SANCTI SPÍRITUS.— En La Habana se encuentran almacenadas alrededor de 130 toneladas de clorofluorocarbonatos (CFC), resultado de la desactivación de más de 2,5 millones de refrigeradores y cerca de 300 000 aires acondicionados domésticos durante la Revolución Energética.
En más de 20 años se prevé la destrucción total de esos gases, lo que permitirá una reducción considerable de la afectación a la capa de ozono.
Lo anterior lo dieron a conocer especialistas durante una visita a la Fábrica de Cemento Siguaney, de esta provincia, donde antes de culminar el año 2014 se pondrá en marcha la planta de destrucción de las mencionadas sustancias.
El especialista en automática de ese centro, ubicado en el municipio espirituano de Taguasco, Jorge Félix Pérez Lorenzo, explicó que ya el proceso de montaje está a punto de concluir en el horno cuatro y luego la planta será visitada por especialistas de la firma española Miesa Exportación S.L., la cual suministró la tecnología automatizada, a fin de dictaminar la fecha de arrancada.
La planta de destrucción de sustancias agotadoras del ozono (SAO) que se construye en predios espirituanos, única de su tipo en América Latina y el Caribe, es resultado del empeño entre el Fondo Multilateral del Protocolo de Montreal, mediante el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), y Cuba, con una reputación incuestionable en el cuidado y protección del medio ambiente.
Según Pérez Lorenzo, es un propósito demostrativo para países como el nuestro, que aunque no conforman la lista de naciones del Primer Mundo, sí se mantienen a la vanguardia en la eliminación de las SAO.
El costo del equipamiento adquirido para la fábrica ha sido valorado en cerca de 250 000 dólares, así como otro monto importante en moneda nacional. Modernas tecnologías han sido ya instaladas en la planta, como un equipo para la regeneración de gases refrigerantes, que ahorrará moneda convertible al país por concepto de importación.