La tecla del duende
Los ocurrentes espirituanos, comandados por la tenaz Arminda, celebrarán este sábado el noveno aniversario de su tertulia teclera. Será a las 2:00 p.m., en la galería de arte Oscar Fernández Morera. Y el domingo, en porfiada travesía, nos iremos hasta el centro exacto de la Isla, como ya es tradición desde que en 2007 Guillermo Cabrera Álvarez se repartiera allí entre sus lectores, es decir, entre su familia.
Iniciaremos nuestro periplo guaracabullense a las 10:00 a.m. en la Casa Biblioteca de Katy; de ahí, a la Casa de Cultura que lleva el nombre del cronista y, finalmente, a la escuelita del poblado, en cuyo patio tendrá lugar la peña. El tema central, como ya hemos dicho, será el amor a y de los animales. A tono con este pie forzado, recordemos hoy estas indelebles palabras de Juan Ramón Jiménez, que ya tienen más de un siglo de poética vigencia.
I. Platero. Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro.
Lo dejo suelto, y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas... Lo llamo dulcemente: “¿Platero?”, y viene a mí con un trotecillo alegre que parece que se ríe, en no sé qué cascabeleo ideal...
Come cuanto le doy. Le gustan las naranjas mandarinas, las uvas moscateles, todas de ámbar, los higos morados, con su cristalina gotita de miel... Es tierno y mimoso igual que un niño, que una niña...; pero fuerte y seco como de piedra.
Cuando paso, sobre él, los domingos, por las últimas callejas del pueblo, los hombres del campo, vestidos de limpio y despaciosos, se quedan mirándolo:
—Tiene acero... Tiene acero. Acero y plata de luna, al mismo tiempo. (Platero y yo, J.R.J.)
Luis Sexto, ese Maestro de la prensa cubana, cumple hoy siete décadas de lucidez beligerante. Él, que se ha empeñado tanto en encontrar la palabra exacta para cada sentimiento, siempre acude en nuestra ayuda cuando de escribir y amar se trata. Entre tanto que quisiéramos decirle, solo nos sale un abrazo agradecido para él y su Zenaida. Felicidades.
Isma: Te extraño como nunca y no te tengo como siempre. Tu flaqui
GGG: Más que un desfile de instantes felices, eres mucho más de lo que pedí. Gracias (a ti y a la biblioteca). S@R
En el amor desinteresado de un animal, en el sacrificio de sí mismo, hay algo que llega directamente al corazón... Edgar Allan Poe