Transportación de mercancías. Autor: Modesto Gutiérrez Cabo/ ACN Publicado: 21/09/2017 | 05:18 pm
SANCTI SPÍRITUS.— El ingreso a la Unión de Camiones (UDECAM, a nivel nacional) de más de cuatro millones de pesos en 2011 por concepto de demora, resultaría una noticia halagüeña para quien desconozca los problemas que están detrás de ello. Pero con la revelación de que esta cifra equivale, en un año, a más de 2 500 camiones que quedaron cargados y no pudieron cumplir su objetivo de entregar la mercancía en el tiempo establecido, o que unas 300 toneladas diarias de productos no fueron descargados, puede comprenderse entonces las cuantiosas pérdidas que ello constituyó para la economía del país.
En cumplimiento de la política nacional de reordenamiento del transporte, en cada provincia existen bases de carga municipales y unidades especializadas de camiones para viajes largos y de mayor tonelaje, lo que elimina cuantiosas pérdidas de combustible y permite un mejor aprovechamiento del parque automotor. Sin embargo, en Sancti Spíritus, como en el resto del territorio nacional, la eficiencia económica se ubica en una cuerda floja por infracciones de las partes involucradas en el proceso de carga y descarga de mercancías.
El que más pierde
Desde la visión de Antonio Ramos Rodríguez, director de Transportaciones de Cargas del Ministerio del Transporte (Mitrans), las empresas transportistas realizan en ocasiones una incorrecta planificación de los procesos de traslado de las cargas, traducida en tráficos mal organizados, lo que conduce a modificar su diseño.
Añade Ramos Rodríguez que por parte de las entidades circuladoras de mercancías —las que utilizan a las transportistas para mover sus productos— es recurrente la falta de condiciones en los almacenes mayoristas de origen y destino para cargar y descargar. Otro problema es la ausencia de planificación y coordinación y que limitan las jornadas de trabajo hasta ocho y diez horas, cuando se establece sean las 24.
Más allá de las pérdidas o ganancias empresariales, el único afectado en este entramado económico resulta el Estado. El cobro existe como sanción a la empresa que genera las afectaciones, pero el monto en dinero es mucho menor que el daño que ocasiona. Estas multas se pagan en CUC o CUP, pero el combustible, todas las partes y piezas de repuesto y hasta las mercancías que, por negligencias, quedan a la intemperie se pagan en dólares.
Ingresos que no significan ganancias
El pasado año la UDECAM espirituana cobró 92 677 pesos por demoras. Pero incluso estos ingresos no significan ganancias, pues además de cobrar más por recorridos que por demoras, su director, Alberto Yero Gómez, cree que se afecta el índice de rotación de los equipos: «Según las exigencias nacionales nuestros carros deben dar 1,5 viajes por día, pero hoy tan solo llegamos a la pobre cifra de 0,8».
La Resolución No. P-217 del año 2004, del Ministerio de Finanzas y Precios, establece un recargo por concepto de demora de 8,50 pesos por hora para los carros de hasta 25 toneladas, y de 12,75 pesos por hora para los que exceden esa carga. Asimismo, se instituye que los tiempos de carga y descarga tomen entre una y tres horas, en dependencia del tonelaje de los camiones. Un minuto después del tiempo establecido se cobra igual que como se cobra una hora de demora.
Enrique Bernal Valdivia, jefe del Puesto de Dirección Provincial de la Cadena Puerto-Transporte-Economía Interna, sostiene que los directivos empresariales deben asumir esto como un problema de eficiencia económica, con el consiguiente orden y cumplimiento de lo contratado.
Horas que cuentan
Entidades como el Molino de Arroz de Tamarindo, las empresas de Acopio Municipal, la Alimentaria, Tecnoazúcar, Suministros Agropecuarios y la Mayorista de Productos Alimenticios (EMPA), entre otras, son las «morosas» en Sancti Spíritus.
La Empresa Alimentaria Provincial pagó el pasado año 9 108,50 pesos por este motivo a UDECAM y una cuantiosa cifra también a las bases de carga municipales. A pesar de la existencia de problemas objetivos de peso como la falta de almacenes en algunos municipios, los bajos niveles de entrada de harina de trigo y su necesario escalonamiento, así como las constantes imprecisiones en las cargas en el molino de cerea-les de Cienfuegos, Arbelio Betancourt López, jefe de Transporte de la entidad, reconoce «chapucerías» que entorpecen el mejor cumplimiento de los planes.
Betancourt López identifica que «no existe una adecuada coordinación entre el proveedor y los almacenes. Así, el chofer pierde tiempo en el viaje sin autorización, llega la rastra cargada de harina y no están presentes los estibadores o sencillamente cerró el local por ser más de las seis de la tarde. Por ello redoblamos la revisión de las cartas de porte, las demoras en el molino de cereales y en los almacenes, y tomamos medidas disciplinarias severas con los responsables».
Por el mismo camino rueda la EMPA espirituana. Aunque sus demoras no resultan comparables a la antes descrita, en 2011 erogaron 4 470,45 pesos a UDECAM por motivo semejante. «La legislación establece que la distribución de productos de la canasta familiar normada ocurra todo el día mientras haya sol, y sin embargo las bodegas cierran al mediodía. En ocasiones un carro debe esperar varias horas hasta que llegue el administrador e incluso regresar con la carga hacia los almacenes», considera Eduardo Morales Rodríguez, director general de la entidad.
El Director Nacional de Transportaciones de Cargas del Mitrans ilustra lo que ocurre en el sector arrocero en esta central provincia: «Ya que los molinos de arroz del Sur del Jíbaro no cargan de noche, al no existir personal para ello, alteran los horarios y cargan en el Centro de Carga y Descarga de Sancti Spíritus un camión con 35 toneladas de urea para el Complejo Arrocero de Las Nuevas. El camión llega al destino al mediodía, se inicia la descarga a las 13:00 horas y debe concluir tres horas después. Tras el fregado, el carro queda listo para cargar arroz en el mismo molino de La Nuevas con destino a la Empresa Mayorista de Alimentos (EMPA). Sin embargo, ese camión quedará cargado hasta el siguiente día porque cuando llegue a la cabecera municipal serán las ocho, nueve o diez de la noche y ya se retiró el personal de los almacenes de la EMPA».
En este problema no solo incurren empresas de mayor complejidad. Existen otras, como los establecimientos de Acopio, que incumplen la mayoría de los parámetros para evitar las demoras.
Al decir de la administradora del establecimiento de Acopio municipal de Sancti Spíritus, Odalys González, aunque ellos intenten agilizar su rutina laboral continuarán pagando altas cifras por estadías, como ocurrió en el mes de diciembre de 2011, cuando erogaron 3 301,98 pesos a la Base de Carga de Sancti Spíritus, cantidad superior a la cuota anual de otras empresas.
«Acopio debe distribuir la mercancía que guarda en los almacenes en horario de la mañana, sobre todo los granos. Y a las dos de la tarde se acude a los puntos de compra en los campos. Al regresar esos camiones, no nos da tiempo repartir, pues coincide con el horario de cierre de los mercados y las entidades de consumo social. Así, para evitar el deterioro de los productos en un doble descargue-cargue, determinamos que el carro permanezca cargado hasta el otro día», argumenta la directiva.
Varias de las entidades espirituanas encuestadas señalan las deficiencias del parque automotor de las bases de carga municipales, las que no satisfacen sus demandas reales en cuanto a calidad y cantidad. Pero José Campbell Fonseca, administrador de la Base de Carga de Sancti Spíritus, sostiene que «paulatinamente se han ido remotorizando los carros, y amén de los problemas técnicos por la sobreexplotación de tantos años, con un uso racional de ellos y un esmero en el cumplimiento del contrato, nuestros medios de transporte pueden satisfacer a todas las empresas».
Cuando se aprobó la Resolución P-217, los precios del combustible y otros medios de trabajo resultaban más bajos que en la actualidad. Esa resolución no ha cambiado y en muchos sentidos pone en ventaja al circulador de mercancías ante el transportista, pues a aquel la operación le resulta barata y con amplias posibilidades de pago. Sin necesidad de alterar este documento normativo, se puede arribar al mismo resultado positivo, haciéndolo por los caminos de la eficiencia económica de cada empresa.
¿Historia de nunca acabar?
No resulta este un problema cuya solución requiera importaciones o ficha de inversiones: depende exclusivamente de la voluntad y conciencia de las partes involucradas.
En opinión de Antonio Ramos Rodríguez, «a pesar de que a partir de 2005 se ha apreciado que mejoran la planificación y las condiciones y el tamaño de los almacenes, así como en los medios de trabajo, una extensión del horario hasta las 24 horas en la mayoría de los centros generadores y receptores de cargas —con la consiguiente disminución de gastos por sobrestadía de buques, contenedores y carros cargados—, todavía queda por perfeccionar mucho. Hacerlo no cuesta un centavo y ahorra miles en cualquier moneda».
El asunto se sigue con fuerza por las máximas autoridades administrativas del territorio en reuniones semanales de la Cadena Puerto-Transporte-Economía Interna. Por ello, aunque de forma lenta, se observan progresos. La Empresa Alimentaria de Sancti Spíritus, por ejemplo, pagó en diciembre último 1 779 pesos y en enero disminuyó a 892,50 pesos.
Los factores objetivos que inciden en este tema resultarían mucho más fáciles de atajar si se eliminaran las deficiencias subjetivas. Enfrentarlas de forma directa debe resultar una premisa para que cada camión arribe con su mercancía en el tiempo debido.