Frente al espejo
«Del más universal de los cubanos —nuestro José Martí— podríamos estar hablando extensamente, como lo es su obra misma (Otra mano en la mano de Martí, Enrique Milanés León, 9 de julio de 2016). El hecho de haber divulgado su pensamiento y acción será siempre un elevado acto de justicia que todo cubano digno debe simbolizar perennemente. Su legado vivirá eternamente en la inmensa obra de esta, nuestra Revolución. Nos señaló el camino hacia un proyecto de vida cuya base ha de ser la justicia social, la unidad, el amor a la patria… la dignidad plena del hombre.
«Estamos hablando de un hombre que sentía especial amor hacia los niños. Se dice sencillo, pero en su pensamiento este sentimiento ocupaba un espacio singular. Sin embargo, resultaría, digamos lastimoso, que nuestros infantes desconozcan el pensamiento martiano.
«No se trata de imponerles —de manera arbitraria— su estudio, sino que reconozcan conscientemente qué representó su pensamiento en la lucha por la independencia de la patria, de nuestra América y su vigencia en los momentos actuales. Su profundo sentido de la filantropía lo reafirmó como una figura universal.
«Es por ello que cada día estamos en el deber de inculcar en el sentimiento patriótico de cada niño cubano el pensamiento martiano, ese al que la Generación del Centenario, encabezada por Fidel Castro, dio vigencia en 1959, para que no se esfumara.
«En la enseñanza de la Historia de Cuba, ha de estar asociado entrañablemente el pensamiento martiano para que en la mano de semejante hombre no falte jamás la de un niño». (Nelson Leyva de la Torre)