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Anuncian legitimación mundial de la Etiqueta Ambiental Cubana

Con la obtención de ese atributo el producto adquiere un lugar de preferencia en el mercado y la empresa que lo ofrece refuerza su imagen ecológica

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En la etiqueta la parte que simula los dedos es de color verde y la parte que asemeja el mundo es de color azul. La Organización Mundial de la Propiedad Industrial (OMPI) legitimó la Etiqueta Ambiental Cubana en el mes de marzo de este año, a solicitud del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA); daba así la Isla otro paso vital en el propósito de contar con un atributo que dé a sus productos un lugar de preferencia en el cada vez más competitivo comercio internacional.

Pero este no es el único beneficio que tendrán la economía, sus productos y servicios, y los consumidores, tanto extranjeros como nacionales. La legitimación mundial de la Etiqueta Ambiental propicia la obtención de una imagen ecológica para la empresa que ofrece el producto o servicio, y estimula el uso y desarrollo de tecnologías limpias y sustentables, metas igualmente importantes en la batalla global y local por proteger —y protegernos— a la Naturaleza de los males que la propia especie humana le ha causado.

«La Etiqueta Ambiental es una marca de conformidad que certifica que los productos están acordes con las Normas Cubanas y, en su ausencia, con los documentos referentes a la protección del medio ambiente», explica Ibrahim Urquiaga Mergarejo, jefe del Departamento de Alimentos, Consumo y Medio Ambiente del Instituto de Investigaciones en Normalización (ININ).

Ello permitirá otorgar —agregó— un distintivo para la diferenciación de los productos «verdes» (ecológicos) y el enfrentamiento de posibles barreras al comercio internacional, así como proporcionar a los consumidores mejor información sobre las repercusiones ambientales de los artículos, sin comprometer por ello la seguridad de estos o de los trabajadores, ni afectar las propiedades que hacen que una mercancía esté apta para el consumo.

El programa de la Isla es gestionado directamente por la Oficina Nacional de Normalización, perteneciente al Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), organismo que realizó, ante la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), los trámites de solicitud del Registro Internacional de la etiqueta ambiental para la legitimación mundial de la misma.

Como resultado, abunda Ibrahim, hoy estamos en condiciones para desarrollar e implementar el Programa de Etiquetado Ambiental de la República de Cuba, un mecanismo a través del cual se pretende promover el diseño, elaboración, comercialización y utilización de productos con efectos negativos mínimos sobre el medio ambiente en todo su ciclo de vida.

A juicio del experto, el escenario es favorable para desarrollar e implementar tan importante y necesario instrumento, a partir de la base reglamentaria y normativa, la reanimación de la economía y la atención priorizada que ofrece el gobierno a la temática ambiental.

La etiqueta y su imagen

Ibrahim Urguiaga Mergarejo La Etiqueta se basa en el Análisis del Ciclo de Vida del producto (ACV) y supone la concesión de uso de una marca en caso de que el producto o familia de estos cumpla con los criterios ecológicos específicos.

Para el establecimiento de los criterios ecológicos en las normas y otros documentos, se tendrán en cuenta los elementos que puedan originarse en el ciclo de vida del producto o familia de productos en cuestión, los cuales considerarán la contaminación y degradación del suelo, el agua, la atmósfera, el ruido, el consumo de energía y recursos naturales como el hídrico, así como la repercusión en los ecosistemas.

En el caso del ciclo de vida, este abarcará, cuando sea aplicable, las fases de Diseño y desarrollo, Producción/prestación del servicio, Manipulación y almacenamiento, Distribución (incluyendo el envase/embalaje) y Utilización y disposición final.

Las pautas ecológicas estarán a disposición pública con toda transparencia y tendrán validez por tres años.

En nuestro país el establecimiento de criterios ecológicos que permiten la evaluación y concesión de la etiqueta es comprobado por una organización independiente e imparcial, como es el caso de la Oficina Nacional de Normalización.

Que el programa sea gestionado por una institución del Estado asegura la transparencia de la aplicación del mismo, la consistencia de los criterios ambientales con una visión más amplia que busca el consenso entre las diferentes partes interesadas, y la capacidad de negociación en temas relacionados con el comercio y el medio ambiente.

¿Quiénes serían los primeros?

Muy al tanto de las novedades relacionadas con la preservación ecológica han estado, en los últimos años, varias de las entidades turísticas del país, en particular las instituciones hoteleras, que se interesan por contar en sus servicios de alojamiento con la distinción comercial al estilo de la que puede ofrecerles una etiqueta ambiental. Esa intención puede concretarse hoy en el contexto de la economía cubana gracias al Programa de Etiquetado Ambiental de la República de Cuba.

Este programa debe asegurar a la economía nacional un vehículo que propicie la mejora continua del desempeño ambiental en todo el ciclo de vida de los productos que obtengan la etiqueta, la cual puede ser solicitada por cualquier persona natural o jurídica que justifique su condición de representante legal de la empresa que fabrica el producto o presta el servicio.

Se excluye de solicitar esta etiqueta a los medicamentos y los alimentos, los cuales disponen de otros sistemas de certificación que avalan sus cualidades, según normas internacionales.

La introducción de estos resultados es de gran importancia ya que muchas empresas preocupadas por el impacto que generan sus actividades sobre el medio natural y el cumplimiento de la legislación ambiental vigente y aplicable, comienzan por certificar su Sistema de Gestión Ambiental, y luego se interesan y preocupan por etiquetar sus productos para lo cual podrán ahora acogerse al Programa de Etiquetado Ambiental.

Los beneficios son relevantes tanto en lo económico, lo político como en lo social, ya que en un país donde predomina la voluntad de protección del medio natural, ello contribuye a elevar el nivel de conciencia ambiental y la preferencia por los productos que obtengan la Etiqueta.

El programa tendrá una repercusión significativa si también contribuye a incrementar la competitividad de las exportaciones.

Con la oficialización internacional de la Etiqueta, Cuba se convierte en el tercer país en la región que cuenta con un programa de este tipo. Los otros dos países son Brasil y Colombia.

El etiquetado en el mercado internacional

El primer Programa de Etiquetado Tipo I que aparece es el Ángel Azul de Alemania, que comenzó en 1977 y en la actualidad sigue siendo el de mayor difusión en el orbe, con más de 3 800 productos etiquetados de unas 710 organizaciones dentro y fuera de esa nación europea.

Varios programas parecidos comenzaron a funcionar en los años 90 del siglo anterior en países de Europa, en Estados Unidos y Canadá; y desde entonces han tenido un notable aumento.

Hoy existen cerca de 33 programas de este tipo en todo el mundo, aunque esa cifra nunca será exacta ya que algunos de ellos presentan un nivel de actividad escaso y, por otro lado, continuamente surgen otros nuevos, como ahora en el caso de Cuba.

Lo cierto es que la etiqueta ambiental de un producto a partir de un programa nacional debe responder a los criterios establecidos por ese país, y ser transparente y sometida a acuerdos bilaterales y/o multilaterales de reconocimiento, como puede ser el de la Red Mundial de Eco-etiquetado, conocida por sus siglas en inglés: GEN.

Los Programas de Etiquetado Ambiental Tipo I no son muy abundantes en América Latina. Existen en Estados Unidos, Europa y Asia, y forman parte de la Red Mundial de Eco-etiquetado, con 32 países miembros y sede rotativa, la cual radica ahora en Japón.

Un grupo amplio de productos y familias de estos han obtenido alguna de las etiquetas que existen en el mundo. Ejemplo de esos son: equipamiento y materiales de oficina, electrodomésticos, productos de limpieza e higiene doméstica, entre otros.

¿Qué hacer?

El interesado en solicitar la Etiqueta Ambiental puede formular su interés a la Dirección de Evaluación de la Conformidad (DECO) de la Oficina Nacional de Normalización y, en función de la categoría de producto que se solicite, será preciso presentar la documentación oportuna que acredite el cumplimiento de los criterios ecológicos.

La documentación variará en función de cada caso y consiste en cuestionario de información general del productor, catálogos y folletos del producto donde se incluyan las instrucciones sobre el uso previsto y su manipulación, declaración de que la empresa del solicitante cumple con la legislación aplicable vigente y evidencias de la implantación del Sistema de Gestión Ambiental.

El costo de la Etiqueta Ambiental estará asociado al de los ensayos que se ejecuten, en los casos necesarios, y al del proceso de certificación.

También deberá incluir los gastos de la certificación y verificación del cumplimiento de los criterios ecológicos establecidos, incluyendo los análisis de laboratorios y el derecho de uso de la Etiqueta Ambiental.

Normas en materia de etiquetado ambiental

1.- NC-ISO 14020: 2005. Etiquetas y Declaraciones Ambientales. Principios Generales.

2.- NC-ISO 14021: 2005. Etiquetas y Declaraciones Ambientales. Autodeclaraciones Ambientales (Etiquetado Ambiental Tipo II)

3.- NC-ISO 14024: 2005. Etiquetas y Declaraciones Ambientales. Etiquetado Ambiental Tipo I. Principios y Procedimientos.

4.- NC-ISO/TR14025: 2004. Etiquetas y Declaraciones Ambientales Tipo III. Principios y Procedimientos.

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