La tecla del duende
Desde su mundo infantil, Melissa me ha pedido unas muñecas nuevas por su cumpleaños. No ha solicitado una, son cinco, pero su pedido está muy bien fundamentado.
La primera muñeca debe ser una chinita. Como le he explicado, uno de cada cinco habitantes en el mundo es chino. De ahí que no quiere una muñeca hecha en China, quiere una miniatura de ojos rasgados.
Siguiendo esa lógica de pensamiento, la segunda muñequita será de la India, aunque no necesariamente a imagen y semejanza de esas bellezas que nos vende su industria del cine. La tercera muñeca que quiere es una negrita cubana, pero que no esté en las vidrieras de artículos religiosos: que esté vestida como una niñita igual que ella.
Una cuarta sería indígena del Amazonas, para compartir esos juegos que les ha visto realizar en la televisión a esos niñitos felices, sin artilugios tecnológicos para divertirse. Y la quinta debe ser, según su pedido, la que yo decida. Estoy buscando alguna que represente a la Patagonia, o Indonesia. Ya veré. Porque, además, Meli pretende que intercambien vestuarios, que se unan a las rubias, trigueñas y pelirrojas que atesora hasta hoy.
Veré, sobre todo, cómo me las arreglo cuando el mercado no responda a mis intereses. La niña tiene claro su mundo desde las muñecas. A los adultos, desde la seriedad y el pragmatismo, nos cuesta entender todavía algunas cuestiones, que para nada son infantiles.
La semana anterior reseñé que los tuneros tuvieron su encuentro, pero ahora cedo el espacio a Nieves y su reporte:
Nos encontramos y le dimos la palabra cultural a los jóvenes Ray Pons (trovador) y Anniet (poeta), hubo letras de teclas emblemáticas para iniciar un nuevo año, compartimos nuestros sueños, esperanzas y, sobre todo, el ánimo de que nuestro aniversario 15 sea una significativa celebración.
Denis, Anaicel, Maribel, Tere, marcaron la espontaneidad y el compromiso de no dejar de encontrarnos, porque como dijo Tolstoi: «La felicidad no es hacer lo que se quiere, sino querer lo que se hace».
Yas: ¿Y si después de todo, tú volvieras a aparecer? ¿Aparecerías? Cachi.