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Badyear (mal año) es lo que la empresa les ha deparado a sus trabajadores Foto: badyear.com Un ejército tiene utilidad en la defensa de su país contra cualquier ataque militar externo, mas los uniformados de Estados Unidos se dedican a revertir esa premisa cuando invaden a otros supuestos enemigos, siempre de menor fuerza, en un clásico duelo entre el elefante y la hormiga, aunque no son pocas las veces que la hormiga pica tanto, que el paquidermo debe irse de la cristalería, tras hacer criminales destrozos. Sin embargo, el US Army parece dispuesto a asumir otras tareas tan indignas como sus guerras, aunque incruentas.
He aquí lo que se dice: el ejército de EE.UU. está considerando medidas que fuercen a los trabajadores en huelga de la planta de la Goodyear Tire & Rubber en Topeka, Kansas, a regresar a sus trabajos porque el cuerpo armado se está quedando corto de neumáticos para sus carros de combate Humvee y otros equipos militares que tiene desplegados en las invadidas Iraq y Afganistán, incluidos los aviones de combate, reabastecimiento, transporte y espionaje.
En septiembre, la compañía recibió un contrato por 17,7 millones de dólares para fabricar nuevas gomas para los Humvee.
Pero desde el 5 de octubre, 17 000 miembros del sindicato United Steelworkers en 16 plantas de la Goodyear en Estados Unidos y Canadá, están en paro, no solo por un nuevo contrato laboral. El principal tema en disputa tiene que ver con la intención del consorcio de cerrar la planta Tyler en Texas —que según los planes de la empresa, sería la primera hasta completar una decena de fábricas a aniquilar y con ellas, la subsistencia de 12 000 obreros. También está en disputa la propuesta no aceptada por los trabajadores de que caigan sobre sus hombros los incrementos en los costos del seguro de salud.
Los neumáticos para los Humvees se elaboran en la fábrica de Topeka, Kansas, donde la compañía ya está utilizando «trabajadores temporales», el término que emplea para enmascarar el verdadero de rompehuelgas. Con ello garantiza que no se paralice esa producción de guerra, una maniobra que también realizan en otras plantas.
Sin embargo, se estima que ya ha decaído en un 35 por ciento el volumen fabricado, y el operativo esquirol no parece darle todas las garantías de calidad y producción al Pentágono, que ya explora un posible mandato bajo la Ley Taft-Hartley para forzar a los obreros en huelga a regresar a sus trabajos bajo el imperativo de un país en guerra.
En la porfía, la empresa dice estar perdiendo dos mil millones de dólares, aunque su director ejecutivo, Robert J. Keegan, tendrá este año una bonificación tan buena como la del pasado año: 2,6 millones de dólares, mientras sus obreros, cuando ya comenzó un invierno que sobrecoge, están perdiendo trabajo, sueldo, quizá el techo, el alimento y el vestir para la familia...
Otro elemento curioso: la actual huelga no ha captado como merece la atención pública, quizá porque no es tema «noticioso» para los grandes medios, por eso los sindicalistas abrieron su página en Internet que con sarcasmo nada virtual han llamado badyear.com. Es la hormiguita que muerde...