Con el entusiasmo y la frescura propios de la edad, los jóvenes tienen un papel determinante en el actual proceso de elecciones generales. Autor: Roberto Ruiz Espinosa Publicado: 21/09/2017 | 07:03 pm
Iniciativas, criterios enriquecedores y transparencia son actitudes que encontramos frecuentemente en los jóvenes cubanos, y que se complementan muy bien con la experiencia de quienes peinan canas para lograr un proceso electoral cada vez más democrático y participativo.
Así comenzó nuestra conversación con el vicepresidente de la Comisión Electoral Nacional (CEN), Tomás Amarán Díaz, quien asegura que la incorporación continua de las noveles generaciones en cada uno de los espacios de participación ciudadana, y especialmente en procesos como las elecciones, es vital.
Tomás Amarán, vicepresidente de la CEN. Foto: Yuliet Sáez
No es casualidad entonces que el 20 por ciento de las autoridades electorales del país para el actual proceso electoral sean cubanas y cubanos menores de 35 años, sin incluir los que estarán presentes en las mesas electorales que se conforman el mismo día de las elecciones.
A ellos se sumarán los 4 281 colaboradores, en su mayoría estudiantes de las enseñanzas preuniversitaria, técnica y superior; así como los jóvenes que integrarán el grupo de supervisores y, por supuesto, los que serán nominados y posteriormente elegidos a los diferentes niveles, informó Amarán.
Insiste el Vicepresidente de la CEN en que los jóvenes tienen un papel determinante, pues son el soporte para dar continuidad al legado histórico del proceso electoral cubano, imbricado en el entusiasmo propio de la edad y la frescura de la juventud.
Las nuevas generaciones que participan en este proceso tienen ante sí el compromiso de comprobar y ratificar cuatro preceptos básicos: ética, profesionalidad, imparcialidad y transparencia, dijo.
Como ha caracterizado siempre al sistema electoral cubano, se trabaja para que todas los grupos de edad y género estén representados en el ejercicio; desde las mujeres hasta los jóvenes y demás actores sociales, apuntó Amarán.
—¿Cómo canaliza la CEN esa creatividad y dinamismo de los jóvenes en el proceso electoral?
—Cuando tenemos a un joven en un equipo de trabajo, por ejemplo en una circunscripción, este impregna ideas frescas y es parte activa del proceso. En él encontramos mucha disposición, participación, y cuando hay que hacer un análisis más profundo es capaz de aportar su reflexión y conocimiento.
«Debemos entender también que la mayor parte de ellos son nativos de la nueva era tecnológica, y pueden generar soluciones inmediatas ante problemas comunes; aportan mucho desde su corta experiencia de vida.
«A veces tienes una mesa electoral o un grupo de autoridades donde la mayoría es de mayor edad, y es el joven quien ayuda a interpretar y a aplicar las normas, desde una posición desprejuiciada, sin desestimar la importancia de quienes llevan más tiempo en este ejercicio».
—La experiencia de los colaboradores se repite en este proceso electoral. ¿Cuánto ha aportado el quehacer de los jóvenes en esta tarea?
—Ha sido muy positivo; ellos visitan todas las asambleas de nominación de candidatos en cada municipio, y de conjunto con las autoridades electorales y el cuerpo de supervisores en las distintas instancias verifican el cumplimiento de las normas. Se concibe un procedimiento que garantiza el conocimiento oportuno de cada una de las opiniones recogidas por los colaboradores y su atención a la solución de los problemas que se planteen.
«Los jóvenes en su condición de colaboradores contribuyen también a la transparencia y la genuina participación popular durante el proceso de nominación de candidatos y el consiguiente ejercicio electoral.
«Para ello cuentan también con una guía que recoge los aspectos que se deben tener en cuenta en el proceso. Ellos deben velar a nivel de circunscripción y de colegio electoral por la autenticidad, legitimidad y calidad en el desarrollo de las asambleas de nominación y en el acto de votación».
—En un escenario demográfico como el cubano se hace cada vez más imprescindible la participación de los jóvenes. ¿Cómo valora este comportamiento en los últimos años?
—Justamente en un país como el nuestro, donde la población se vuelve más envejecida, el hecho de que podamos decir que el 20 por ciento de las autoridades electorales son jóvenes, por ejemplo, es un elemento significativo, porque además contamos con ellos en los diferentes momentos del proceso electoral, con una presencia importante en la candidatura a las asambleas de circunscripción y municipales, y luego en los demás niveles. Creo que una vez más se reafirma la presencia de la juventud cubana en todos los procesos vitales del país.