Sentados en la mesa Raudel y Aristalia, dos jóvenes estudiantes, atienden en su condición de vocales a las personas que llegan al Colegio no. 1, de la Circunscripción 116 en la ciudad de Ciego de Ávila. Autor: Luis Raúl Vázquez Muñoz Publicado: 21/09/2017 | 05:30 pm
CIEGO DE ÁVILA.— Delgada, con el pelo recogido hacia atrás en unos rizos, Luisari Sánchez Alarcón revisa los papeles que tiene por delante. Desde la mesa de enfrente le preguntan por el número de electores que han votado. Ella responde de inmediato: «205», y continua con el parte.
A esa hora en la que llegamos al Colegio Electoral no. 1, de la Circunscripción 116, perteneciente al Distrito 2 en la ciudad de Ciego de Ávila, los electores llegan con paso tranquilo, toman las boletas después de registrar su asistencia, votan entre los pioneros y algunos se quedan conversando en el portal.
Pudiera ser una escena normal en este día de elecciones. Pero lo singular está en que ese colegio está conformado íntegramente por jóvenes. Todos, desde la presidenta hasta los vocales, son muchachos que en algunos casos apenas sobrepasan los 20 años de edad. Como es el caso de Luisari, quien tiene 22 y es la presidenta de esa instancia electoral.
El médico-veterinario en la Delegación Provincial de Recursos Hidráulicos Nelson Gómez Mantilla, presidente de la Comisión Electoral en la Circunscripción, se echa reír cuando se hacen notar la presencia exclusiva de la juventud.
«Sí, es verdad —asegura—. Son muy jóvenes. El más viejo soy yo, que tengo 32 años. Todos los demás están de mi para abajo con la edad. Pero, bueno, ¿nosotros no somos el presente y el futuro? No hay porqué extrañarse. Es la continuidad del país y la Revolución».
Chispa y detalle
Luisari trabaja en el Departamento de Contabilidad en la sede del Correo Central de Ciego de Ávila. Es la primera vez que funge como presidenta de una mesa electoral, aunque se han desempeñado como vocal en otros comicios. Desde ese punto de vista, ella es la veterana del equipo.
«Los compañeros del Gobierno me consultaron —cuenta—. Preguntaron si estaba dispuesta a dirigir una mesa electoral, al principio una se queda sorprendida. Es una responsabilidad muy grande, una labor muy delicada. Lo pensé rápido y dije que sí. Ellos confiaban en mí y yo no podía defraudar».
Al comentar los detalles del trabajo, Luisari no deja pasar por alto la labor de acompañamiento que hacen Miladys Santana Chacón y Evelio Rodríguez, dos jubilados con mucha experiencia en el trabajo de las elecciones, y que constantemente los ayuda en los partes que deben rendir periódicamente. Los muchachos los llaman sus padrinos.
La conversación a cada rato debe interrumpirse por la llegada de los electores. Enfrente hay otra mesa. Allí actúan como vocales la joven Anel Carballedo Cruz, de 18 años, trabajadoras en la Delegación Provincial de la Agricultura, y Guillermo Antonio Arango, de 23, y estudiante de quinto año de medicina.
Están concentrados en el cotejo de los listados. Decidimos no molestarlos, por lo que aprovechamos un momento en que se vacía la mesa donde trabajan Aristalia Borroto Blanco, estudiante en la Escuela Formadora de Maestros Raúl Corrales, y Raudel Quintero Jiménez, alumno del Instituto Preuniversitario Urbano Pedro Valdivia. Ambos tienen 17 años.
Cuando se les pregunta por las complejidades del trabajo en la mesa, sobre todo Aristalia es enfática con un gesto en la mano. «Esto es de mucho cuidado, hay que ser muy responsable», dice. Raudel, en cambio, es un poco más locuaz.
«Hay que saber tratar a todo el mundo —comenta—. Las situaciones son distintas, desde el que viene a votar y no vive en la provincia hasta el que perdió el carnet de identidad y hay que indicarle cómo ir a la Comisión Electoral, donde comprobarán su identidad y emitirán un documento. Es un trabajo de mucha entrega, cuidado y chispa, y al menos para mí es algo nuevo por completo».
Ciudadanos ante todo
Sobre la participación de los jóvenes en las elecciones, los muchachos enseguida se refieren a la necesidad de ser, ante todo, ciudadanos. Afirman que una de las maneras más importantes de participar en la vida del país es precisamente esa: elegir a los que dirigirán al pueblo.
Raudel expresa que lo importante es ser ciudadanos, tener un sentido del deber con la sociedad. «Es importante que los jóvenes participen —señala—. Votar puede parecer sencillo, y no es así. Hay que aprender cómo ejercer el derecho al voto y cómo funciona el mecanismo electoral. Esa es una oportunidad que yo he tenido al trabajar en la mesa. Puede parecer difícil; sin embargo con pasión y entrega las cosas salen. Lo importante es que los jóvenes sientan que son parte».
Luisari, por su parte, enfatiza: «Lo que hoy hacemos es también darle una continuidad a la Revolución. Ayer eran nuestros padres y abuelos los que estaban dirigiendo estas mesas electorales, ahora lo hacemos nosotros. Es una manera de apoyar al país y a la provincia, de ayudar y demostrar que los jóvenes podemos ser una continuidad».