Si fuera deportista, Eduardo Matos sería saltador de obstáculos. Para él, el proceso hacia este Congreso estuvo lleno de retos, que felizmente rebasó con medalla de oro.
Después de asistir a la asamblea municipal en Maisí empezó a sentirse mal. Cuando le diagnosticaron un ostioma que requería de una operación urgente, Eduardito pidió a sus médicos esperar a la asamblea provincial, para no perderse ese crucial momento en su vida de pionero.
Cuatro días después entraba dos veces al quirófano del hospital provincial de Guantánamo, los días 28 y 29 de abril, y un mes más tarde volvía al pueblo, a rehabilitar su salud y prepararse para la cita mayor.
JR lo encontró en su uniforme azul de las Escuelas Secundarias Básicas en el Campo (la suya es la Mayor General Pedro Agustín Pérez), mientras trataba de llevarse en sus inquietos ojos todo lo que pasaba en Palacio.
Sin mucho preámbulo nos contó sus «saltos» por la Isla en estos seis meses. Primero, a Santiago de Cuba, para recibir las radiaciones; luego a Varadero, a una pequeña reunión previa con otros delegados de todo el país, y por último este viaje a la capital, ciudad que visita por primera vez, acompañado de su padre como «ayudante personal».
Con natural desenfado, los pioneritos le preguntan por su original pelado, pero Eduardito sonriente les responde que no, que no es moda: «El pelo se me cayó con todo este lío, pero ya me empezó a salir otra vez...».
De punta a puntaEl pionero Eduardo Matos fue quien más kilómetros recorrió para asistir al Congreso. En la cita también está Daniel del Valle, quien vive en el municipio pinareño de Sandino, el más occidental.