UNIÓN DE REYES, Matanzas.— Si alguien quiere ver a Berto Alfonso Hernández, pues nada más tiene que ir hasta su vaquería. Allí entra de madrugada y regresa a su casa de noche.
«Le dedico todo el tiempo de mi vida», confiesa.
A la entrada del poblado de Unión de Reyes se encuentra la finca de Los Alfonso, con 41 hectáreas (ha) y perteneciente a la CCS Sabino Pupo.
En el 2011 fue el mejor productor del sector campesino y cooperativo del país, por su aporte en la entrega de leche y buenos resultados en la reproducción de los animales, además de los índices de eficiencia en el manejo del rebaño. Y en 2012 no se quedó atrás. El plan de producción del recién concluido año fue de 90 000 litros de leche, pero superó los 100 000 litros, con 28 vacas en ordeño.
«Siempre estoy faja’o con alrededor de esa cantidad de vacas en ordeño», advierte el vaquero, y las mismas producen como promedio 13 litros de leche diarios.
En total cuenta con 56 animales, entre ellos dos sementales. Predominan las razas Mambí y Siboney.
«El éxito radica en el esfuerzo del guajiro, trabajar duro, hay que echarle forraje, sal, norgol, urea, y tener buena rotación en el manejo del ganado», sonríe.
«Siempre tengo un ciclo de gestación para que todos los meses nazcan cinco o seis terneros y así mantener el plan».
El alimento lo consigue con la siembra de caña, pues sus tierras son de secano. Este año sembrará dos hectáreas de kingrás y dos de moringa.
Con la máquina forrajera muele la caña, y con urea y sal natural obtiene sacarina, que mejora la producción de leche. Según Berto, este alimento sustituye los concentrados proteicos industriales en la preparación de raciones hasta un 70 por ciento, e incrementa a bajo costo la producción promedio de leche.
Berto acentúa que es necesaria una acertada práctica de ordeño, amarrando la vaca cerca del ternero para estimularla, luego lavándole la ubre y tras ser extraído el alimento, secándosela.
«La leche que entrego es de buena calidad, por eso me pagan 2,40 pesos por litro», asegura este hombre que aporta el alimento a cuatro bodegas de Unión de Reyes.
Con apenas tres vaqueros, ordeño mecánico, sistema de cantinas y una máquina forrajera, Berto muestra una eficiencia nacida del esfuerzo sostenido.
«Estoy faja’o por un sistema de riego, pero están por los cielos, valen 57 000 pesos, que no es fácil sacárselo a la leche», se lamenta.
«Obtuve mi tierra por el Decreto-Ley 259, he tenido que sacar crédito para comprar las novillas y hacerme de todas esas vacas».
Antes trabajó en un plan equino del Minaz y después que se retiró se volcó por completo a esta tarea. «Estoy pidiendo tierras por el Decreto-Ley 300, que permite ampliarse, pero si el área se “ajunta” a la mía, porque si es muy lejos hay que hacer una inversión, hasta poner custodios y de esa manera no da resultados», sostiene.
«Me haría falta una hectárea para el pastoreo de las vacas y otra para cebar los hijos y venderlos con el peso requerido, pues este año comercialicé 30 animales que no llegaron al peso. Ahora no los puedo cebar porque están dentro de las tierras de las vacas, de tal manera que me afectan el área de estas y la producción de leche.
«Con las cinco hectáreas de caña que tengo sembradas puedo molérsela a los toros, y luego los pastoreo durante cuatro horas, y sacarle a esos animales 900 o mil libras de peso, con el mismo esfuerzo.
«Si la vaquería se te descontrola, después no es fácil levantarla, pues se puede perder la producción. Llueva, relampaguee, haga frío, Día de los Enamorados, fin de año, lo que sea, allí estoy para atender a mis animales», concluye mientras parte a repartir su leche a las bodegas.