El manjuarí era denominado por los aborígenes cubanos manchuarí Autor: Hugo García Publicado: 21/09/2017 | 06:57 pm
MATANZAS.— En bolsas de nailon varias niñas llevan su felicidad. Las pequeñas Claudia Socorro, Yamilka Cepero, Milagro C. San Martín, Keila Bouza y Lorena Díaz coinciden en que es uno de los mejores días de sus vidas. Recibieron en adopción alevines de manjuaríes y un documento con instrucciones para su manejo.
Cuando crezcan los pueden devolver a la Estación Hidrobiológica de la Ciénaga de Zapata o quedarse con ellos como mascotas para reproducirlos cuando alcancen la madurez sexual.
Los colectivos de las escuelas primarias Abelardo Rodríguez Mederos, Reynaldo Montejo Muñoz y Leonor Pérez, de las comunidades La Lanza, Sabana Grande y Hato de Jicarita, respectivamente, del municipio de Unión de Reyes desarrollan acciones como esta para motivar a la población en la conservación del medio ambiente, junto a especialistas de la Unidad de Áreas Protegidas de la Empresa de Conservación Ciénaga de Zapata y del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, apoyados en la logística por la Unidad Empresarial de Base Silvícola Unión de Reyes.
«Trabajamos especialmente con los niños, docentes y el personal que labora o visita los ecosistemas acuáticos asociados al Hatiguanico y la Ensenada de la Broa, donde pueden vivir especies amenazadas de desaparecer, como el manatí y el manjuarí», refiere a este diario Andrés Hurtado Consuegra, biólogo especialista de la citada unidad de áreas protegidas.
Estas escuelas se encuentran cerca de áreas de pantanos, canales y lagunas donde era abundante el manjuarí (Atractosteus tristoechus) junto a otras especies conocidas de la ictiofauna endémica cubana que hoy son difíciles de observar en su hábitat natural.
Manjuaríes
El manjuarí era denominado por los aborígenes cubanos manchuarí, y lo consideraban el rey de los pantanos. «Es una joya viviente del pasado, una reliquia biológica», asiente el especialista.
Habita en lagunas, ciénagas, ríos y canales de poca corriente que existen al sur de las provincias occidentales, y la Ciénaga de Zapata constituye su reservorio más importante. También están presentes en la ciénaga de Isla de la Juventud.
«La población de manjuarí en los últimos años ha disminuido considerablemente por una sumatoria de problemas: alteraciones en el hábitat, pesca ilegal, pesca comercial de otras especies en áreas donde él está presente (puede quedar atrapado en las redes que utilizan los pescadores), introducción de especies que pueden competir por el espacio y el alimento, la depredación en las etapas más vulnerables, el canibalismo y el cambio climático», comenta Hurtado.
Claudia, Yamilka, Milagro, Keila y Lorena han aprendido las recomendaciones para el manejo de los juveniles de manjuaríes.
Además de la alimentación y limpieza de las peceras conocen que el agua del acuario debe tener una profundidad igual o superior a 15 cm y de la superficie hasta el borde del estanque debe existir una altura superior a 15 cm.
La adopción de juveniles de manjuarí puede ser una acción de manejo para la conservación de esta y otras especies endémicas. Precisamente el manejo de la fauna silvestre (terrestre y acuática) en cautiverio, el bienestar y la salud animal, la conducta y la nutrición, así como la educación y la gestión ambiental, se encuentran entre los temas centrales del 24to. Congreso de la Asociación Latinoamericana de Parques Zoológicos y Acuarios, que desde hoy y hasta el sábado sesiona en La Habana.
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