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Hay alarma en el Congreso

Fue una madrugada especial de domingo en la ciudad de Kut, pero nada tenía que ver con el dicho que aprendimos desde la infancia: «No hay sábado sin sol, ni domingo sin amor». Precisamente ese afecto humano, tan humano, era el gran ausente. Con disparos estadounidenses llegó la muerte para dos civiles, otros varios fueron «capturados» y los residentes de la localidad de la provincia Wasit se lanzaron a las calles para condenar la incursión que, hasta el primer ministro iraquí, Nuri al-Maliki, declaró que violaba el SOFA (Status of Forces Agreement-Acuerdo sobre el estatus de las fuerzas) entre Estados Unidos e Iraq.

Nada nuevo en el actuar de los ocupantes, tampoco el más violento, pero significativamente refrenda que tratado por el medio y hasta promesa de retirada de las fuerzas de combate de las ciudades para el mes de junio, son vanas. La acción y la intención los mantienen como dueños y señores del país que invadieron hace seis años.

Para justificar el ataque, que supuestamente se hizo como «un apoyo a Iraq y su esfuerzo para mantener la seguridad y la estabilidad», la nota oficial de prensa de las fuerzas militares de Estados Unidos reclama que detuvieron a un «financista» y seis «asociados» de un grupo militante chiita apoyado desde Irán, cuando en realidad entre los «hostiles» muertos había una mujer con un disparo en el pecho y otro en el hombro, un hombre con disparo en la cabeza, y todos los detenidos eran miembros inocentes de una misma familia que incluía al líder del clan, Ahmed Abdul Muneim al-Bdeir y su hermano, un capitán de la policía.

Otra vez ajetreo y tensiones en el SOFA, pues Maliki ordenó el arresto de dos oficiales iraquíes que «permitieron a las fuerzas militares norteamericanas llevar a cabo una operación de seguridad luego de la 1:00 a.m. sin el conocimiento del Ministro de Defensa y el gobierno iraquí»; también demandó que fueran liberados los detenidos, y —oh, terrible decisión— quiere que sean llevados a corte los responsables de la redada.

Y ahí entraron en protagónico algunos miembros del Congreso de EE.UU. alarmados por la intención del Primer Ministro iraquí de procesar a los soldados estadounidenses por el ataque criminal.

El representante Ike Skelton, quien encabeza el Comité de Servicios Armados de la Cámara, presiona a Maliki para que «reconsidere sus precipitadas demandas». Otros le siguen en el intento de dar inmunidad a sus tropas, o lo que es igual en este caso, impunidad para los crímenes que cometen.

Según la organización auditora independiente llamada Iraq Body Count, son miles los civiles muertos por las fuerzas estadounidenses en raids, puntos de control y otros incidentes desde 2003, y en lo que va de este año en que se puso en vigor el pacto de seguridad SOFA, las tropas norteamericanas han matado al menos a 45 personas, afirma la organización no gubernamental iraquí Monitor of Constitucional Freedom and Hill of Rights.

El caso es que algunas decisiones del gobierno iraquí parecen mostrar que quien parecía «criada», sí está saliendo «respondona». Probablemente sea la reacción al cúmulo de vejaciones, humillaciones, afrentas, violaciones y crímenes cometidos a lo largo de seis años por quienes supuestamente eran los libertadores...

La procesión funeral que llevó los ataúdes por las calles de Kut gritaba la verdad: los norteamericanos son «ocupantes criminales». Con razón hay alarma en el Congreso...

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