Programa de Ahorro de Agua. Autor: Juan Moreno Publicado: 21/09/2017 | 05:49 pm
Luego del anuncio hecho por los fabricantes nacionales sobre un incremento de la producción de grifería y herrajes para la venta a la población, los comercializadores ratificaron que la estrategia al respecto del Programa de Ahorro de Agua se hará más visible en el segundo semestre de este año.
Está previsto que la mayor parte de los 2 027 000 elementos de plomería planificados para vender en 2014 —a precios razonables, en moneda nacional y sin subsidio— empiecen a ser colocados de forma estable en los anaqueles de las tiendas a partir de las próximas semanas. Esta distribución priorizará la red de tiendas de materiales de la construcción.
En ronda informativa para la prensa, directivos del Ministerio de Comercio Interior (Mincin), encabezados por Odalys Escandel, viceministra primera del organismo, señalaron que en el primer trimestre apenas se ofertó el 13 por ciento del plan, por lo que la mayor parte aún está por venir.
Como se conoce y en su momento publicó JR, a inicios de febrero una resolución de la Ministra del Mincin dispuso una reducción de precios en nueve productos de plomería —de diferentes medidas— que se expenden en moneda nacional.
Tan pronto esto ocurrió, esos herrajes, que antes apenas se vendían y entraban en la clasificación de surtidos ociosos o de lento movimiento, «volaron» de los estantes y se produjo un desabastecimiento de los mismos.
Francisco Silva Herrera, director de Comercio Mayorista y Logística de Almacenes del Mincin, explicó que en el primer trimestre —luego de la rebaja— se vendió todo lo que había en almacén y lo que se recibió en ese período. Más aun, en ese lapso la venta de los surtidos que se rebajaron representó el 50 por ciento de todo lo vendido en 2013.
Claro, según estimaciones de este redactor e investigaciones de otros colegas que lo confirman, no pocas de esas mercancías fueron acaparadas por los revendedores, quienes ahora hacen su agosto.
Oferta insuficiente
Como también se informó la semana anterior por los medios de prensa, el Grupo Empresarial de la Industria Sideromecánica (Gesime) recibió ocho millones de pesos para producir dos millones de productos relacionados con el Programa de Ahorro del Agua, para la rehabilitación de la industria que los confecciona y para la compra de las materias primas.
La venta planificada de más de dos millones de elementos no basta. Estudios del Mincin sobre las necesidades de estos productos —como grifos y latiguillos— arrojan una demanda de unos seis millones de unidades, subrayó Silva Herrera. Sin embargo, el suministro de estos —calificados dentro de la línea económica o popular— permitirá ir solucionando paulatinamente los problemas de plomería en el interior de la vivienda.
Especial atención se dará en aquellos lugares donde se han acometido grandes reparaciones o inversiones en acueductos, pues aun allí se pierde alrededor del 27 por ciento del agua bombeada, comentó la viceministra Bárbara Acosta Machín.
Siguiéndole el rastro
Pilar Fernández, jefa del Grupo de Venta Minorista de Productos no Alimenticios, indicó que el expendio de estos artículos de plomería tendrá como base las 328 tiendas especializadas de venta de materiales de la construcción (los antiguos «rastros»).
En algunos lugares, dependiendo del mercado, los productos pudieran venderse en otros sitios, pero esa no es la prioridad. A una pregunta del colega de la revista Bohemia sobre por qué no se venden en todas las tiendas en moneda nacional que tienen ferreterías, explicó que es necesario hacerlo de esa manera para darle certeza a la población sobre dónde pueden encontrarlos y brindar una estabilidad en el abastecimiento.
No obstante, la viceministra primera Odalys Escandel insistió en que cuando en un futuro la producción cubra la demanda, podría extenderse la venta de los útiles de línea económica a las demás redes de comercio. Pero ahora no es el momento, sugirió.
Y más «cruceteos»
Durante el encuentro de los ejecutivos del Mincin con la prensa, JR comentó declaraciones hechas la semana anterior por funcionarios del Grupo Empresarial de la Industria Sideromecánica (Gesime) que abordaron desde su perspectiva este tema.
En conferencia con los medios, Gesime indicó que estos elementos, que serán fabricados por la Empresa Industrial de Herraje (perteneciente al Grupo), se comercializarán por su empresa mayorista, Divep, la cual los ofertará a las Empresas Universales de Comercio Mayorista del Mincin, las que a su vez los distribuirán a la red minorista de comercio.
Ante tal esquema de distribución, cabe una larga pregunta.
—¿Acaso esto no demora la llegada de las mercancías a su destino final? ¿Acaso esto no introduce en la cadena de valor (es decir, todo el «andamiaje» que determina el precio que se le cobrará al consumidor) actores económicos innecesarios, quienes, por pura lógica, deben recibir un pago por sus servicios aunque no le introduzcan valor agregado a la mercancía? ¿Eso no incrementa los precios? ¿Acaso de esa manera no se introducen intermediaciones que hacen más vulnerable el tráfico de las mercancías a errores, pérdidas o prácticas «insanas» como el desvío de recursos, la malversación y otras variantes de corrupción? ¿La Empresa de Herrajes que se encargará de estas producciones no está en Guanabacoa? ¿Al menos para La Habana no sería más factible que una distribuidora de comercio fuera allí y sacara la mercancía para las tiendas?
Francisco Silva Herrera, director de Comercio Mayorista y Logística de Almacenes, tuvo a su cargo la respuesta. Fue una enjundiosa explicación, pero en síntesis coincidió con el criterio de JR.
Por último, Silva informó —y también lo reseñamos sucintamente— que la política que se elabora para el comercio mayorista incluye evitar eso y propiciar incluso que los productores, si geográficamente les es posible y tienen otras facilidades, se encarguen de algunas distribuciones.
¿Pero acaso algo tan evidente como ese «cruceteo» tiene que esperar? —comentó el reportero de JR al colega que tenía sentado al lado—. Claro, los dos sabemos que eso no depende de borrón y cuenta nueva, empero...