La tecla del duende
El color del encuentro que cada año organizamos en el centro de Cuba será esta vez anaranjado. Así lo decidió una representación de nuestros lectores, quienes serán recibidos por Katy, la anfitriona de quienes visitan Guaracabulla. A ella siempre la pueden felicitar doble con la llegada del mes de julio: si quieren conocer por qué, les recomiendo viajar hasta el sitio y preguntarle. Seré discreto con los motivos de su felicidad.
Este año no seremos tantos como en otras ocasiones, pero ya se fragua volver al centro en 2025, con las dos grandes expediciones desde La Habana y Santiago de Cuba. Porque el gran legado de este encuentro es el intercambio de los grupos que sistemáticamente se reúnen en varios territorios del país, confluyendo en una capital justa para orientales, occidentales y centrales, cubanos todos. Así lo concibió Guillermo Cabrera Alvarez, quien abrazó a centenares de personas aquel 1ro. de julio de 2007, para decirnos adiós allí mismo, en medio de nuestro desconcierto.
Sin embargo, no es la tristeza un matiz de los encuentros tecleros en el poblado pertenciente a Placetas, en Villa Clara. Homenaje sí, permanente: 17 años seguimos y esa tozudez tiene como recompensa una gigantesca familia mundial que siempre le rendirá tributo a su fundador. Una familia real, que se reconfigura, que tiene altas y bajas. Una familia en la que no se suplanta un rol, en la que se abraza al que decida volver y en la que se echa de menos al que quiso abandonarnos. Hay puestos que se conquistan, que no se preservan eternamente.
Será al filo del mediodía, mientras el astro rey transita cerca de su punto cúspide en la jornada. Si usted viaja desde el Oriente, gira a la derecha en el kilómetro 296 de la Autopista Nacional. Si lo hace desde el Occidente, gire a la izquierda en la misma numeración del trayecto. Y si lo hace desde la provincia de Villa Clara, todos los caminos conducen a Guaracabulla. Que es decir, este domingo 7 de julio, al centro de nosotros mismos, al centro de lo mejor que habita en nuestras almas.
Pero ninguna idea triunfa así, fácilmente. Para que una idea triunfe hay que empezar a pensarla bien, hay que predicarla, hay que defenderla, hay que persuadir a mucha gente, y entonces al final la idea triunfa. Fidel Castro Ruz
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