Granizos del tamaño de un mamoncillo cayeron este domingo en los pueblos habaneros de Tapaste y San José de Las Lajas, durante una tormenta que se volvió más intensa entre las 4 y las 4 y 30 de la tarde.
Según el máster en Ciencias Meteorológicas Miguel Ángel Hernández Martínez, especialista principal del Centro Nacional de Pronósticos, no es usual que en Cuba caigan granizos con esta dimensión, y recuerda como los más grandes reportados, los que cayeron en la Isla de la Juventud en la década de los 90.
«Al sudoeste de Nueva Gerona ocurrió una tormenta por el año 1993 con granizos cuyos tamaños oscilaron entre el de un limón grande y una naranja pequeña», comentó a este diario, y precisó que por lo ocurrido este domingo, hasta el momento, no se han conocido daños.
En nuestro país las tormentas con presencia de pedrisco —informó— son frecuentes al final del invierno y principios del verano, y es un fenómeno que sucede localmente.
En las tormentas más intensas —argumentó— se puede producir precipitación helada en forma de granizo especialmente grande, cuando este se forma en el seno de fuertes corrientes ascendentes dentro de la nube. En este caso la «bola de hielo» puede permanecer más tiempo en la atmósfera disponiendo de una mayor capacidad de crecimiento.
«Cuando el empuje hacia arriba cesa o el pedrisco ha alcanzado un tamaño que el aire ya no puede aguantar por su peso, termina cayendo. Si la condensación ocurrió a muy baja altura hay más probabilidades de que no se derrita con la temperatura del aire durante el descenso», explicó el experto.
La bola de granizo más grande que se ha registrado en el mundo cayó en Nebraska, Estados Unidos, el 22 de junio de 2003 y tenía un radio de 8,9 cm.