Fueron recibidos en la Plaza de la Revolución de Bayamo por 23 de los hombres que hace 50 años realizaron el recorrido desde Santiago
SANTIAGO DE CUBA.— Después de depositar ofrendas florales ante la tumba del Héroe Nacional José Martí, en el cementerio de Santa Ifigenia, y en la Llama Eterna que perpetúa la memoria de Antonio Maceo, en la Plaza de la Revolución que lleva su nombre, los integrantes de la Caravana de la Victoria iniciaron este viernes el histórico recorrido desde la Ciudad Heroína.
Antes, el miembro del Buró Político del Comité Central del PCC y primer secretario en Santiago de Cuba, Misael Enamorado, y el general de división Antonio Enrique Lussón, Héroe de la República de Cuba y caravanista de entonces, pusieron en manos del pionero Ricardo Odelín, jefe de la Caravana en esta provincia, la enseña nacional que presidirá el recorrido.
Por toda la Carretera Central, y recibiendo a cada paso muestras del cariño renovado del pueblo santiaguero, como en 1959, avanzó el convoy, en el que se mezclaron durante el primer tramo pioneros, estudiantes, glorias del deporte, artistas, científicos, médicos, maestros, héroes del trabajo, combatientes de las FAR y el MININT, federadas y cederistas.
A su paso por las calles santiagueras, la Caravana de la Victoria reeditó la parada de entonces en Palma Soriano, donde se depositaron flores ante el Monumento a José Martí, así como en Contramaestre, Baire y otros sitios, antes entregar en Jiguaní el estandarte a la hermana provincia de Granma. (Odalis Riquenes Cutiño)
De verde olivoBAYAMO.— Los integrantes de la Caravana de la Victoria fueron recibidos en la Plaza de la Revolución de Bayamo por 23 de los hombres que hace 50 años realizaron el recorrido desde Santiago de Cuba hasta la capital del país, entre el primero y el 8 de enero de 1959.
En la conmemoración también participaron, junto a millares de personas, las máximas autoridades de la provincia de Granma, el general de división Antonio Enrique Lussón y algunos de los bayameses que les dieron la bienvenida a Fidel y a los suyos al entrar a la Ciudad Monumento cinco décadas atrás. (Osviel Castro Medel)