La tecla del duende
«Nos vemos pasado mañana. Traigan hechizo bajo el brazo y el corazón despierto a la sorpresa». Con estas palabras convocó a sus lectores el Genio del Periodismo cubano, Guillermo Cabrera Álvarez, desde este mismo espacio. Y el milagro ocurrió dos días después, el 12 de febrero de 2005, hace exactamente diez años. Desde entonces: ¿cuántas historias, cuántos amores, cuánta magia compartida? Para recordar al inspirador, les propongo desempolvar hoy una pequeña crónica de él publicada en la sección 20 líneas y… (antecedente de Tecla Ocurrente), el 17 de julio de 1999.
«La primera persona que me hizo querer a José Martí fue Don Miguel Ángel Carbonel, un viejo historiador muy controvertido a quien admiré desde niño. Decían que vivía de la memoria del Maestro, pero lo conocí en un humilde apartamento de una sola habitación ubicado en un edificio de la avenida Paseo, entre 23 y 21, en El Vedado. Mal alimenta Martí a sus devotos.
«En las paredes de la sala colgaban cuadros obsequiados por Leopoldo Romañach, y llamaba la atención una cabeza de mármol blanco de una mestiza tallada por Sicre, el autor del Martí de la Plaza de la Revolución. Yo era simplemente un niño. Traía y llevaba mandados. Él me regalaba libros que aún conservo.
«Fue allí donde un día de 1960 conocí al general Enrique Loynaz del Castillo.
«Avanzó solo por el estrecho pasillo del edificio, golpeando con un bastón la pared para guiarse hasta la puerta, pues ya no veía. Y se sentaron a conversar aquellos dos hombres —ajenos a la presencia del niño que fui— y desfilaron ante mí las cargas al machete al conjuro de sus voces.
«¿Dónde radicaba mi admiración por Miguel Ángel? Martí lo sentó en sus rodillas cuando tendría cuatro años, allá en Tampa, donde su padre, Néstor Leonelo, acogiera al Apóstol. Con una voz de dicción impecable y sonoridad insospechada, reproducía de memoria, a petición de aquel niño que ahora escribe, los discursos de Tampa.
El fiestón de cumpleaños, por los diez años de fraternos encuentros con los lectores, tendrá lugar en el Instituto Cubano de Amistad con los pueblos (ICAP), sito en 17 y H, en el Vedado. Aparte de los diez años de amistad y ocurrencias, el tema central será: «El difícil viaje hacia uno mismo», y pretendemos que sea un momento para reactivar hilos mágicos.
Así que si lees, alguna vez leíste o piensas leer esta columna; si participaste o pretendes participar en alguna de nuestras peñas y expediciones; si coordinaste algún encuentro ocurrente en algún punto de Cuba; si tienes como bandera aquella que inspiró la Revolución Francesa: Libertad, Igualdad, Fraternidad; si te aburren las solemnidades y confías hasta rabiar en el amor; te esperamos el 21, a las 2 p.m., en el ICAP.
Les adelanto que estarán con nosotros periodistas, trovadores, profesores, poetas de los que han impulsado nuestra nave. El dúo Darias y los maestros de la prensa Luis Sexto y José Alejandro Rodríguez son de los que ya confirmaron su abrazo.