Foto: Roberto Meriño SANTA CLARA.— Muchos televidentes quedan decepcionados justo después del Noticiero Nacional de la Televisión. Es precisamente en ese instante cuando el espectador se reacomoda en el sillón con la esperanza de decidir, especialmente, hasta que hora verá la programación. Pero la forma en que esos anuncios se realiza hoy lo dejan a medias, desorientado en parte.
El inconveniente está motivado por la decisión de separar el anuncio de la cartelera televisiva en horarios o bloques para la noche y la madrugada. Y ello se hace, increíblemente, en el momento de mayor audiencia, el ideal para saber a qué atenerse.
De ese modo obligan al televidente a esperar hasta los doce de la noche o un poquito más allá, a fin de conocer cuáles serán las opciones siguientes de los canales Cubavisión y Multivisión.
El desagrado que causan es obvio. En horas más tempranas resulta imposible decidir, por falta de información, si se acuesta uno temprano o espera para ver algún programa en la madrugada que le pueda interesar.
Ante el dilema no pocos optan por irse a la cama. ¿Quién va estar despierto hasta la madrugada para conocer si lo que le mostrará la cartelera correspondiente a ese tiempo le motivará o no?
Resulta una incongruencia que en el horario de mayor audiencia, temprano en la noche, cuando la gente está acomodada en el sillón frente al televisor, no tenga la oportunidad de conocer qué ocurrirá en la madrugada televisiva, y decidir. Ante lo fácil que sería resolver este vacío, solo atina uno a preguntarse: ¿por qué ocurre?