Los jóvenes cadetes contribuyen a la autonomía económica de su sector con amor, ternura y dedicación. Autor: Yander Zamora Publicado: 21/09/2017 | 05:02 pm
Mientras se adentraban en los intricados caminos de las lomas del Escambray para llegar a la Granja Can Can, Reinier se repetía a sí mismo que no perdería la oportunidad de conquistar a Yainelis. La miraba de lejos y se la imaginaba perdida entre los cafetales como aquella Gaviota de la telenovela colombiana Café con aroma de mujer. Él, cual Sebastián enamorado, se propuso trabajar intensamente en las jornadas y cautivar así su dulce corazón.
«Me río porque a todos nos inquieta el trabajo que haremos y si podremos cumplir y superar nuestras metas. Sin embargo, a él eso no le preocupa —ya tiene experiencia de otras escuelas al campo a las que asistió en Trinidad— sino si podrá atraparme o no», confiesa, entre risas, Yainelis.
«Estamos aquí para brindar nuestro aporte en las diferentes tareas económicas que lleva adelante el Ministerio del Interior (MININT) y el país en general, pero no caben dudas de que entre jóvenes, se sembrará y se recogerá café con amor, ternura y dedicación», dijo Reinier.
Juntos recorren el vivero, las tierras de cultivo, el campamento y sus alrededores. Ella sabe que él tendrá el poder de seducción de la naturaleza como aliado y que entre lomas, árboles y flores sembrarán la semilla de su amor.
Ambos, cadetes estudiantes de la Facultad Independiente General de Brigada Luis Felipe Denis Díaz, en Villa Clara, forman parte del grupo de jóvenes de avanzada que aportan horas de trabajo voluntario en tareas agrícolas que permiten el autoabastecimiento de las unidades del MININT.
Manos jóvenes a la obra
Como parte del plan de estudio de los diferentes niveles de enseñanza siempre ha existido, de una manera u otra, la vinculación estudio-trabajo, mediante la cual los estudiantes laboran en los campos, viveros y organopónicos de sus instituciones para garantizar su autoconsumo o contribuir a que se satisfagan las necesidades de su territorio.
Según explica la teniente coronel María de los Ángeles Martín Pérez, directora de la Facultad Independiente, los estudiantes de las especialidades que en ella se cursan tienen en su plan de estudios la exigencia de participar en tareas de impacto social. Es por ello que, en la actualidad, están vinculados a tareas agrícolas dirigidas a satisfacer las demandas de las distintas unidades y centros del MININT.
En ese sentido, Fidel Ramírez Izquierdo, segundo jefe del Grupo Empresarial Agropecuario del MININT, refiere que «desde el punto de vista económico el Ministerio está trabajando para producir una buena parte de los alimentos que en sus unidades, centros penitenciarios y escuelas se consumen, independizándose de la producción estatal. Así puede mencionarse la elaboración de productos cárnicos, la producción de huevos, el cultivo del arroz, frutas, vegetales, viandas y el café. Este último mostraría resultados a largo plazo, pues es ahora que se ha comenzado, principalmente en esta granja, la única en la provincia».
El jefe de finca, Lázaro Gómez, técnico de nivel medio en Agronomía y especialista en café, asegura que las 93,94 hectáreas de tierra de la Granja Can Can pueden abastecer sin dificultades a la provincia de Villa Clara. En esta etapa se recogerán 4 070 metros, se sembrarán alrededor de 80 000 posturas de café, similar número de plátano, de manera intercalada, que dé la sombra necesaria para el grano, así como algunos árboles frutales de mamey, naranja, aguacate, entre otros.
«El área es bastante grande y las entregas se hacen semanalmente. Con el ímpetu y el compromiso de los jóvenes se pueden lograr estas y muchas otras cosas, por eso confío en que lo que se me ha pedido aquí se cumpla con creces», añadió Lázaro.
«Nada mejor entonces que los actuales cadetes, futuros oficiales del MININT, participen en tareas de siembra y recogida de algunos de estos productos para que desde ahora aporten a la política trazada», apuntó María de los Ángeles.
Junto a Reinier y Yainelis, muchos otros desde el primer día chapearon, limpiaron y acondicionaron el lugar. Estarán una semana a la espera del relevo, aunque dejarán su huella en cada rincón y en el cumplimiento de la norma acordada.
«Mantenemos el espíritu porque estamos inmersos en la tarea 50 por 50, que significa 50 horas de trabajo voluntario por el medio siglo de fundado que tiene el MININT. Eso también forma parte de un cadete: sentirse identificado con las urgencias de su ministerio y del país que defenderá», dijo Lianky.
Su novia Suanly lo acompañará en el trabajo. Compartirán sus esfuerzos, convencidos de la importancia para el país de esta tarea.
«El trabajo en el campo es muy duro y se necesita mucho de la fuerza joven para llevarlo a cabo. Más que por obligación o incluso por un salario, lo mejor es hacerlo inspirado en el amor a lo que se hace, a lo que se obtiene y a lo que eso representa para el país y para uno mismo, indirecta o directamente».
Yelena Álvarez pierde su vista en el horizonte e interrumpe. «Es que es realmente emocionante estar entre estas lomas, en las que el propio Alberto Delgado Delgado, el hombre de Masinicú, vivió y luchó contra los bandidos. Tan solo por eso el tiempo que estemos aquí ya es bendito».