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Una provincia al revés

Esa es la impresión que se lleva quien observa el territorio pinareño desde las alturas. Pero sus habitantes, con el corazón recogido por tanto desastre, se empeñan en devolver el colorido, el aliento y los moldes a su tierra

Autor:

Yailin Orta Rivera

Al mirar desde el aire se tiene la impresión de que algo sobrenatural pasó por esta tierra. Desde las alturas vuelve el desconsuelo. Las tierras de la parte oriental de Pinar del Río se divisan, desde el helicóptero en que las sobrevolamos, sobresaturadas por las lluvias, y todo se disuelve en un amasijo de restos de áreas cultivadas y pueblos derruidos.

El implacable Ike, ocho días después de Gustav, vino a la revancha. Y aunque llegó a la zona más occidental desgastado tras su extenso periplo por gran parte del territorio cubano, le ocasionó notables agravios.

Los plantíos devinieron víctimas del azote de los fuertes vientos y las intensas lluvias que trajo el meteoro. Ike dejó un sabor amargo. Sus mayores secuelas son las inundaciones y el desgaste sobre las viviendas que ya habían sido golpeadas.

Solo opusieron resistencia las construcciones techadas con cemento. En tanto, se estima que 90 000 viviendas están afectadas. El tope de evacuados por ambos ciclones rondó las 192 613 personas, lo que representa el 26,34 por ciento de la población pinareña.

Las cuantiosas lluvias que acompañaron al ciclón, provocaron que las presas, que habían quedado después de Gustav en un 61 por ciento, ahora se encuentren en un 82, de ellas, más de una decena vierten.

El estrago puede también apreciarse en las casas de tabaco, que están en malas condiciones en más del 50 por ciento, explicó Marbel Piloto Hernández, miembro del Buró Provincial del Partido.

El evento consumó semejante desastre desde que penetrara, al filo de las 10 de la mañana de este martes, por Punta La Capitana, en el municipio de San Cristóbal, y arremetió hasta cerca de las cuatro de la tarde, cuando abandonó el territorio por la zona de Manuel Sanguily, La Palma.

El paisaje de la parte oriental pinareña parece totalmente surcado por el agua. En los municipios de Candelaria, Viñales y Los Palacios, los acumulados de lluvias sobrepasaron los 300 milímetros.

El huracán se encargó además de que Guane quedara incomunicado, y que la laguna de San Vicente, en Viñales, se desbordara, y que no pueda accederse a poblados como Gavilán, Rafael Ferro y Pueblo Viejo (La Palma).

En esa terrible apetencia de Gustav e Ike por dejar todo a ras de suelo, en La Palma se perdieron 143 000 quintales de granos, hortalizas y viandas, y más de 30 000 latas de café.

En el poblado de Manuel Sanguily, por donde ambos tuvieron su estampida, hubo que evacuar en menos de dos horas a más de 7 000 personas, debido a las inundaciones que dejó este último. Guane igualmente tiene grandes áreas anegadas por el desbordamiento del río Cuyaguateje.

Hasta las palmas, que parecieran protegidas por la portentosa Cordillera de Guaniguanico, están deshechas en el suelo, al igual que las torres de alta tensión.

Al mirar desde el aire se tiene la impresión de que algo sobrenatural pasó por esta tierra. Sin embargo, muchos pobladores sacan el costado bueno de tanta desgracia, al considerar una suerte que primero viniera Gustav con sus endemoniados vientos y después Ike con el agua, de haber sido al revés, coinciden, «no quedaría nada».

En la provincia todas las granjas avícolas están prácticamente en ruinas, y más del 50 por ciento de los centros educacionales quedaron marcados por las huellas de los meteoros.

En el municipio de Los Palacios, el presidente del Consejo de Defensa Municipal, Emilio Triana, comentó que más del 30 por ciento de los almacenes del CAI Arrocero y la empresa Cubaquivir se quedaron sin techo.

Ike se encargó además de que Guane y otros pueblos en Pinar del Río quedaran incomunicados. «Estamos trasladando hacia lugares más seguros 1 200 toneladas de arroz», precisó, y agregó que más de cien hectáreas de siembras de plátano fueron peinadas por este ciclón.

La ciudad cabecera de esta provincia también padece la rotura de dos de las tres conductoras de agua más importantes, una por problemas eléctricos y la otra quedó averiada por la crecida del río a causa de las precipitaciones.

Pinar del Río luce como un mundo al revés. A pesar de ello, se levanta. Para esta fecha, se le habían entregado a la provincia más de 81 000 tejas infinitas y 107 300 de asbesto cemento, 492 metros cúbicos de madera, 60 módulos de ventanas y más de 700 toneladas de cemento, entre otros materiales constructivos.

«Más de 75 brigadas de la Organización Básica Eléctrica de 11 provincias del país también laboran intensamente para reponer el servicio y un total de 791 grupos electrógenos estaban trabajando», refirió la dirigente del Partido, Marbel Piloto Hernández.

Los pinareños, con el corazón recogido por tanto desastre, se empeñan en devolver el colorido, el aliento y los moldes a su tierra.

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