Casi 10 000 estudiantes optan por ingresar a las escuelas formadoras de maestros primarios, variante que se abrirá para los egresados de noveno grado, informó José Ramón Fernández, vicepresidente del Consejo de Ministros, al intervenir este miércoles en el Seminario Nacional de Preparación del Curso Escolar 2010-2011.
«Tenemos la posibilidad de seleccionar a los que reúnan los requisitos, porque son la base de la pirámide educacional. Y luego los queremos ver a todos alcanzar la licenciatura, desde su puesto de trabajo, y que continúen estudiando toda la vida», subrayó.
Fernández destacó que el maestro cubano, en todas las etapas, ha dado respuesta a los desafíos que su tiempo le ha asignado y que su pueblo ha requerido.
Con relación a los cambios en la formación de los licenciados en Educación, precisó que estos tendrán como mínimo dos años de preparación antes de enfrentarse a un aula.
«No irán a la carrera para cumplir por un período determinado de tiempo, por un compromiso —dijo—; y serán seleccionados, no recogeremos a todo aquel que no encontró ubicación en otra especialidad».
Al aula mejor preparados
La formación de licenciados en Educación continúa siendo la vía principal de formación del personal docente, a partir de graduados de duodécimo grado, según se dio a conocer en el Seminario.
Francisco Lau Apó, jefe del Departamento de Formación Inicial del Profesional, del Ministerio de Educación, explicó que la carrera se mantiene con cinco años de duración, pero los estudiantes estarán dos años —y en los casos que la cobertura profesoral lo permita tres— a tiempo completo en la sede central de las universidades de Ciencias Pedagógicas (UCP) antes de asumir docencia responsable en las escuelas.
«En los años restantes continuarán la formación en los colegios universitarios municipales (CUM), a la vez que en las escuelas donde laboran, convertidas en microuniversidades, se garantiza la atención a través de tutores y el colectivo pedagógico.
«Esta concepción posibilita que los estudiantes adquieran una mejor preparación antes de asumir responsabilidades docentes en la escuela, y que a partir de su incorporación a la carrera se eleve el tiempo de la docencia universitaria directa que reciben durante todos los años de su plan de estudios».
Lau Apó destacó que la principal fuente de ingreso de bachilleres a las UCP seguirán siendo los institutos preuniversitarios vocacionales de Ciencias Pedagógicas, por lo cual tendrán prioridad para el otorgamiento de esas carreras.
El directivo explicó que aunque se han reelaborado los planes de estudio en la mayoría de las carreras pedagógicas, se mantienen los perfiles profesionales actuales. El cambio más trascendental tiene lugar en los profesores para la enseñanza media y media superior, al combinarse dos asignaturas.
Es decir, se prepararán profesores en Marxismo-Leninismo e Historia; Español y Literatura; Matemática y Física; Biología y Química o Biología y Geografía; así como Educación Laboral e Informática.
La nueva evaluación va bien
«A un año de haber iniciado el proceso de transformación del sistema de evaluación el saldo es favorable», afirmó Lesbia Cánovas Fabelo, asesora de la Ministra de Educación.
«Hay una estimulación al estudio y un mayor esfuerzo en la preparación de las clases y el trabajo metodológico, para que desempeñe su papel no de medición de conocimientos, sino de valoración del desarrollo que va alcanzando el alumno», añadió.
En un aparte con la prensa, Lesbia explicó que contamos con un sistema educacional amplio y la evaluación es una tarea compleja, porque tiene mucho de subjetivo.
«Las estructuras de dirección tienen que ir aprendiendo cada vez más a regir el proceso educativo en general, y la evaluación forma parte de él.
«Se está dando un giro que nos lleva en la dirección de más estudio y esfuerzo, mayor preparación y trabajo. A la larga propiciará mejores resultados».
La destacada pedagoga señaló que a partir del seguimiento que se realiza en todo el país se ha identificado que la principal dificultad está en la evaluación sistemática.
«Es la que menos sabemos hacer —apuntó—, porque es la que permite diferenciar a cada alumno. Es decir, es la manera de darle seguimiento al diagnóstico de las dificultades y también de los logros, de las potencialidades que tiene cada estudiante.
«Además, tienen que emplearse diversas formas, en dependencia de los objetivos del contenido de que se trate y de los medios que se empleen: una excursión geográfica no es igual a un trabajo de laboratorio, ni a una clase de Literatura», puntualizó.
«Comprobar los objetivos a que se aspira en cada clase lleva mucho trabajo previo, de discusión colectiva y hay poco tiempo para que los maestros puedan realizar esa labor, aunque se han aumentado las horas de preparación de los docentes».
Por último destacó que estos cambios en el sistema de evaluación se insertan en otro conjunto de transformaciones del trabajo metodológico, y recordó que todavía hay una parte del profesorado que está en formación, por lo cual necesita más tiempo de preparación y estudio.
«Sin optimismo exagerado, partiendo de las condiciones que tenemos, hay avances. Me atrevo a confirmar que estamos marchando por el camino correcto y que en lo adelante debemos dar pasos más acelerados».