Nicolás de la Peña Rubio, maestro de los periodistas holguineros. Autor: Anays Almenares Ávila Publicado: 21/09/2017 | 05:12 pm
Esta debía ser una nota de júbilo. De regocijo por la familia mayor de JR —sus lectores—, que sigue creciendo en peñas ocurrentes por todo el país. Estas debían ser líneas para festejar que a los seis años de fundada, la tertulia holguinera continúe enlazando afectos y haya logrado obsequiarse con el mismo invitado especial que la inauguró junto a Guillermo Cabrera: el maestro de los periodistas holguineros, Nicolás de la Peña Rubio.
Sin embargo, sucede que jornadas después de aquel encuentro feliz, Nicolás, el Decano, viajó con sus 86 años definitivamente a la Historia, en esa pasión suya por fundirse con el tiempo y su estudio.
Y a nosotros, que lo vimos dolido por la enfermedad pero altivo por la compañía; magro de carnes, pero macizo de entusiasmo; riendo animoso junto a Vilma Pérez de Aguiar y Nelson Dorr, premios nacionales de la Radio y el Teatro; Fermín, Sera y Cary, el grupo de teatreros de la Casa del Cuento; el violinista Hiram Arencibia; los trovadores Proyecto D; y los amigos de Velazco, nos parece una falsedad macabra esta ausencia suya.
Investigador, historiador, periodista, en él la dignidad era como un anillo de compromiso. Y podríamos reseñar sus premios y reconocimientos, pero esas estadísticas sobran cuando se va un bueno de alma.
Esta debía ser una nota alegre. Y de algún modo, lo será. Porque allá en la Loma de la Cruz o en los parques holguineros; en la Casa de la Prensa junto a Roberto, Caridad y los tecleros; en los libros y lecciones que dejó, Nicolás seguirá dictándonos su cátedra de Periodismo.