Vista aérea de la Plaza de Santiago. Autor: Ismael Francisco Publicado: 21/09/2017 | 05:18 pm
La Santa Misa de Su Santidad Benedicto XVI en la Plaza Antonio Maceo de Santiago de Cuba incluyó la lectura del Libro de Isaías, en el que se anuncia que la Virgen María está encinta y que al fruto de su vientre, su hijo, se le nombrará Emmanuel, que significa «Dios con nosotros».
Luego de reconocer, como parte de la Santa Misa, nuestros pecados y pedir ante Dios su absolución, se procedió a proclamar y reflexionar acerca de la Escritura, mediante la Liturgia de la Palabra.
Después de la primera lectura, como es habitual, se sucedió el salmo responsorial que funciona como un diálogo entre el lector y los feligreses. A continuación, se dio lectura a la Carta a los Hebreos, en la que se afirma que todos quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesús.
Posteriormente, se cantó la aclamación al Evangelio, y el Diácono llevó el Evangeliario al ambón. Leyó primero, antes el versículo de Juan, en el que se le pide al Señor que abra nuestros labios y corazón para poderlo alabar y adorar.
Seguidamente, el Diácono procedió a leer el Evangelio según San Lucas, en el que se anuncia la gracia de María, al albergar en su vientre al Hijo de Dios, que deberá nombrar Jesús y que reinará sin fin. María accedió a que se hiciera en ella, según la palabra del Señor.
Antes del canto de la aclamación, nuevamente el Diácono llevó el Evangeliario hasta el Santo Padre, quien lo besó y bendijo a los presentes.
Luego de la lectura del Evangelio según San Lucas, Su Santidad, Benedicto XVI, procedió a la homilía.