El debate sobre la globalización cultural siempre genera polémicas. Autor: Juventud Rebelde Publicado: 21/09/2017 | 06:56 pm
El debate sobre la globalización cultural siempre genera polémicas. Desde que tengo memoria, por ejemplo, en mi familia el 6 de enero no pasa desapercibido porque en esa fecha celebramos el nacimiento de una de mis tías, pero es sabido que la connotación universal del sexto día del primer mes del año se debe a una tradición que convertía dicha jornada en una de las más esperadas por las familias: la llegada de los Reyes Magos.
Cuando Gaspar, Melchor y Baltazar arribaban a los hogares traían consigo un cargamento de regalos para los más pequeños de casa, previamente, cada niño debía colocar bajo su cama un poco de hierba y agua para alimentar a los camellos en que se trasladaba el famoso trío.
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Pero eso pasó en Cuba hasta los años 90, cuando el llamado «día de reyes» se convirtió en uno más del calendario para las generaciones siguientes, en mi caso matizado por el cumpleaños de mi tía.
No obstante, no son poco los padres que hoy en día han vuelto a retomar esta práctica y haciendo caso omiso de los precios de los juguetes, tratan de cultivar en sus hijos la ilusión de la visita soberana, aunque cada vez son menos los inocentes que se dejan llevar por la ficción.
Por eso no sorprende el criterio de Vitia, madre de tres adolescentes a los que asegura nunca pudo inculcarles esta tradición: «cuando mis hijos eran más pequeños eso de los Reyes Magos no se usaba, de hecho, yo no recuerdo que a mí me hayan obsequiado algo a nombre de esos señores, por eso pienso que retomar esa práctica debe ser una cuestión de gustos y posibilidades, no de imposición».
Sucel, otra madre, mira el asunto desde otra perspectiva: «Esa celebración es un engaño, una farsa, no entiendo por qué razón yo debo comprarle un juguete a mi hijo para después decirle que se lo trajeron tres desconocidos. Sinceramente no me gusta la idea de quitarme el crédito de un regalo que me costó esfuerzo y sacrificio».
Otras tradiciones, de moda desde hace unos años en Cuba, también generaron debate entre los interlocutores de JR Podcast cuando les propusimos debatir sobre los fenómenos culturales que atraen a la juventud moderna del país.
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La celebración de los babyshower, fue uno de ellos.
Mairelis nos comenta que ella conoció de ello a través de su hermana, quien no vive en Cuba: «Antes no sabía lo que era, a través de la que le celebraron a ella pude saber de qué se trataba y la verdad que fue todo tan lindo y tan beneficioso para ella que me gustaría mucho poder hacer una cuando me toque a mí», nos contó sobre esta fiesta nacida en países capitalistas que consiste en un agasajo realizado a las mujeres embarazadas para prepararlas materialmente para la llegada del futuro bebé.
Pero Merecedes, su mamá no cree que eso sea posible. «Con qué dinero se puede celebrar algo como eso en Cuba. El presupuesto no creo que se preste para ello. La de mi hija costó carísimo pero fue en el extranjero, aquí no me parece que sea una buena idea ilusionarse con que podemos festejar un babyshower», afirmó.
Para Lilia Gómez Saldita, socióloga, estos son fenómenos que se dan por la globalización y la rapidez de las comunicaciones y el uso de las nuevas tecnologías, lo cual hace que se adopten lenguajes y modas a una velocidad sin precedentes.
«No digo que sea una situación ciento por ciento desventajosa porque, por supuesto, tiene cosas positivas. Lo negativo es cómo se ha capitalizado todo, cómo te dicen qué debes desear, qué comprar, cómo vestirte, cuáles deben ser tus gustos, como estar en “onda”, algo aplicable a diferentes generaciones y no solo a los jóvenes. De esa manera se adoptan símbolos de otra parte y se pierde identidad.
«Aquí, con la llegada del Papa, se revivieron tradiciones católicas que a la gente le agradan y que también son una ganancia para el comercio. Desafortunadamente así funciona la globalización, se copian cosas, aspectos de la vida que hacen sentir a la gente cómoda y no se cuestionan. Se sienten cómodas con lo que “se usa”, por eso pienso que lo primero que hay que hacerle notar a las personas es que son costumbres de otros lugares y buscar métodos para que no se cambien las tradiciones cubanas por las foráneas, aunque ambas pueden coexistir», concluyó.