Las tres del domingo
Sin valor para pedirle el divorcio a su esposa, John Ripley armó lo que pensó era el plan perfecto para alejarse de ella. Ingresó a un banco y fingió que portaba una pistola para que el cajero le diera todo el dinero. Luego aparentó que se daba a la fuga… Pero el plan no funcionó, porque en vista de sus 71 años, y considerando que padece de una depresión nerviosa, el tribunal lo condenó a lo que serán seis largos meses… ¡de arresto domiciliario!