CIEGO DE ÁVILA.— En La Clementina, asentamiento rural del municipio de Baraguá, una multitud de obreros laboraba por cambiar el aspecto del lugar. Sin embargo, bajo el sol y en medio del sudor y el cansancio, tenían que observar cómo después de volteado el hormigón para fundir una acera, los niños le pasaban por encima en bicicleta, en medio de la risa de los adultos.
«Era inconcebible que los vecinos no mostraran al menos un poco de respeto por algo que los beneficiaría», recuerda Orlando Concepción González, director del grupo D’Morón Teatro.
«Los actores de la agrupación acordamos entonces realizar actividades culturales en las que participaran los pobladores, para que actuaran con nosotros en obras que tuvieran que ver con la pérdida de valores y su propia situación. Unos días después, las mismas personas que se reían protagonizaban un trabajo voluntario», añadió.
No era la primera vez que los integrantes de D’Morón Teatro desarrollaban esa labor comunitaria, como parte de su proyecto Cruzada por la Cultura, que persigue convertir en actores a pobladores de una comunidad intrincada o de un barrio con situaciones de marginalidad.
La experiencia fue presentada en el Taller Provincial de Valores de Ciego de Ávila, que agrupó a medio centenar de especialistas, investigadores, pedagogos y artistas, quienes presentaron sus ideas de cómo preservar o ayudar a restaurar valores perdidos o deteriorados dentro de la sociedad cubana.
Quizá una de las vivencias más conmovedoras fue la del profesor Rewuald Martínez Andino, quien con su proyecto Los Pinos Nuevos ha incentivado el hábito de la lectura y el comportamiento basado en la cortesía, el trabajo y el respeto entre estudiantes de Secundaria Básica, a partir del ideario del Apóstol.
Esas iniciativas, expuestas junto con otros trabajos que obtuvieron la calificación de destacado o relevante en el Taller, son ejemplos de cómo actuar para enriquecer la sensibilidad de los cubanos frente a las complejidades cotidianas.