La amplitud de la bahía de Guantánamo permite el anclaje de buques de gran porte. Autor: Cortesía de la fuente Publicado: 21/09/2017 | 06:05 pm
Guantánamo.— Cuando el coronel del Ejército Libertador de Cuba Manuel Sanguily, de visita en Estados Unidos, conoció por la prensa neoyorquina que el 10 de junio de 1898 unidades navales norteamericanas desembarcaron en Playa del Este, en la Bahía de Caimanera, en la porción oriental de Cuba, lanzó una sentencia lapidaria: «Han visto a Guantánamo, jamás renunciarán a poseerla».
El tiempo y los hechos darían la razón al mambí irredento. El sonido de las botas de los infantes de marina de aquel primer batallón, bajo el mando del coronel Huntington, retumbaría largamente en la conciencia nacional, durante la prolongada ocupación de la más codiciada bahía del hemisferio, por su posición geográfica, su configuración de bolsa, su calado profundo y la extensión superficial de sus aguas.
«La bahía está a solo 125 kilómetros del Paso de los Vientos, una obligada ruta marítima entre norte y sudamérica, y en línea recta a 1 320 kilómetros del istmo de Panamá, lo que convierte a Guantánamo en el mejor seno marino del Mediterráneo americano», afirma en entrevista para JR, José Sánchez Guerra, historiador de la ciudad de Guantánamo y presidente de la Unión de Historiadores de la provincia, quien ha realizado diversos estudios sobre el tema, algunos inéditos.
El máster en Ciencias José Sánchez Guerra, historiador de la ciudad de Guantánamo, es autor
y coautor de 18 libros de Historia y más de un centenar de artículos. Foto: Lisván Lescaille.
—¿Cómo empieza a configurase el interés de la naciente potencia imperial por esa porción de suelo cubano?
—Desde épocas tempranas los marinos se percataron de que el puerto de Guantánamo era el más seguro para la navegación entre sus similares del Caribe, ya que además de su ubicación geográfica, amplitud, profundidad y las numerosas ensenadas con que cuenta para proteger naves, no lo había penetrado el ojo de un huracán, debido a que la región del extremo oriental de Cuba está protegida de los huracanes por el anticiclón del Atlántico del Norte y por las elevadas montañas de Haití.
Una vista del antiguo muelle que conectaba vía marítima al poblado de Caimanera con el territorio ocupado.
«Por otro lado, la presencia en el verano de 1741 de 500 hombres procedentes de las Trece Colonias inglesas de Norteamérica en el ejército invasor británico que desembarca y ocupa los territorios limítrofes de la bahía, bajo el mando del vicealmirante Edward Vernon, persigue el objetivo de establecer una colonia militar y fomentar la base naval principal de operaciones en el Caribe del almirantazgo londinense; así se pone de manifiesto que años antes de que se proclamara la independencia de EE.UU., comenzaban a organizarse en Norteamérica fuerzas que ambicionaban apoderarse de Cuba».
—El 29 de mayo se cumplirán 81 años del último tratado (el de 1934) sobre la permanencia de unidades navales de la Marina de Guerra norteamericana en la bahía guantanamera. ¿Cuál es el principal sustento del reclamo cubano para que sea devuelto a nuestro pueblo ese territorio?
—Es una cuestión de soberanía nacional que constituye uno de los temas centrales del diferendo histórico de los Gobiernos de Estados Unidos con el pueblo cubano. Se trata de una imposición de la Enmienda Platt, firmada bajo coerción y amenaza.
«El Tratado Permanente impuesto por Washington, que fue aprobado el 22 de mayo de 1903, convertía a la Isla en un “protectorado yanqui” ya que subordinaba objetivos estratégicos, muy sensibles de la política, la economía, las relaciones internacionales y la defensa de Cuba a la nación norteña; incluso le otorgaba a Washington el derecho de intervenir militarmente en Cuba. Tres meses después, el 16 de julio, el Senado cubano, puesto contra la pared por la decisión impositiva e ilegal imperialista, bajo fuerte presión y amenaza de no retirar el ejército de ocupación, aprobó el convenio para arrendar terrenos en la Isla para estaciones navales.
«Debido a la fuerte presión popular se anuló en mayo de 1934 la Enmienda Platt, pero se mantuvieron los artículos relacionados con la estación naval. En virtud del nuevo Tratado de Relaciones entre Cuba y EE.UU. se pone de manifiesto la decisión de Washington de mantener de manera indefinida la presencia militar en el reducto, al señalar en el artículo tercero, que mientras no se abandone por parte de EE.UU. o mientras los dos Gobiernos no acuerden una modificación de sus límites actuales, la estación naval seguirá teniendo la extensión territorial que ahora ocupa».
—¿Cuáles han sido las etapas más trascendentes en esta historia de usurpación?
—En 1906 cinco mil efectivos del ejército norteamericano ocupan Cuba, y en la estación naval de Guantánamo se estableció el cuartel general de la dirección de las operaciones en la provincia de Oriente. Un número considerable de marines borrachos escandalizan en las calles y manosean a las jóvenes; intervinieron ciudadanos cubanos en defensa de las mujeres, lo que provocó una respuesta violenta de los uniformados.
La presencia de los marines yanquis en bares y prostíbulos de Caimanera y Guantánamo era habitual.
«En 1917 se produce una nueva intervención militar cuando estalla la nombrada Guerrita de la Chambelona, ocasión en que se enfrentaron fuerzas políticas criollas opositoras; la 3ra. Brigada de Infantería de Marina cruzó los perímetros de su enclave y ocupó la ciudad de Guantánamo, Santiago de Cuba, Camagüey y otras poblaciones donde existían propiedades de empresas norteñas. La base fue el centro de aprovisionamiento logístico y de preparación combativa; parte de las tropas de ocupación permanecieron hasta 1922».
—¿Desde la Base Naval se gestaron también agresiones a varios pueblos centroamericanos y del Caribe?
—En 1911 fuerzas de marines comenzaron a prepararse en la bahía para intervenir en México. En 1914, en dos ocasiones el presidente Woodrow Wilson ordenó desembarcos de unidades en Haití; ese mismo año varias naves de guerra que operaban desde Guantánamo, participaron en la ocupación de puertos mexicanos. Al año siguiente nuevamente EE.UU. envió tropas a Haití, estando presente en aguas haitianas el USS Jason, basificado en la bahía cubana. En 1916 se organizó en Guantánamo el puesto de mando de las unidades que desembarcaron ese año en República Dominicana. Contra la revolución liderada por el general Augusto C. Sandino, embarcaron en 1927 desde Guantánamo fuerzas del Regimiento 50, trasladado a la costa caribeña nicaragüense.
—¿Puede hablarse de algún papel positivo del enclave naval en algún momento?
—La Base Naval de Guantánamo fue una pieza muy importante en la estrategia de EE.UU. durante la Segunda Guerra Mundial; incluso algunos especialistas señalan que llegó a ser el segundo puerto de movimiento del mundo, solo superado por el de Nueva York. Por eso, 1939-1945 ha sido el único período en que tuvo un papel positivo en la historia de la humanidad: dar una contribución para poner de rodillas al fascismo y al militarismo japonés.
—Hubo una etapa de esplendor constructivo dentro de la base naval. ¿Qué significó para los miles de trabajadores de varias naciones contratados para esas labores?
—Entre 1940 y 1945 se draga parte de la bahía y se levantan grandes construcciones de objetivos bélicos y otra infraestructura. En estos años laboraron, sin contrato, 12 000 trabajadores, un 90 por ciento cubano, nueve por ciento jamaicano, y los restantes dominicanos, puertorriqueños, trinitarios, así como de Barbados e Islas Vírgenes, entre otros, además de unos 3 000 norteamericanos que recibieron atenciones especiales.
En un limbo legal permanecen en la base naval enclavada en territorio usurpado a
Cuba por EE.UU. decenas de prisioneros de varias nacionalidades, en lo que
se emparenta con un campo de concentración al más aberrante estilo nazi.
«Los trabajadores caribeños contratados, incluyendo a los cubanos, no contaron con representación sindical y recibieron bajos salarios; hacinados en barracones insalubres, donde no existían apropiadas condiciones higiénico-sanitarias, en esos albergues surgieron fuertes brotes diarreicos y de paludismo».
—Se considera que ese período de esplendor constructivo de la Base significó también un impulso para la economía de Guantánamo. ¿Cuál es la dimensión real del asunto?
—La presencia de la Marina norteamericana implicó que miles de norteamericanos se hiciesen habituales en las calles de Guantánamo y Caimanera, y que grandes cantidades de dinero circulasen en la región. Ello multiplicó las ganancias de los propietarios de prostíbulos, clubes, hoteles, restaurantes, escuadras de caballos, gallerías... A ese «negocio» debemos sumar la venta de alimentos y otros insumos al enclave, así como la adquisición a precios módicos de transporte y otros equipos, que posteriormente eran vendidos por los cubanos a un mayor precio en el territorio nacional.
«Se estima que en los años 50 trabajaron en el enclave de 5 000 a 6 000 personas, entre ellas 300 mujeres, cubanas y jamaiquinas, en labores domésticas.
«Está documentado que no menos de 21 millones de dólares anuales ingresaban por todos estos conceptos a la región, cifra significativa para la época; dinero que benefició a los comerciantes y hacendados, así como a los empleados de la base, y contribuyó al desarrollo económico de Guantánamo, en particular de su comercio, que fue reconocido entre los más eficientes y presentables de la Isla.
«No obstante, quisiera aclarar un equívoco que muchas veces repite la literatura histórica: Guantánamo no vivía solo de la Base Naval. La región producía 1 500 000 sacos de azúcar y 800 000 litros de mieles, era el primer productor de café y sal, y tenía un notable desarrollo en otros renglones productivos».
—¿Cómo impactó ese vínculo en el ordenamiento social y cultural?
—Con la ampliación de la moderna base militar se produjo un cambio brusco en el número de habitantes de Guantánamo. En dos décadas la población de la ciudad se duplicó. La estructura socioeconómica de partes importantes del comercio de la ciudad y Caimanera quedó en esa época, en cierta medida, determinada por los vínculos mercantiles que se sostenían con el enclave, visibles en la red de bares, hoteles, fondas, restaurantes, bodegas, ventas de souvenires, anuncios comerciales en inglés y nombres de poblaciones de Estados Unidos, entre otros símbolos del capitalismo que hacían que la ciudad pareciera más una urbe de Norteamérica que una población antillana.
«Caimanera contaba con solo 5 000 habitantes y, sin embargo, existían 27 prostíbulos que controlaban a más de 800 prostitutas. Este poblado pobre, sin acueducto y alcantarillado, estaba sumido en el vicio, contrabando, tráfico de drogas, falsificación de bebidas, juego, cocaína, y era una de las zonas del Caribe con más alta tasa de enfermedades venéreas. Para muchos, Guantánamo y Caimanera constituían el más vergonzoso meretricio del Caribe.
«En lo cultural, además de invadir la ciudad de Guantánamo con productos seudoculturales, en 1955 es inaugurada en la Base la primera estación de televisión de la Marina de Guerra estadounidense ubicada fuera de Estados Unidos, canal que junto a las dos emisoras radiales existentes forma parte del sistema divulgativo de las bases norteamericanas, el cual promueve el modo de vida yanqui y el odio a las ideas socialistas».
—La realización de actos denigrantes contra la dignidad nacional y los asesinatos desde aquel enclave no fueron exclusivos del período revolucionario...
—Los viles asesinatos de los jóvenes combatientes del Batallón de la Frontera Ramón López Peña y Luis Ramírez López, además del pescador Rodolfo Rosell, son los hechos sangrientos más conocidos por los cubanos; sin embargo, en junio de 1919 un marine borracho mató con un disparo de fusil a un niño en el central Confluente, próximo a la ciudad de Guantánamo; en marzo de 1926, los campesinos de Cayamo denunciaron que los fines de semana los militares yanquis habían convertido el lugar en un burdel y tiro al blanco, disparando indiscriminadamente hacia todas las direcciones, matando ganado y violando las propiedades. En diciembre de 1936 un marine mató a una mujer en Boquerón y argumentó que estaba cazando.
«Guantánamo emula por el récord de crímenes cometidos por los militares yanquis con Puerto Rico y el Canal de Panamá. Con la Base vinieron periódicamente decenas de miles de marines borrachos y buscadores de placeres sexuales, un número de ellos portadores de enfermedades venéreas, quienes convirtieron a la ciudad, entre 1939 y 1958, en una de las grandes plazas de tráfico y consumo de drogas y bebidas alcohólicas».
—¿Cuánto ha impactado negativamente para el desarrollo local la presencia norteamericana?
—La excelente bahía de Guantánamo es el recurso más importante con que cuenta la provincia, pero la presencia de la Base Naval ha limitado considerablemente el desarrollo económico y social de la región, porque ocupa la parte más honda de ese accidente geográfico: en su canal de entrada tiene 18 metros de profundidad; mientras la parte cubana es llana, de muy poca profundidad, con escasas posibilidades desde el punto de vista económico.
«También desde el punto de vista medioambiental, ellos convirtieron la cenagosa parte occidental en un polígono donde probaban su armamento. Era la zona donde desembocaban los ríos Guantánamo y Jaibo, y las sistemáticas explosiones fueron obstaculizando esa afluencia natural y provocando serios problemas en la zona de Caimanera. Como resultado, las inundaciones allí son constantes en tiempos de grandes lluvias o ciclones».
—¿Los cubanos, y especialmente los habitantes de Guantánamo, debemos recordar algún gesto positivo venido desde allí?
—Sí. La participación decisiva del cuerpo de bomberos y de la Cruz Roja, apoyados por marines de la base estadounidense, para sofocar peligrosos incendios que estallaron en el poblado de Caimanera, por ejemplo el siniestro ocurrido el 1ro. de julio de 1946, que comenzó por un cine y se extendió a la zona comercial. En esa ocasión unos 300 efectivos estadounidenses evacuaron a los heridos en las instalaciones médicas de la Base Naval y distribuyeron comida y ropa entre las familias damnificadas.
«Igual ocurrió el 11 de octubre de 1959, cuando las llamas destruyeron tres manzanas de edificios. Allí arribaron al muelle de Caimanera, procedentes de la base naval, dos remolcadores, con poderosas bombas de incendio que desempeñaron un papel vital en extinguir el fuego. En ambas intervenciones la prensa evaluó la “valentía de los marinos y bomberos norteamericanos”. Y agregó: “Con esta triste oportunidad son ya tres veces que la Base Naval acude a sofocar incendios en Caimanera”.
«La destrucción de Caimanera no les convenía a las autoridades yanquis por la cercanía relativa de sus instalaciones, además de constituir un sitio de recreo de los marines».
—¿Qué opinión le merece el uso de la instalación militar como campo de concentración de personas y centro de arbitrarias detenciones?
—Para vergüenza del país cuyos gobernantes se reconocen como referencia internacional en la observancia de los derechos humanos, funciona en la base de Guantánamo, desde 2002, una cárcel en la que se detiene a personas sin derecho a juicio y en un limbo jurídico rechazado universalmente.
«Contra esas personas se aplican métodos de tortura realmente deleznables. Son crímenes de lesa humanidad que no deben quedar impunes».
—¿Cuál debería ser el destino de esa Base Naval?
—Los guantanameros, principales espectadores y afectados por esta usurpación, soñamos con la bandera cubana ondeando en el territorio que hoy sigue ilegalmente ocupado.
En esa legítima e irrenunciable aspiración acabamos de recibir el apoyo de los Jefes de Estado y de Gobierno de los países del ALBA-TCP, quienes en la Cumbre del pasado martes aprobaron una declaración que reclama el cese de «la ocupación ilegal del territorio que ocupa la Base Naval de Guantánamo». Sin dudas, ese día llegará.