Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Somos herederos

Los anhelos y sueños de hoy fueron también los de otros jóvenes, sustancia esencial de nuestras almas

Autor:

Juventud Rebelde

por JOSÉ MARTÍ

... Hay un cúmulo de verdades esenciales que caben en el ala de un colibrí, y son, sin embargo, la clave de la paz pública, la elevación espiritual y la grandeza patria.

Es necesario mantener a los hombres en el conocimiento de la tierra y en el de la perdurabilidad y trascendencia de la vida.

Los hombres han de vivir en el goce pacífico, natural e inevitable de la Libertad, como viven en el goce del aire y de la luz.

Está condenado a morir un pueblo en que no se desenvuelven por igual la afición a la riqueza y el conocimiento de la dulcedumbre, necesidad y placeres de la vida.

Los hombres necesitan conocer la composición, fecundación, transformaciones y aplicaciones de los elementos materiales de cuyo laboreo les viene la saludable arrogancia del que trabaja directamente en la naturaleza, el vigor del cuerpo que resulta del contacto con las fuerzas de la tierra, y la fortuna honesta y segura que produce su cultivo.

Los hombres necesitan quien les mueva a menudo la compasión en el pecho, y las lágrimas en los ojos, y les haga el supremo bien de sentirse generosos: que por maravillosa compensación de la naturaleza aquel que se da, crece; y el que se repliega en sí, y vive de pequeños goces, y teme partirlos con los demás, y sólo piensa avariciosamente en beneficiar sus apetitos, se va trocando de hombre en soledad, y lleva en el pecho todas las canas del invierno, y llega a ser por dentro, y a parecer por fuera, insecto.

Los hombres crecen, crecen físicamente; de una manera visible crecen, cuando aprenden algo, cuando entran a poseer algo, y cuando han hecho algún bien.

Sólo los necios hablan de desdichas, o los egoístas. La felicidad existe sobre la tierra; y se la conquista con el ejercicio prudente de la razón, el conocimiento de la armonía del universo, y la práctica constante de la generosidad. El que la busque en otra parte, no la hallará (...).

Ser bueno es el único modo de ser dichoso.

Ser culto es el único modo de ser libre.

(...)

He ahí, pues, lo que han de llevar los maestros por los campos. No sólo explicaciones agrícolas e instrumentos mecánicos; sino la ternura, que hace tanta falta y tanto bien a los hombres (...).

Es necesario hacer de cada hombre una antorcha.

Publicado por el Apóstol en La América, Nueva York, mayo de 1884. Tomado de Rayza Portal y Milena Recio (compiladoras): Lecturas sobre Comunicación en la comunidad. Editorial Pablo de la Torriente Brau, La Habana, s/f., p.12-13.

por ERNESTO CHE GUEVARA

... Había algunas discusiones frente a cuál era el papel de la juventud práctica, real. ¿La juventud debe reunirse tres, cuatro, cinco horas a discutir sabios temas filosóficos? Puede hacerlo, no está negado el que se haga eso. Es simplemente un problema de balance y de actitud, frente a la Revolución, frente al Partido y sobre todo frente al pueblo. El plantearse la discusión de problemas teóricos indica una profundidad teórica alcanzada ya por la juventud. Pero plantearse solamente problemas teóricos indica que la juventud no ha podido escapar del mecanicismo y confunde los términos.

Así también se ha hablado de la necesaria espontaneidad, la alegría de la juventud, entonces la juventud (...) ha organizado la alegría. Entonces los jóvenes dirigentes se han puesto a pensar qué es lo que debe hacer la juventud, porque debe ser alegre, según definición. Y eso precisamente es lo que convertía en viejos a los jóvenes. ¿Cómo un joven tiene que ponerse a pensar qué es lo que debe ser la juventud?

Simplemente haga lo que piense y eso tiene que ser lo que hace la juventud. Pero eso es lo que no sucedía, porque había todo un grupo de dirigentes que realmente estaban envejecidos. Ahora esa alegría y esa espontaneidad de la juventud, es superficialidad. Una vez más también hay que tener cuidado con eso.

Y no confundir lo que la juventud de todo el mundo y sobre todo la juventud cubana, por las características de su pueblo, tiene de alegre, de fresco, de espontáneo, y la superficialidad. Son dos cosas absolutamente distintas. Se puede ser y se debe ser espontáneo y alegre, pero se debe ser profundo al mismo tiempo.

Yo no sé si me estoy metiendo en honduras semifilosóficas, pero es uno de los problemas que más hemos discutido. El aspecto fundamental en el cual la juventud debe señalar camino es precisamente en el aspecto de ser vanguardia en cada uno de los trabajos que le compete.

(...)

A la juventud le faltaba recoger entonces los grandes problemas que se planteaba el gobierno, como problema de decisión de masa, convertirlos en su propio anhelo y marchar por ese camino a la vanguardia.

Si todos son capaces de unir en cada momento la capacidad para transformarse internamente en cuanto a los estudios, ante la actitud frente a la nueva técnica, y al mismo tiempo la capacidad para rendir en su puesto de trabajo como vanguardia, avanzaremos.

Discurso pronunciado en la clausura del seminario La juventud y la Revolución, organizado por la Unión de Jóvenes Comunistas del Ministerio de Industrias. 9 de Mayo de 1964. Tomado del sitio web del Centro de Estudios Che Guevara.

por JULIO ANTONIO MELLA

Existe entre muchos jóvenes un acendrado amor al pasado que se manifiesta de distintas maneras, imposibilitándolos para la acción fecunda y necesaria en el momento actual, unos creen que al morir Martí terminó la historia cubana, que todas las epopeyas gloriosas terminaron, se agotaron, en el pasado siglo de las revoluciones emancipadoras, hubieran combatido a las órdenes de Maceo como el mismo Francisco Gómez, ese ejemplar de juventud heroica y malograda; su lira hubiera sido la épica de Heredia, capaces de todos los heroísmos «mambises», desconocen el heroísmo ciudadano, y aunque muchos no renieguen del presente aman con esterilidad el pasado más que el futuro.

(...)

Vano error de ilusos.

Quedan convertidos, como [la mujer de] Lot, en estatuas de sal por mirar hacia atrás.

Desconocen —y por eso nunca actúan—, que vivimos una hora interesantísima en la historia de la humanidad, que hay una completa renovación de valores, que la historia espera nuevos Mirabeau, nuevos Dantón, nuevos Martí, nuevos Bolívar, que realicen nuevos ideales ya pensados y resueltos en las conciencias humanas por los precursores de la nueva era.

Hay necesidad intensa de apóstoles, de héroes, de mártires para el triunfo de la causa, y esos apóstoles, héroes y mártires, están en la juventud universitaria de nuestra América.

Hay que hacer (...) la Revolución Social en los países de América.

Hay que hacer la revolución de los ciudadanos, de los pueblos, contra el Dólar. En todos, inclusive, o mejor, en los Estados Unidos de Norteamérica.

No es una utopía de locos o fanáticos, es luchar por el próximo paso de avance en la historia.

La hora es de lucha, de lucha ardorosa, quien no tome las armas y se lance al combate pretextando pequeñas diferencias, puede calificársele de traidor o cobarde. Mañana se podrá discutir, hoy solo es honrado luchar.

Fragmentos de dos artículos de Mella: El que da título al trabajo y, Cuba: un pueblo que jamás ha sido libre. Tomado de: Julio Antonio Mella. Documentos y artículos. Ciencias Sociales, La Habana, 1975. pp. 77-79 y 182-183.

por JOSÉ ANTONIO ECHEVERRÍA

Nadie como el americano ha luchado tanto por su destino y por su libertad. Si como dijera el pensador italiano Benedetto Croce: «La Historia es la lucha del hombre por la Libertad», a ningún continente le está justificado su suceder en el tiempo como lo está a los americanos. Lo mejor del siglo XIX está escrito en la cima inmaculada de los Andes.

Pero a nadie se ha negado tanto su derecho a la libertad como a los pueblos y a los hombres de América.

Tiramos como bestias de las monarquías imperialistas de Europa. (...) Con el dolor y la sangre de nuestros indios se alimentaron imperios, y se embriagaron las cortes y se edificaron palacios.

Se sucede la lucha independentista. Jamás conglomerado de pueblos sienten tan en su seno en un momento determinado la necesidad del sacrificio como en nuestros pueblos.

Pero América con su independencia no alcanza la genuina libertad. Se continúa la lucha entre el caudillismo, producto del real estado social de la economía de las regiones americanas, (...) y nace el tirano, victorioso de la lucha caudillista y montanera (...).

Y al tiempo americano irrumpe abruptamente el expansionismo norteamericano (...).

La democracia en América Latina es accidente, es cosa esporádica; lo real y no lo natural es el sistema dictatorial.

Sobre el escenario americano, panorama sombrío, geografía siniestra, se debate la lucha de siempre entre el vientre y el ala.

¡Aquí estamos los hijos de Ariel, la lucha de América es una e indisoluble! Quien pelea en Cuba por la libertad está peleando contra cualquier dictadura de América y si a la vez es genuino revolucionario lo está haciendo también contra el coloniaje y demás vicios estereotipados en el suelo americano.

A pesar de la dura realidad vemos que los pueblos se alzan y en la convulsión de nuestras repúblicas americanas, los hombres se unen y se dan a la tarea de la obra grande...

Aceptemos la invitación de nuestro Apóstol: «Andemos del lomo del cóndor para regar por las Naciones del Continente y por las islas dolorosas del mar la semilla de la América nueva».

Tomado de: Hilda Natalia Berdayes García (compiladora): Papeles del Presidente. Documentos y Discursos de José Antonio Echeverría Bianchi. Casa Editora Abril, La Habana, 2006. pp. 66-69 [Discurso pronunciado por José Antonio el 9 de marzo de 1956 en el Aula Magna de la Universidad de La Habana]

por ANTONIO GUITERAS HOLMES

... En la larga lucha contra el machadato, soberbia floración de una planta sembrada hacía treinta años, se aceptó casi universalmente la doctrina: «Todos para destruir; para construir, unos cuantos». (...) Entre la pléyade de conspiradores, se formaban distintos núcleos al conjuro de similitud de ideas o de intereses, pero no lo suficientemente separados unos de otros, para cobrar fuerzas bastantes a afrontar solos la labor de una insurrección o posteriormente una obra de gobierno.

El cuartelazo del 4 de septiembre, dado por las clases y alistados del Ejército y la Marina, con el fin de hacer una amplia depuración interior y obtener algunas reivindicaciones de carácter moral y material, puso fin al caos creado en ese organismo por las facciones que luchaban por una depuración completa y las que trataban de evitarla a toda costa. (...)

Tuve entonces el honor de ser llamado a colaborar con el gobierno de Grau desde una secretaría tan importante como la de Gobernación.

Nuestra labor (...) luchando contra los sectores mediacionistas, era ardua; pero más arduo aún era nuestro esfuerzo gigantesco para convertir el Golpe del 4 de septiembre en una revolución antinjerencista y, sobre todo, determinar dónde llevar el antinjerencismo.

Nuestro programa no podía detenerse simple y llanamente en el principio de la no intervención. Tenía que ir forzosamente hasta la raíz de nuestros males, el antiimperialismo económico, el que hizo retroceder a muchos antinjerencistas, dividiéndose nuestras filas.

Yo tengo la satisfacción de haber llevado a la firma del Presidente Grau los decretos que atacaban más duro al imperialismo yanqui; los vi retroceder porque acudían a mí —Carbó, Lucilo de la Peña, Batista y otros— para convencerme de la necesidad de disminuir el ataque, de variar nuestra conducta.

Pero esa labor, conjuntamente a la beligerancia reconocida al proletariado, no obstante la actuación aislada de algunos miembros del Ejército, era para nosotros toda la Revolución. Un estudio somero de la situación político-económica de Cuba, nos había llevado a la conclusión de que un movimiento que no fuese antiimperialista en Cuba, no era revolución, por sus intereses incompatibles.

Fracasamos porque una revolución solo puede llevarse adelante cuando está mantenida por un grupo de hombres identificados ideológicamente, poderosos por su unión inquebrantable, aunados por los mismos principios y no por la doctrina de «todos para destruir».

Tomado de: José A. Tabares del Real: Guiteras. Ciencias Sociales, La Habana, 1973. pp. 527-530.

por PABLO DE LA TORRIENTE BRAU

Para Raúl Roa, cabeza desordenada de Beethoven hambriento y figura de Hamlet estilizado.

Hay que reconocer que Raúl Roa y yo tenemos la enorme y vital virtud de ser exagerados, excesivos, hiperbólicos. En el fondo, esta es la única manera real de ser. Lo demás, como Raúl dice plagiando indecentemente a no sé quién, «es ser sombra». Este preámbulo no viene a cuento, pero ya está hecho y no me gusta empezar tarea alguna dos veces. Además... pudiera ser que explicase todo esto, que tuvo por teatro la galera 18 del Castillo del Príncipe.

Una noche, (...) estábamos sentados al borde de la cama de Mongo Miyar y los tres nos habíamos dado gusto diciendo que el Dante, a quien no habíamos leído, era un pesado; que Cervantes era muy inferior a Don Quijote, desde luego, que Shakespeare en definitiva solo resultaba un matón insoportable, y qué sé yo cuántas insolencias más... De aquella reunión salió el acuerdo solemne de considerar como intolerable la gran mayoría de las obras universalmente famosas.

Luego nos remontamos río-tiempo arriba y llegamos al arroyuelo de la infancia (...) Allá fueron los sueños ardientes y hermosos, el presentimiento en brumas del amor y el ansia vibrátil del heroísmo sin límites. ¡La realidad es solo un sueño pobre, y la vida, si la vida es algo que quiera valer la pena, es de veras el huracán de sueños de los primeros años impetuosos, locos, vehementes y desaforados!

Aquella noche, al borde de la cama de Mongo, los tres llegamos también a este acuerdo fundamental. Emilio Salgari era mucho más grande que todos esos señores hieráticos e inalcanzables a los que casi ni se les puede mirar de frente en los retratos. Porque indiscutiblemente, la emoción es la onda sonora del espíritu y ninguna ha vibrado tanto ni tan larga ni hondamente en el nuestro, como la que le arrancara en aquellos años primeros la inaudita epopeya de los héroes inverosímiles, palpitantes en los libros de Salgari.

La larga, interminable lista, fue brotando entusiasmadamente de nuestros labios; y los naufragios tempestuosos, los abordajes increíbles entre la ensordecedora gritería de los corsarios y los piratas, las caminatas sin término por entre las selvas tupidas y majestuosas (...) para llegar a la total convicción de que todo aquel remolino desorbitado de vida fantástica, fue más que ninguna otra cosa, el alimento crudo y vigoroso, enérgico estimulador de temperamentos por modelar, que anhelaron entonces ser creadores de realidades imposibles y ser dignos alguna vez de llegar como héroes hasta las páginas de un libro inverosímil...

Tomado de Víctor Casaus (Selección, prólogo y notas): El periodista Pablo. Letras Cubanas, 1989. pp. 31-33.

por RUBÉN MARTÍNEZ VILLENA

Entristece descubrir entre cualquier joven (...), el caso de una ignorancia o de una incomprensión, respecto a la obra de alguna de las grandes figuras de la América Latina.

Hombres hay entre los nuestros que valen tanto como los que nos destacan los escenarios, y a veces las tramoyas, de Europa; figuras que deben ser estudiadas, comprendidas y amadas por nuestra juventud...

Tres grandes Maestros de la Juventud Americana, sobresalen en tres distintas naciones de nuestra América: Rodó, Vasconcelos, Ingenieros.

El primero inculcó en sus obras un afán, hasta entonces nunca igualmente expresado, razonado y sentido, de cambio, de evolución, de transformación. Su «vivir es formarse» tuvo el más elocuente, y perfecto desarrollo educativo en aquel magno estudio de la personalidad humana que fue su obra artística suprema, y llamó, con simbólico título, Motivos de Proteo. Dirigido al hombre, tiene tal libro una virtud de individual educación, que siembra en el elemento personal de la sociedad una inquietud del mejoramiento por la metamorfosis consciente.(...)

El segundo, Vasconcelos, también redentor cultural de la América Latina, (...) creador del concepto de la «raza cósmica», pudo, por las circunstancias de su cargo, difundir y practicar sus ideas desde el Ministerio de la Educación Pública de México. Sus reformas de la instrucción primaria, sus campañas contra el analfabetismo, sus prédicas serenas y enérgicas, se conservarán para siempre, en la historia del progreso americano. Fue y es aún el preparador de la masa humilde del indio analfabeto y el propulsor eficaz de la juventud para lograr su colaboración indispensable, en la obra de la cultura.

El tercero, Ingenieros, presenta a un tiempo el carácter del apóstol, del maestro y del luchador (...)

Pero a más de ello, fue Ingenieros el sociólogo estudiante de las probabilidades del futuro, convencido de la necesidad de nuevas formas sociales para lograr la felicidad del hombre. Puntualizó el papel que en la elaboración y la conquista del Porvenir tenían que jugar las universidades y la juventud (...) Y su libro Los tiempos nuevos no debe ser desconocido de ningún intelectual americano.

Fue a ellos común el amor al continente y la fe absoluta en el porvenir de él y de sus hijos, fe que hay que garantizar y porvenir que hay que ganar, con la ingente y en ellos nunca desmayada labor, de la educación de las multitudes esclavas de la ignorancia, y la preparación especial de sus juventudes ilustradas.

Tomado de Roberto Fernández Retamar (selección y nota final): Órbita de Rubén Martínez Villena. Instituto Cubano del Libro, La Habana, 1972. pp. 134-137.

por FRANK PAÍS GARCÍA

Aunque el dolor me inhabilita para ser quien escriba a ustedes por el Movimiento, he querido hacerlo. (...)

Todas las palabras me suenan huecas porque creo que frente al dolor de una madre, el sentimiento de un padre y el cariño de una hermana todas las cosas que se puedan decir no tendrían significación ni mitigan ningún dolor. (...)

Tengo madre (...) tengo hermanos, algunas veces he imaginado perderlos, otras los he creído perdidos (...) pero el sentir, el compartir, el vivir, el compenetrarse cada día con muchos hermanos, el sufrir juntos cada día los fracasos o sinsabores, el anhelar mes tras mes la realización del ideal que se lleva en el pecho y que se cree justo y que se cree necesario (...) y que se cree honrado, el compartir el peligro, la fugaz victoria y el riesgo de la vida y el cariño de los demás, siembra en el alma un cariño mucho más grande que el del hermano, más profundo y recio que el de un padre, tan abnegado y noble como el de una madre. Es como si se tuvieran muchas madres, muchos padres, muchos hermanos (...) y se les ve caer uno a uno (...) y se siente morir en cada caída y se aprende a quererse más al que queda (...) Y se le ve caer también (...) como si el sino del justo fuera el dolor, como si el fin del idealista fuera la tristeza, como si el premio a la justicia y la rectitud fuera siempre la muerte. (...)

Yo quería a Carlitos y lo he perdido, yo quería a Carvajal y lo he perdido, yo quería a José Tey y lo he perdido, yo quería a Otto Parellada, a Orejón Forment, a Ñico López, a Cándido González, a Saavedra, a Raúl Suárez, a Mario Lamelas, a Joel Jordán, a Guillermo Domínguez y tantos más (...) y a todos los he perdido sintiendo con cada uno de ellos como si me arrancaran algo de mi propia vida.

Yo los quería mucho a todos pero a Nano le tenía un cariño especial (...)

A veces pienso si sería mejor morir y ser eternamente joven y cesar el sufrir y no vivir sintiendo la muerte de cada hermano que cae y temer angustiosamente que los que queden no puedan cumplir con lo que nos cuesta tanto heroísmo, tanta abnegación, tanto sacrificio (...)

Algún día sus restos podrán ser traídos de las cercanías de El Uvero donde sus compañeros lo enterraron y si el destino me permite ser de los que estén presentes le llevaré una flor blanca que en un mudo lenguaje sabrá expresar mis sentimientos por quien murió con la misma dignidad, pureza de ideales y hombría con que supo vivir.

Carta dirigida a los padres de Nano y Carlitos Díaz en ocasión de la caída en el combate del Uvero del mayor de los dos hermanos (Tomado de Yolanda Portuondo: La clandestinidad tuvo un nombre: David. Editora Política, La Habana, 1988 pp. 313-315).

por CAMILO CIENFUEGOS GORRIARÁN

... Tan alto como el pico invencible del Turquino, es hoy y será siempre el apoyo de este pueblo cubano a la Revolución que se hizo para este pueblo cubano.

Se demuestra esta tarde que no importan las traiciones arteras y cobardes que puedan hacer a este pueblo y a esta Revolución. Que no importa que vengan aviones mercenarios tripulados por criminales de guerra y amparados por intereses poderosos del gobierno norteamericano, porque aquí (...) hay un pueblo que no se deja confundir por los traidores, que (...) no le teme a la aviación mercenaria, como no temieron las tropas rebeldes cuando avanzaban a la ofensiva los aviones de la dictadura.

Porque este acto monstruoso confirma la fe inquebrantable del pueblo cubano en este gobierno. Porque sabemos que este pueblo no se dejará confundir por las campañas hechas por los enemigos de la Revolución. Porque el pueblo de Cuba sabe que por cada traidor que surja, se harán nuevas leyes revolucionarias a favor del pueblo.

Porque el pueblo cubano sabe que por cada traidor que surja, habrá mil soldados rebeldes que estén dispuestos a morir defendiendo la libertad y la soberanía que conquistó este pueblo. Porque vemos los cartelones y oímos las voces de este pueblo valiente que dice «¡Adelante Fidel, que Cuba está contigo!»

Y hoy, el Ejército Rebelde, los hombres que salieron de las montañas, los hombres que no se venden a intereses, que no se atemorizan, le dicen: (...) «¡Adelante Fidel, que el Ejército Rebelde está contigo!» Esta manifestación de pueblo, estos campesinos, estos obreros, estos estudiantes que hoy vienen a este Palacio, nos dan energías suficientes para seguir con la Revolución, para seguir con la Reforma Agraria, que no se detendrá (...) ante nadie, ni ante nada. (Gritos de ¡No!) Porque hoy se demuestra que lo mismo que supieron morir veinte mil cubanos para lograr esta libertad y esta soberanía, hay un pueblo entero dispuesto a morir si es necesario por no vivir de rodillas.

Porque para detener esta revolución cubanísima, tiene que morir un pueblo entero y si eso llegara a pasar, serían una realidad los versos de Bonifacio Byrne:

Si deshecha en menudos pedazos

se llega a ver mi bandera algún día,

nuestros muertos, alzando los brazos,

la sabrán defender todavía...

Último discurso del comandante rebelde, pronunciado el 26 de octubre de 1959 en la terraza norte del palacio presidencial, hoy Museo de la Revolución. (Tomado de William Gálvez: Camilo. Señor de la vanguardia. Ciencias Sociales, La Habana, 1979. p. 465).

por PANCHITO GÓMEZ TORO

«La Ceiba», Pinar del Río.

17 de noviembre de 1896

Muy amada mamá y hermanos míos:

En días pasados les escribí dándoles cuenta de nuestro desembarque y de las primeras peripecias de la guerra en que me he visto; les daba cuenta de los combates librados, los más famosos en desastres para el enemigo después de Peralejo, pero sospecho que todo eso se ha perdido; (...) y la tristeza que les causará no saber de mí. (...) Más como conozco el carácter tan impresionable de mamá tan boba.

Yo estoy perfectamente de salud, no he sentido el menor quebranto, y sí mucho apetito. Desde que desembarcamos no he tenido descanso; nos hemos encontrado en lo más bravo y glorioso de la campaña; de esta no les doy detalles ahora por estar muy de prisa y ser esta oportunidad muy secreta (...).

Nuestras marchas son diarias; nos amanece ensillando y algunas veces andando desde la tarde anterior: Las operaciones son muy calientes; hace cuatro días hemos derrotado al mismo Weyler con 25 000 hombres en las lomas del «Rubí» y «El Rosario». (...)

Se dice que papá viene a la provincia de la Habana y entonces me juntaré con él. Pudiera ir con una comisión ahora; pero prefiero ir con el ejército, y mientras tanto estoy en lo más rudo de la guerra. (...)

En la marcha de hoy, que ha sido sobre el rastro del enemigo, hemos encontrado el camino sembrado de sepulturas y caballos muertos; el primer día de combate con Weyler tenían ellos 337 bajas según un prisionero, después un Gral. herido.

Hemos estado muy cerca de la trocha en reconocimiento, hasta poder oír hablar de los fuertes de la línea.

Hemos bombardeado a Artemisa, su población más importante en esta Trocha causándole serios estragos.

En fin, van a cerrar y yo también. Ojalá que puedan recibir esta y se enteren de que estoy bien y yo saber de Uds.

Todas las noches los veo, y cada día les amo más. Nunca he sentido tan cerca de mí sus espíritus, y ¡qué ganas de verlos y besarlos!

Recuerdos a los amigos.

es de uds. con todo corazón

Fco. Gómez Toro.

Carta redactada pocos días antes de morir junto al cadáver del Titán de Bronce en Punta Brava. Tomado de Bladimir Zamora (compilación, pról. y notas): Papeles de Panchito. Editora Abril, 1988. pp. 91-92.

Agradecemos la selección de estos fragmentos a Jesús Arencibia Lorenzo, profesor de la Facultad de Periodismo de la Universidad de La Habana.

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