SANTIAGO DE CUBA.— Mira Otero, estos señores son de los Tigres de Masferrer. Hay plata y dinero para la gente que quiera ayudarlos...
¿De los Tigres de Masferrer?, el asombro y la ira se entremezclan en el rostro del hombre. Se me están yendo de aquí ahora mismo... Juan José Otero es un ortodoxo de los de Chibás, de vergüenza contra dinero. ¡Aquí no hay arreglo con gente de Batista, mucho menos de Masferrer...!
La determinación del hombre devolvió la sonrisa confiada y la satisfacción de no haberse equivocado a sus interlocutores, que no eran otros que los jóvenes revolucionarios Frank País, Pepito Tey, Tony Alomá y Luis Felipe Rosell.
Así, desde la responsabilidad disfrazada de broma, conoció Juan José Otero Enríquez al luego Jefe de Acción y Sabotaje del Movimiento 26 de Julio, quien, a propuesta de Rosell y ante la necesidad de cambiar el campo de entrenamiento previo al levantamiento armado del 30 de Noviembre, se presentaba en su finca El cañón.
Luchador de los tiempos del Partido Ortodoxo, en la década del 40, y propietario de una estratégica finca en las cercanías de Boniato, el nombre del guajiro Otero había sido sugerido a Frank por Luis Felipe Rosell, sabedor de la posición y condiciones estratégicas de sus tierras para continuar la preparación de aquellos que habían decidido tomar las armas para cambiar el futuro de la Patria.
Tras las correspondientes explicaciones y el abrazo, el espigado santiaguero, nacido en la zona de San Luis, en 1917, puso sus tierras, su casa, su camión y su voluntad a favor de la causa libertaria, y estaría siempre ligado a figuras de vanguardia como Frank, Vilma, Fidel, Celia...
Tras aquel encuentro las tierras de El cañón recibieron armas, se usaron como almacén, conocieron de la destreza como preparador militar de Pepito Tey, del genio organizativo de Frank, de las excelsas cualidades de Vilma...
«El cañón tuvo mucho uso. Esa finca se utilizó después como almacén de provisiones para el I Frente, para el II Frente y hasta una parte para el III Frente. Allí se fundó la Columna No.9, José Tey; desde allí salimos para el ataque al cuartel de Boniato, el 9 de abril», relataría años más tarde el compañero de Otero, Luis Felipe Rosell.
Además de su aporte a la faena insurreccional en las ciudades, Otero se fue a la montaña como combatiente de la Columna No. 9 Antonio Guiteras, del Tercer Frente Oriental.
Luego del triunfo continuó vinculado a la obra revolucionaria en diferentes tareas, hasta su deceso. Su vida es un ejemplo para las actuales y futuras generaciones.