Las tres del domingo
Dicen que cuando la suerte aparece hay que aprovecharla porque puede no tocar a tu puerta dos veces, pero, en ocasiones, la vida te da una segunda oportunidad y no te cobra los descuidos. Así le pasó a Jason Jacobs, quien limpiando su camión descubrió tres tickets de lotería que había comprado dos meses atrás. Por suerte para él, todavía no estaban vencidos y decidió, junto a su esposa, probar si habían resultado ganadores, con tan buena fortuna, que al escanear los tickets obtuvieron el total de su valor: 50 000 dólares. Ahora, la pareja planea iniciar una cuenta para la universidad de su bebé y —por supuesto— celebrar unas vacaciones familiares. En este caso, el descuido no fue fatal.
Quienes aseguran que de la televisión no se aprende, es porque no conocen la historia de Natalie Belisto y la ardilla, que (como las mejores escenas de la tv) está basada en hechos reales. Natalie es una estudiante universitaria de Michigan que salvó a una ardilla realizando una técnica de reanimación que aprendió de una serie. «Yo veía mucho Animal Planet cuando era niña, pero la parte de la reanimación fue literalmente tomada de un episodio de The Office (La oficina), específicamente el de la quinta temporada, cuando los personajes aprenden a hacer las compresiones de pecho con el ritmo de la canción Stayin’ Alive, de los Bee Gees», explicó la joven, quien se sentía superbien al saber que «había salvado una vida inocente». ¿Y qué pasó con la ardilla? Pues, al volver a la vida, salió corriendo (como si nada) y subió a un árbol. A lo mejor, dentro de poco, vemos esta anécdota en alguna serie de la pequeña pantalla.
No todas las historias pueden ser felices o cómicas. Esta resulta muy triste. Según se informó a finales del pasado mes de marzo, el rinoceronte blanco es ahora una especie virtualmente extinta, al morir hace unos días el último macho que quedaba. Sudán, como se llamaba este «soltero elegible», había logrado sobrevivir a finales de los 70 la casi desaparición de su especie (debido al alto valor que alcanzaron sus cuernos en el mercado negro) y vivió muchos años, hasta este 2018 en que las complicaciones de su avanzada edad llevaron a sus veterinarios a practicarle la eutanasia. Aún quedan dos hembras (Najin y Fatu) y los médicos lograron recolectar muestras de semen de Sudán, pero la fecundación artificial nunca se ha intentado con rinocerontes.
Recientemente, el finado había protagonizado una campaña en Tinder, una aplicación para conocer parejas, con el objetivo de recolectar los nueve millones de dólares necesarios para desarrollar las técnicas de fertilización asistida válida para estos animales. «Soy único. Soy el último rinoceronte blanco macho en el planeta Tierra. No quiero parecer un aprovechado, pero el destino de mi especie depende, literalmente, de mí. Actúo bien bajo presión. Mido 1,82 metros y peso 2 267 kilos, por si esto importa», describía en su perfil. Ahora, los últimos tres protagonizan una escultura en Nueva York, donde las personas han ido a colocarles flores a Sudán.