Cuba produce vitroplantas hace más de 20 años en cultivos como la malanga, el boniato, el plátano y la caña de azúcar, entre otros, lo cual le permite al país el rejuvenecimiento de las semillas de estas especies, reveló a este diario el doctor en Ciencias Agrícolas Sergio Rodríguez, director del Instituto Nacional de Investigaciones de Viandas Tropicales (INIVIT), de Villa Clara.
«Una vitroplanta es una planta en miniatura que se obtiene en un tubo de ensayos. Se parte de una yema, que es la fracción más joven de la planta y donde no hay enfermedades. Al obtener la planta a partir de esa yema, entonces se logra una planta rejuvenecida y saneada, con mayor vigor y desarrollo. Eso significa un mayor potencial productivo.
«Aun cuando el productor cuente con todos los insumos que demanda una especie determinada, tener una semilla de calidad es imprescindible para lograr altos rendimientos. Cuando la semilla es de mala calidad los patógenos que están en el suelo se manifiestan con mayor agresividad. Precisamente, la estrategia de utilizar vitroplantas y refrescar la semilla soluciona ese problema», explicó.
Según expresó el especialista, Cuba puede llegar a producir anualmente hasta 40 millones de vitroplantas de diferentes especies, pero la situación económica del país ha limitado esa aspiración.
Reveló que contamos con 11 biofábricas, entre las que se destaca la del Instituto de Biotecnología de las Plantas de Villa Clara, una de las mejores del territorio nacional.
«El programa nacional de semillas del Ministerio de la Agricultura se está recuperando. En determinados momentos ese plan no se ha establecido adecuadamente, y no ha habido una estrategia técnica a corto, mediano y largo plazo para producir la semilla.
«En diciembre de 2008 se creó la Empresa Productora y Comercializadora de Semillas. Eso es muy importante, sobre todo ahora que el país desarrolla un proceso de entrega de tierras y se está incorporando más gente a producir. No debe existir un déficit».