En la asamblea provincial, el pequeño Ariel pidió permiso a la presidencia, e hizo suyo el micrófono. Señaló con los dedos sus cinco años de edad y con su diminuta estampa afirmó que ya sabía leer y escribir. «Aprendí con los sonidos: aaaaaaaa, bbbbb...» Hasta que advirtió: «Son 28 letras y no voy a decirlas todas».
Confesó entonces a JR su deseo: que llegara pronto este día 9. «Yo quiero una pañoleta azul, azul... ¡Bien azul!».
Ariel Alejandro Castro Sifontes es el nombre completo del más pequeñín de todos los niños participantes en este Congreso. Es tan ocurrente, que sus amiguitos le llaman «el delegado Permiso», pues siempre hace lo mismo: pedir permiso para hablar de temas insospechados para los adultos.
Con asombrada expresión nos regañaba, como buscando una respuesta: «¿Y cómo te enteraste de mi secreto, el de ser el mejor pelotero de Florida...? Bueno, no importa. Yo tengo otros, ¡a qué no los adivinas!».