Los que soñamos por la oreja
Los amigos con los que suelo dialogar en torno al mundo de la música, saben que desde su aparición me encanta Calle 13. No soy admirador del dúo por los premios que ha ganado, pues cada vez menos creo en esas cosas, sino porque tengo varias razones para sentirme identificado con el discurso que ellos enarbolan.
Mi propia condición como individuo ciego de nacimiento o lo que es lo mismo, perteneciente a un sector social que en no pocas ocasiones resulta discriminado, a veces incluso sin que la persona que discrimina se percate de lo que está haciendo, me lleva a verme reflejado en los textos de estos puertorriqueños, marcados por un espíritu reivindicativo y de autoafirmación para todo aquel que en algún momento haya sido marginado por una u otra razón.
Únase a lo anterior que en la propuesta de Calle 13 nos encontramos con irónicas y clarividentes letras, donde la crítica social es parte fundamental, de conjunto con el compromiso político y el azote al machismo, ideas expresadas a través de códigos musicales divertidos y festivos.
Desde el prisma lingüístico, el dueto convierte su discurso textual en una herramienta de influencia para la difusión del habla puertorriqueña, sobre todo entre sus jóvenes seguidores. Por ese camino, se problematiza la adherencia a los estándares tradicionales asociados al castellano.
Su más reciente fonograma, Los de atrás vienen conmigo (2008, Sony/BMG), resulta una obra perfecta para ejemplificar los procesos de hibridación que hoy se dan en la música popular y que la conducen a asumir un carácter transnacional. Este es un CD en el que, en el plano ideoestético, se continúa lo hecho por ellos en el tema Pal norte, pieza acerca de la inmigración y que en su momento fuera un rotundo éxito.
René Pérez Joglar (Residente) y Eduardo José Cabra Martínez (Visitante) nos proponen en su tercera producción discográfica 56 minutos de música, en los que se corrobora que la reflexión y el sentido lúdico no tienen por qué estar divorciados.
Contentivo de 16 cortes, en el álbum hay una sabia alternancia entre instrumentos acústicos y sonoridades electrónicas, así como la presencia de una variedad de géneros y estilos procedentes de distintas regiones del planeta.
El fonograma abre con Intro/Crónica de un nacimiento, concebido como una historia radiada en torno a la figura de René Pérez. Viene a continuación Que lloren, canción con aportaciones de la música balcánica y expresamente «dedicada a todos los llorones del género del reguetón». Aquí estamos ante una demoledora crítica a los productos musicales prefabricados, con un muy interesante arreglo de metales.
A ritmo de raggamuffin, mezclado con cumbia, No hay nadie como tú es una de esas composiciones de Calle 13 en las que prevalece el espíritu de autoafirmación: «Hay inocentes, hay homicidas, hay muchas bocas y poca comida. Hay gobernantes y presidentes, hay agua fría y agua caliente. En el mundo hay micrófonos y altoparlantes. Hay seis mil millones de habitantes, hay gente ordinaria y elegante, pero... No hay nadie como tú».
Gringo latin funk, cuarto tema del disco, funciona como un homenaje a Vico C y es una feroz diatriba contra quienes reniegan de su identidad latinoamericana. El CD continúa con Ven y critícame, tema autobiográfico, con mucho de sarcasmo, humor y aires de funk-swing. Por su parte, Esto con eso es una composición para el baile y que refleja la cara desenfadada de Calle 13, que nos invita a la franca gozadera.
Toca el turno a La perla, una declaración de principios que para mí es lo mejor del álbum, en virtud de su riqueza textual-musical y donde intervienen los argentinos de la escuela de percusión La Chiringa y el panameño Rubén Blades. La poesía popular alcanza aquí un alto vuelo. Viene entonces Electro movimiento, de nuevo con reminiscencias del funk e incitándonos al baile.
Fiesta de locos (con la sexualidad por bandera), Los de atrás vienen conmigo (canto a la identidad latinoamericana), Tal para cual, Bienvenidos a mi mundo, John el esquizofrénico y un epílogo instrumental, ponen fin a un álbum sencillamente imperdible, del que seguro escucharemos varios temas en su próximo concierto habanero. Allí nos encontramos.