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El Talibán negó de inmediato la inculpación. Alegó que no tenía recursos para esa arma. Esto levanta una pregunta: ¿la emplearía en caso de tenerla? A fin de cuenta, la brutalidad e intolerancia con que actuó durante su gobierno le hizo perder legitimidad, a pesar de que dentro de aquel férreo mandato logró una cierta paz y controló en buena parte la producción de la droga en el país centroasiático.
Pero ese fue un proceso revertido luego que fueron expulsados del poder por la invasión estadounidense de octubre de 2001 y la ocupación EE.UU.-OTAN que no solo se mantiene, sino que amplían. Ahora, Afganistán vive un estado de violencia permanente y el país pasó a ser el productor del 90 por ciento de la heroína que se trafica en el mundo. Males achacables al caos instaurado por las fuerzas foráneas.
Estados Unidos, por su parte, hizo la acusación del empleo de la mortífera e inhumana arma —¿habrá alguna que sea humana?— para quitarse ese mismo sambenito de encima, y protagonizar de esa forma el viejo cuento del cuatrero que grita «¡Al ladrón, al ladrón!», para tratar de engañar y engañarse de que así queda eximido de culpa.
Sin embargo, las evidencias llevan al criminal. Dave Lindorff en la prestigiosa revista digital Counterpunch, asevera que Estados Unidos ha sido pillado en la mentira, porque «sí está usando fósforo blanco en Afganistán». Basa su afirmación en el reportaje realizado por C.J. Chivers, del diario The New York Times, en una remota área del escabroso país, y que publicó en la edición del pasado 14 de mayo.
Chivers narra que tras ser atacada una unidad del ejército de Estados Unidos en el Valle Korangal, justo tras un servicio memorial por uno de sus efectivos, Richard Dewater, que había muerto el día antes por una mina, la violencia resurgió cuando los soldados detectaron un punto Talibán en una cresta cercana y le lanzaron morterazos y proyectiles de fósforo blanco con un howitzer de 155 milímetros, además de varios disparos desde un avión A-10, que arrojó incluso una bomba de 500 libras.
Sin embargo, los militares estadounidenses aseguran que solo utilizan fósforo blanco en Afganistán para iluminar las escenas de combate y lanzar humo que facilite la captura de los insurgentes, pero ¿qué necesidad había de ello en plena luz del día, como fue el caso reportado por Chivers? En las heridas de las víctimas de la reciente masacre en tres aldeas de la provincia de Farah destacan las quemaduras del arma química, vetada por las convenciones internacionales.
No puede olvidarse que el Pentágono también negó haber usado fósforo blanco en Iraq, y luego se comprobó su extenso empleo contra la ciudad mártir de Fallujah, la llamada Guernica de la Mesopotamia. La primera admisión se enmascaró bajo el pretexto de «iluminación», luego hablaron de «pantalla» para esconder a sus tropas en el asalto, pero en 2005 por fin reconocieron su utilización directamente como arma contra el «enemigo» iraquí, cuando todavía en esa localidad había miles de civiles.
Hay una segunda puesta en escena en Afganistán, y Lindorff sostiene al respecto: «Ya es suficientemente malo que EE.UU. esté usando esta arma. Pero es todavía peor que esté forzado a mentir sobre ello».
Otra reportera estadounidense, Laura King, en Los Angeles Times, publicó el domingo 17 de mayo una extensa investigación de los hechos ocurridos en el distrito de Bala Baluk, donde están enclavadas las tres aldeas de Farah (Garani, Gangabad y Khoujaha) en que murieron no menos de 140 civiles por los golpes aéreos de dos cazas de combate F-18 y un bombardero B-1. Las listas de las víctimas fatales en la masacre traen los nombres de al menos 26 mujeres y 61 niños.
Entre los sobrevivientes, solo la descripción de los dolores de Ferishteh, una pequeña de cinco años, apunta al posible causante: «se retuerce y llora constantemente, incapaz de encontrar una posición que no le cause dolor a las quemaduras que cubren sus brazos, piernas y torso»... ¿También allí fósforo blanco? La periodista no lo menciona en absoluto, y solo podría afirmarlo quién lo empleó, pero en definitiva el crimen no es menor porque se utilice uno u otro armamento.
El crimen es continuar una guerra que ya no es solo la de Bush, el hijo, el nuevo mandatario, Barack Obama, la ha hecho suya en todas sus dimensiones de crueldad, injusticia y maldad... Los bombardeos aéreos continuarán porque, afirman, son parte esencial del arsenal occidental.