Los que soñamos por la oreja
Después de un largo período en que en la escena musical cubana los solistas fueron echados a menos por los medios de comunicación, en función de potenciar el trabajo de las agrupaciones, por fin comienza a apreciarse una rehabilitación de dicha figura. Cierto que todavía no se han desarrollado las condiciones idóneas para que los y las cantantes que llevan adelante su quehacer solos puedan alcanzar los niveles de popularidad que históricamente han registrado entre los seguidores de nuestro mundillo musical, pero ya se nota que algunos nombres aparecen entre los artistas favoritos de la población. Tal es el caso de Vania Borges, la otrora vocalista del grupo Bamboleo.
Ella es alguien de sólida formación académica, graduada en nuestras escuelas de música de nivel medio como instrumentista en la especialidad de oboe. Si bien cuando se dio a conocer al gran público como parte de la agrupación encabezada por el tecladista Lazarito Valdés (previo a esto, ya había figurado en otros ensembles, como el grupo vocal Dacapo), se le identificó con los ritmos bailables, su posterior desempeño ha demostrado que es una intérprete total, capaz de asumir por igual un tema compuesto en los aires de la timba, una pieza dentro de los parámetros del filin, un son tradicional o una balada al corte internacional.
Creo que un momento importante para que todos nos diésemos cuenta de tal riqueza interpretativa, se puso de manifiesto cuando en el año 2002 Vania participa en el disco Cuba le canta a Serrat, tributo al eminente cantautor catalán y en el que la vocalista tiene uno de los desempeños más impactantes entre la nómina de artistas convocados para el fonograma.
A partir de ese trabajo es que al sello discográfico RP Music/Random Records se le ocurre la idea de que Vania grabe un álbum en el que interprete versiones de canciones del español Alejandro Sanz. Tras el indispensable visto bueno por parte del afamado creador para que nuestra compatriota realizase el aludido proyecto, hace unos años ve la luz el CD titulado Vania, material que resulta la ópera prima de la vocalista.
Aunque penosamente esta producción ha recibido una escasa promoción en la radio cubana, puede asegurarse que es una de las más interesantes entre las llevadas a cabo por solistas del patio en lo que va del siglo XXI. Armado solo con piezas que en su momento inicial fueron populares en la voz y el estilo de Alejandro Sanz, el fonograma corrobora lo fructífero que puede ser una versión, cuando la misma es hecha con creatividad y genuino talento.
Y es que en estas revisitaciones o reapropiaciones de cortes tan difundidos con anterioridad en el ámbito internacional por Sanz como Amiga mía, Tú no tienes alma, Cuando nadie me ve o Corazón partío, por mencionar cuatro temas de los 12 recogidos en la grabación (varios de ellos, compuestos en coautoría por Alejandro Sanz con el pinareño Raúl «Lulo» Pérez), Vania consigue que tales canciones adquieran una nueva proyección en la que, sin desvirtuar los originales, se imponga la personalidad propia de la intérprete, con lo que nos topamos con versiones en las que las baladas asumen los aires del bolero, arreglos orquestales en el espíritu de la mejor tradición del jazz latino o afrocubano y sobre todo, mucha cubanía.
A lo anterior contribuye de forma sobresaliente la nómina de excelentes músicos que acompañan a Vania en el fonograma, entre los que cabe mencionar los nombres del pianista Rolando Luna, el contrabajista Frank Rubio y el ya desaparecido Tata Güines desde las tumbadoras, todos guiados por la sabia mano de Emilio Vega, director musical y hacedor de las funcionales orquestaciones del repertorio incluido en el CD, que tuvo en la figura de Miquel Sancho al productor.
Disco al que únicamente le señalaría el no haber hecho una adaptación de algunos versos del texto de las canciones (escritos originalmente para un hombre), a fin de que estuviesen en correspondencia con el género femenino de la intérprete, sin la menor discusión, como álbum Vania es una propuesta que posee un perdurable encanto, gracias al sentimiento que la protagonista de la grabación pone en cada una de estas 12 versiones acerca de canciones de Alejandro Sanz.