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Fortalecer la formación vocacional de niños y jóvenes

Autor:

Yailin Orta Rivera

Aunque hasta un decreto del Consejo de Ministros regula la responsabilidad institucional en la formación de las vocaciones, el sistema estructurado en el país para promoverlas padece no pocas fracturas¿Qué quiero ser? A todos, en algún momento de nuestras vidas, nos sacude la incógnita. Despejar la duda al término de un nivel escolar —secundario o preuniversitario— exige honda meditación. Llegar con más certeza que incertidumbre y enrumbarnos con precisión de brújula, dependerá del peso de la orientación, que no solo de nuestros padres debemos ir acumulando.

En el Palacio Central de Pioneros Ernesto Che Guevara, lugar bendecido por el goce de los niños, volvieron al ruedo encendidas reflexiones sobre la formación vocacional en estas instalaciones, piezas angulares de un empeño que, fracturado por la no sistematicidad en su tratamiento, necesita erguirse como un templo en medio de las urgencias de la Isla.

Buscar los problemas que gravitan sobre este esfuerzo e identificarlos con lucidez, fue un buen comienzo, en un país donde —tomándole prestadas las palabras al Maestro— son más los montes que los abismos.

Cuando yo sea grande

Tal vez, cuando estemos en sus cercanías no lo reconocemos, pero estos lugares son responsables también de nuestro desarrollo, y sin embargo se subestiman sus potencialidades. En ese tono comenzó a enunciar algunas de las contradicciones que afectan a los palacios de pioneros, Irsa Frías Álvarez, directora del que se ubica en el municipio de Bauta, provincia de La Habana.

Y luego definió en todos sus términos: «No todos los organismos le están prestando la atención que requieren estos centros. Además de estar legislado, ello es muy necesario en el impulso de los círculos de interés que inspiró Fidel».

El Palacio de Pioneros complementa el proceso docente-educativo que se realiza en las escuelas, con actividades que potencian la formación vocacional y la orientación profesional esencialmente. Solo que para ello se necesita del pleno apoyo de las instituciones y organizaciones en los frentes de la ciencia, la cultura, la producción y los servicios.

«Y en estos momentos no se tiene suficiente cohesión, más bien hay cierto divorcio», advirtió Irsa Frías. «Lamentablemente no existen palacios de pioneros en todos los municipios, pero los 126 que tenemos no los explotamos en toda su dimensión. En muchas de nuestras instalaciones las especialidades que se abordan no se corresponden con la vida económica y social del territorio. En el mismo Bauta, un municipio agrícola, no existe ningún círculo de interés sobre este sector. El próximo curso espero poder empezar con una especialidad del Instituto de Investigaciones del Arroz, aunque todavía no me siento conforme porque no es representativo de las fortalezas que tenemos en ese ramo».

La preocupación se extendió en el diálogo que sostuvo este diario con más de una decena de directores de esos planteles, quienes fueron convocados por la Organización de Pioneros José Martí (OPJM), entre el 29 y 31 de enero, a participar en un taller nacional para perfeccionar el desempeño en esos centros, con una matrícula total de 170 000 escolares de Primaria y Secundaria básica en el actual curso académico.

Gisela Figueredo Rodríguez, del Palacio Ejército Rebelde, del municipio de Bartolomé Masó, Granma, puso algunos puntos sobre las íes. «Las entidades tienen que crear las condiciones mínimas para motivar y aproximar a los pioneros al universo laboral de cualquier especialidad». También opinó que «la base material de estudio con la que contamos no está actualizada y no tenemos todos los instructores para afrontar el reto».

En Bartolomé Masó —sostuvo— podemos sentirnos privilegiados con los siete instructores que permanecen a tiempo completo en nuestra instalación, quienes pueden llegar a un mayor número de pioneritos. Sin embargo, el centro, al igual que otros de su tipo en el país, está muy deteriorado, y nuestros instructores necesitan capacitarse. No puede ser que las empresas nos los asignen y luego se olviden de su superación».

Para lograr que la vocación de los niños se parezca más a la realidad del territorio, Solveig Granerán Hernández, directora del Palacio de Guanajay, La Habana, siente que el apoyo y la comunicación entre los responsables de esta tarea tiene que ser más efectivo y coherente.

«El problema pasa porque como algunas empresas no tienen las plantillas cubiertas, nos dicen que no pueden darnos un instructor. Y lo peor es que, si te los facilitan, ya sienten que cumplieron contigo y se olvidan de ayudarte con los materiales técnicos y educativos».

En el caso nuestro —comentó— tenemos limitaciones con el espacio y no podemos darles cobertura a todos los colectivos pioneriles. Ante esta situación se crean otras alternativas. El instructor se traslada hacia las escuelas, y aunque la frecuencia y el tiempo no son los mismos, los niños aprovechan el espacio.

Solveig, quien lleva poco tiempo en la dirección del Palacio, siente que en un futuro no muy lejano hay que hacer posible que los círculos de interés científico-técnico sean un reflejo de la vida económica del terruño.

«Tenemos la fábrica de ómnibus Evelio Prieto, que ensambla carros para todo el país, y sin embargo nosotros no abordamos la mecánica ni tenemos entre nuestro contenido las ramas de la agricultura, ni la fábrica de calzado nos ha podido brindar un instructor cuando tenemos las máquinas y los materiales para este propósito. Y si nuestro espacio es limitado, podría existir la variante de que los círculos de interés se creen en estas entidades con el apoyo nuestro».

Luz del mañana

Los palacios de pioneros deben parecerse cada vez más a la vida del territorio. El 4 de marzo de 1980 el Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros hizo constar, en el decreto número 63, todas las pautas y responsabilidades que rigen la labor de formación vocacional y orientación profesional en el país.

En el documento se estableció, entre otras prioridades, que el tema debía tener una atención especial por parte de los organismos de la Administración Central del Estado y, en su caso, por los órganos locales del Poder Popular, así como por parte de las empresas de ambos, en el área de su actividad, y bajo la dirección metodológica del Ministerio de Educación (MINED).

Este trabajo, rectorado por el grupo nacional de formación vocacional y orientación profesional, en el que se integran organismos y las organizaciones estudiantiles, de masas y políticas, adquiere una renovada dimensión en este curso académico. Del despegue de ese empeño crucial dependerá que la elección de los alumnos armonice con las profesiones y oficios prioritarios para el país, la provincia y la localidad.

En medio de estas luces se vieron miradas como las que ofreció Xiomara Navarro Gallardo, directora del Palacio Sebastián Amables del municipio de Antilla, Holguín. «Una de nuestras fortalezas es que este trabajo está muy bien estructurado en todos los niveles, además del personal entrenado y capacitado con el que contamos. No se puede concebir que renglones como la salud, la educación, la agricultura, la construcción o el transporte no estén en nuestros círculos de interés. Esa deficiencia hay que superarla cuanto antes, por el bienestar del mañana».

Olivia Guerra Carvajal, directora del Palacio 20 Aniversario del municipio de Songo la Maya, Santiago de Cuba, y su homólogo Orlando Rivero García, de Taguasco, Sancti Spíritus, precisaron que se respiran nuevos aires, pero la labor de los grupos de formación vocacional a nivel municipal tiene que consolidarse más, porque de ello depende que se ajuste este panorama.

Otra arista singular destacó Irsa Frías: «Sobre Educación, que es quien lidera estas comisiones de trabajo, no puede recaer todo el esfuerzo. De la integración dependerán los éxitos, porque se debe trabajar a nivel de procesos de captación y no de campaña. La formación vocacional tiene que ser estable y sólida durante todo el recorrido del joven en los grados primarios, secundarios o del preuniversitario».

Nurys Concepción Perdomo, directora del Palacio Central de Pioneros Ernesto Che Guevara, de Ciudad de La Habana, añadió que en ese proceso de orientación profesional se forman valores como la laboriosidad, el compañerismo, la disciplina y la responsabilidad.

Haciendo caminos

Yamilet Ramos Cordero, presidenta de la OPJM, expresó en el encuentro con el grupo nacional de formación vocacional y orientación profesional, que cerró los días de intercambio en la capital con los directores de los 126 palacios de pioneros, que hay que seguir trabajando para que las comisiones se revitalicen en todas las instancias.

«Aún nos falta objetividad en los temas que se discuten, así como la total incorporación de los organismos, no solo en los palacios pioneriles, sino también en los colectivos. Otra insatisfacción es que no hemos logrado convertir el Palacio en el principal centro recreativo de los niños y adolescentes».

La titular de Educación, Ena Elsa Velázquez Cobiella, consideró esencial este diálogo como punto de partida para el definitivo despunte de un trabajo que resulta imprescindible para la formación de los recursos humanos.

La primera prioridad —insistió— es el funcionamiento de los grupos de formación vocacional y orientación profesional a todos sus niveles, y que se haga el trabajo cohesionado y sistemático.

«Este grupo nacional, presidido por el MINED, tiene en su estrategia de trabajo la rendición de cuentas de las comisiones provinciales y municipales de lo que hacen para edificar desde hoy el porvenir, y la evaluación del impacto de esta tarea».

El esfuerzo —destacó la Ministra— rebasa el círculo de interés y la escuela. Si actuamos de forma separada nadie logrará el efecto deseado. Debemos estar todos en sintonía, corrigiendo estas debilidades, porque de ello depende la garantía del futuro.

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