Raúl sorprendió a los santiagueros al recorrer la céntrica calle Enramada, desde la Plaza de Marte hasta la Alameda, acompañado por Lázaro Expósito. Autor: Estudios Revolución Publicado: 21/09/2017 | 06:27 pm
SANTIAGO.— Cerca de la siete de la mañana del sábado, cuando esta ciudad aún se estaba despertando, el Presidente Raúl Castro Ruz sorprendió a sus habitantes al recorrer la céntrica calle Enramada, desde la Plaza de Marte hasta la Alameda, acompañado por Lázaro Expósito Canto, primer secretario del Partido en la provincia.
Una frase pronunciada por uno de los tantos santiagueros que salieron a saludarlo, que se repite de boca en boca y que se anuncia como rápido resumen de cuánto se ha trabajado aquí, marcó las impresiones de esta jornada, en la que el General de Ejército compartió con el pueblo: «El que vio a Santiago después del paso del huracán Sandy no se puede creer que ahora esté tan espléndida».
Y fue precisamente ese esplendor, pero sobre todo el entusiasmo de los santiagueros y el cariño hacia sus líderes, lo que abundó a esa temprana hora en la arteria más populosa de la ciudad, donde se concentran, entre otros, tiendas, restaurantes, cafeterías, centros culturales, todos construidos con el mejor de los gustos.
Durante su andar, Raúl conversó de temas tan disímiles como la situación económica del país y sus enormes perspectivas; el contexto internacional; el restablecimiento de relaciones diplomáticas con Estados Unidos; y aprovechando que entre quienes se aglomeraron a su alrededor estaban oficiales de las FAR movilizados para la campaña antivectorial, alertó sobre el peligro de entrada a Cuba del virus del Zika y la necesidad de cumplir estrictamente con todas las medidas sanitarias.
En esa hermosa calle adoquinada, visitó luego el mercado de productos agropecuarios El Avileño y la heladería Jardines de la Enramada, pruebas fehacientes del renacimiento de una ciudad que a 500 años de fundada sigue creyendo que «sí se puede». Allí alabó las variadas ofertas y, sobre todo, los precios asequibles a la población.
A cada paso Raúl recibió muestras de aprecio de los santiagueros que, además de agradecerle la visita y pedirle que volviera más a menudo por acá, le enviaron deseos de buena salud y larga vida al Comandante en Jefe Fidel Castro. «Santiago lo quiere», le dijeron más de una vez.
Como queriendo complacer a todos se tomó fotos, otros se llevaron en sus celulares la imagen del General de Ejército caminando por la avenida y no faltaron los niños que corrieron desinhibidos hacia a él para abrazarlo. En una de esas esquinas un anciano le tendió la mano y le dijo que había estado con él en la Sierra Maestra. Es que Santiago es así, y en cada rincón le nace una historia.
Las sorpresas de la calle Enramada se siguieron multiplicando después cuando Raúl llegó al Círculo Infantil Gloria Cuadras, ubicado en una antigua casa de la familia de Vilma Espín. Allí compartió con los niños, se sentó a jugar con ellos y también les prestó su gorra de militar.
Luego visitó el Zoológico de la ciudad, el Parque de los Sueños y la Loma de San Juan, sitios siempre concurridos el sexto día de la semana pero que esta mañana cambiaron su ajetreo habitual cuando el Presidente cubano acudió a ellos para conversar, de tú a tú, con tantos santiagueros.
De ese imprescindible intercambio de los dirigentes con el pueblo habló después con cientos de personas que lo esperaron más de dos horas frente a la sede del Partido Provincial, cerca del mediodía. Después de una reunión allí con Lázaro Expósito, en la que chequearon el plan del barrio San Pedrito, el programa habitacional de la provincia, el ordenamiento urbano de la ciudad y el combate a las ilegalidades, Raúl salió a la calle y con micrófono en mano dijo a los santiagueros: «Pocas veces he regresado de Santiago tan contento como lo hago hoy».
En una improvisada tribuna, luego de compartir varias anécdotas con la población, comentó que había aprovechado la visita a la ciudad, con motivo de las honras fúnebres al Comandante del Ejército Rebelde Pedro Miret Prieto, para recorrer las calles como hacía muchos años no lo había podido hacer. «La dirección del Partido y el Gobierno en Santiago están dando un ejemplo de todo lo que se puede hacer, aun con pocos recursos», expresó.
Me voy satisfecho y volveré, dijo, para agregar luego: «Estoy contento con Santiago, sigan trabajando».