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Rotceh, de Sierra Leona al Congreso juvenil

Reconocen las Fuerzas Armadas Revolucionarias a una representación de los médicos de esa institución que combatieron la epidemia del Ébola en África Occidental

Autor:

Yuniel Labacena Romero

Duele ver a los niños morir prácticamente sin asistencia sanitaria, en unas condiciones de vida escalofriantes. También es impresionante el sufrimiento que reflejaban los rostros de los familiares de esos infantes. Eso me golpeó mucho, pues solo tengo 29 años y soy padre de dos pequeños. Esas situaciones fueron los momentos más terribles de la misión en Sierra Leona.

Son las vivencias del joven médico Rotceh Ríos Molina, especialista en Medicina Interna y trabajador del Hospital Militar Central Doctor Luis Díaz Soto, de La Habana, más conocido como Naval. Las relata minutos después de recibir su credencial como delegado al X Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), y su rostro todavía se estremece cuando vienen a su mente los recuerdos.

Este galeno es uno de los 256 profesionales de la Salud que integraron las brigadas médicas del Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastre y Graves Epidemias Henry Reeve, para combatir el virus del Ébola en África Occidental, y quienes regresaron a Cuba con el deber cumplido después de casi seis meses de lucha contra esa epidemia.

«Lo otro que me impresionó fue cuando entré a una sala de asistencia sanitaria, el 9 de octubre, solo a siete días de llegar, mientras realizaba una evaluación de campo junto a dos epidemiólogos para intercambiar experiencias con los médicos que estaban allí, y saber que de los 12 pacientes que debíamos evaluar, ya nueve habían fallecido. Asombra cómo las personas morían en minutos», apuntó.

El joven, primer teniente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y quien se desempeñó como miembro del Consejo de Dirección del grupo de los 80 colaboradores que laboraron en el hospital de Freetown, dijo que la contribución médica cubana en África fue decisiva, no solo para ayudar a reducir la mortalidad, sino por el ejemplo que Cuba significó para otros países desde su llegada a la misión.

«Fue entonces cuando muchas naciones se incorporaron y comprendieron que esta ayuda se podía llevar a cabo, aseguró.

Tras recibir la credencial, de manos de Yuniasky Crespo Baquero, primera secretaria del Comité Nacional de la UJC, y del doctor Roberto Morales Ojeda, ministro de Salud Pública, Rotceh se ratificaba como el único delegado a la cita juvenil de julio próximo en el Palacio de Convenciones de La Habana, entre los jóvenes médicos que compartieron similar misión en África Occidental.

«Me siento orgulloso, pero sobre todo estoy convencido de que quienes fuimos a esta misión en África, como el resto de los galenos jóvenes que trabajan con el corazón, merecen este reconocimiento», señaló emocionado y consciente de que esta, su primera misión, «entraña una responsabilidad muy grande con todo nuestro pueblo».

Celebrado en el Naval, el acto también sirvió de homenaje a una representación de los médicos de las FAR que integraron las brigadas en Sierra Leona, Guinea Conakry y Liberia, esa dura tarea a la que marcharon nuestros colaboradores, como dijo Fidel, por la supervivencia de otros seres humanos, al riesgo de su propia vida.

Por ello este miércoles recibieron el abrazo, las felicitaciones y el cariño de sus compañeros de trabajo. Entre ellos estaba el mayor Félix Báez Sarría, el galeno que contrajo ébola y que ya completamente restablecido regresó a Sierra Leona para continuar junto a sus compañeros el combate contra la enfermedad, y se convirtió así en símbolo de los riesgos que entrañó la misión.

«Más allá del aporte cubano en reducir parte de esta epidemia, está la cooperación que hubo entre las naciones y los organismos internacionales, los que reconocieron los altos valores de humanismo y solidaridad que distinguen a nuestra Medicina en el mundo. Se demostró que cuando hay una tarea humana, no importa el país, la raza, religión e ideologías para hacer el bien a la humanidad», apuntó el doctor Báez.

Jefes principales de las FAR y directivos del Ministerio de Salud Pública y del Comité Nacional de la UJC asistieron al agasajo, en el que el coronel Pablo M. Raventos Vaquer, director del Hospital Militar Central Doctor Luis Díaz Soto, señaló que fieles a la profunda vocación internacionalista que caracteriza a nuestra Patria, cumplieron la misión encomendada y están dispuestos a cualquier otra tarea y donde sea.

El también miembro de la Brigada Médica Cubana subrayó que el homenaje de este miércoles no era solo a quienes combatieron el ébola y representaron a Cuba en esa difícil empresa, sino también a los miles de colaboradores de la Salud que en diversos sitios del mundo luchan por salvar la vida de millones de seres humanos.

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