietnam del líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, quien fue el único Jefe de Estado que cruzó el paralelo 17 para visitar la zona liberada de Vietnam del Sur.
Recordamos, asimismo, con satisfacción y como una expresión de solidaridad con el pueblo vietnamita el encuentro sostenido en octubre de 1966 entre Ho Chi Minh y el General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros y Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba.
Ambos países sorteamos la desintegración de la URSS y la desaparición del campo socialista. Cuba tuvo que enfrentar el denominado período especial. Siempre recordaremos con emoción el amplio movimiento de solidaridad con nuestro país que se desplegó en Vietnam con la participación de todo su pueblo durante esos años extremadamente difíciles.
Nos hemos ayudado en los momentos difíciles. Hemos sido fieles y solidarios con la causa común de ambos países.
Pertenezco a una generación que creció oyendo hablar de Vietnam y el haber tenido el privilegio de visitar en junio de 2013 ese hermoso país, apreciar sus lugares históricos, e impresionante desarrollo económico, representó la realización de un anhelado sueño.
Hoy ustedes recogen el fruto de la semilla sembrada por una generación histórica. La juventud cubana sigue jugando un papel fundamental en la actualización del modelo de desarrollo económico y social, y la vietnamita un factor decisivo e imprescindible en la Renovación. Sin la implicación de los jóvenes en sus respectivos procesos no hay posibilidad de articular un modelo de desarrollo justo, próspero y sostenible.
Convivimos en una sociedad en la que la tecnología domina todas las esferas. En esta nueva era digital y frente a los intentos de desideologizar su uso con fines desestabilizadores, tenemos la misión de formar a jóvenes más integrales, humanistas y revolucionarios. Hay que contrarrestar los principales instrumentos culturales e informativos de hegemonía del imperialismo, cuyas pretensiones de imponer su frívolo e injusto modelo constituyen un desafío semejante para Cuba y Vietnam.
Ustedes tienen ante sí el enorme potencial que brinda la voluntad política de nuestros Partidos, gobiernos y pueblos de mantener viva la llama eterna de la hermandad y la cooperación.
Hoy, al verlos a ustedes reunidos, constato que el sacrificio y la entrega de quienes sembraron y cultivaron nuestros lazos no ha sido en vano. Tengo la plena confianza de que la solidaridad, la amistad y la cooperación, principios sobre los cuales se han fundado los vínculos entre Vietnam y Cuba serán preservadas por las presentes y futuras generaciones de cubanos y de vietnamitas como un tesoro valioso.
Por eso exclamemos, como ha sido y siempre será: ¡Cuba y Vietnam unidos vencerán!