Frente al espejo
Recientemente publicamos dos trabajos que enfocaron el asunto de la calidad en el servicio de los ómnibus urbanos en la capital. Sin que existiese una intención tácita de coincidir en el tema, Yutongdisco 2008 (dedeté, Jorge Fernández Era, 25 de mayo) y Las colas del dinosaurio (Luis Raúl Vázquez, 1ro. de junio) llevaron nuestra mirada al complejo problema de la disciplina social a bordo de las guaguas.
El primero tomaba como punto de partida la música que en ellas se escucha —mencionando la anarquía decibélica que impera en algunas de ellas, como diría mi colega José Alejandro Rodríguez—; y el segundo, las reacciones de pasividad e indiferencia de pasajeros y tripulantes ante la suciedad que campea dentro de otras.
Para ponernos en sintonía con el espíritu de ambos trabajos, podemos regresar a las interrogantes básicas que en ellos se formularon: ¿se solucionan los problemas de educación formal de muchos pasajeros con la mejoría del servicio de transportación? ¿La existencia de nuevos ómnibus y otros medios resuelve, por sí misma, los problemas de calidad del servicio y las lagunas éticas de quienes lo brindan? ¿Hasta qué punto está preparado un trabajador para no cometer indisciplinas y con qué control se adelanta la administración a estas, evitando ambos que se le dé «luz verde a la desidia»? ¿Qué nos falta para reaccionar con una sensibilidad diferente y cuidar los equipos que tanto han costado?
Cada lector puede echar mano a su historia y sus anécdotas y tener una respuesta diferente sobre este problema, mas hoy vamos a publicar una síntesis de la carta que envió a JR Néstor Alonso, subdirector de calidad en la empresa Metrobús:
«En su artículo Yutongdisco 2008 se expresaba una sátira al uso indebido de los equipos de audio de los ómnibus Yutong articulados, con volúmenes altos y música no reglamentaria.
«Existe una resolución del Director de la Empresa Metrobús que regula el uso del equipo de audio, expresando claramente que solo se podrán escuchar casetes grabados por Radio Enciclopedia y distribuidos por la Empresa (ya entregados a las líneas P-1, P-2, P-7 y P-14), con mensajes educativos, información sobre el servicio Metrobús y música instrumental. En caso de tener rota la reproductora o no tener casetes —hay líneas a las que no se le han distribuido—, se deberá sintonizar Radio Enciclopedia y el volumen máximo autorizado es el nivel 30 indicado en el equipo.
«Es cierto que se escucha otro tipo de música a volúmenes altos y existe gran número de trabajadores sancionados por el no cumplimiento de esta indicación, siendo la mayoría de ellos reportados por pasajeros molestos ante tamaña indisciplina.
«La música instrumental proporciona paz, tranquilidad, y colabora en mantener un ambiente agradable dentro de los ómnibus, pero esto no es aprobado por la inmensa mayoría. Hay especialistas en la materia que consideran que no es la más adecuada, así como pasajeros —sobre todo los más jóvenes— que desean escuchar reguetón, por lo que el tema no está agotado y se trabaja con el Instituto Cubano de la Música para buscar alternativas.
«Paralelamente se trabaja en la creación de un centro de llamadas para que los pasajeros, y por qué no, también los vecinos —de las bases y de zonas aledañas a las arterias por las que circulan los articulados— puedan pedir información, reportar cualquier queja o brindar sugerencias, para lo cual sería necesario tener bien claro el número de ómnibus, fecha, hora y lugar de la incidencia. Sin dudas, serán tomadas medidas con los empleados que no cumplan lo reglamentado. Cuando esté terminado el centro de llamadas, el número telefónico para comunicarse estará dentro y fuera de los ómnibus y en paradas importantes de la ciudad.
Como en su artículo se menciona el articulado No. 361, deseamos aclarar que ese número no existe en ningún ómnibus de la ciudad... Tampoco existe ningún ómnibus Ikarus en el servicio de transporte público de la ciudad.
«Creo que el artículo cumplió con su objetivo y nosotros con la tarea de responder aun tratándose de un texto sui géneris como este, que dio un mensaje claro y con un buen humor cubano.
«En el comentario Las colas del dinosaurio se ponen de manifiesto otras actitudes negativas de nuestros trabajadores.
«Primeramente se hace referencia a la no entrega de boletines, a la suciedad dentro los ómnibus por los propios boletines tirados al suelo por el conductor y posteriormente a la música alta e inadecuada. Pero lo más importante es la clara expresión de falta de profesionalidad y la constante chapucería de los hombres a pesar de contar con buenos y modernos recursos.
«El transporte público fue una actividad que tocó fondo y no precisamente en los comienzos del período especial, sino en diciembre de 2006, cuando solamente se transportaron 458 000 pasajeros diariamente. Téngase en cuenta que en los años ’80, cuando se utilizaban más de 2 200 ómnibus Ikarus, movíamos alrededor de cuatro millones de pasajeros diarios. En esa época también existían indisciplinas de los choferes.
«En poco más de un año la ciudad ha recibido una avalancha de 450 ómnibus articulados y 260 rígidos, y se ha tenido que captar trabajadores de manera masiva. A pesar de practicarse una selección del personal, la bolsa no cuenta con todo el idóneo para trabajar.
«La imagen de las terminales de ómnibus no es fácil de borrar de las mentes de los trabajadores y del pueblo en tan corto tiempo, cuando aún no comenzaron a llegar a nuestros puestos los empleados que deseamos y que hoy buscan oportunidades en otros frentes no menos importantes.
«Los esfuerzos por recuperar el transporte no solo están encaminados a la adquisición de nuevos medios, sino también a la reparación del ciento por ciento de las terminales, la mejora sustancial de la alimentación, la entrega de uniformes, y la implantación de salarios más altos vinculados a la calidad del servicio pero que algunos trabajadores desean alcanzar sin reparar en ello. En este aspecto no puede cederse ni un ápice. Por ese camino y con los recursos que ha destinado el Estado, en breve tiempo deberá restablecerse el orden y lograrse el incremento de la calidad.
«Por último, debemos hacer referencia a que se proyecta que el control de la calidad no esté en manos de personas. Se empleará para ello sistemas GPS que permitirán conocer de manera continua el comportamiento del conductor del vehículo. Este se comparará contra lo programado y las diferencias que existan serán catalogadas como indisciplinas y habrán de tener una rápida respuesta de los dirigentes administrativos.
«Esta aplicación ya se encuentra en fase de prueba en la Terminal de Alberro (ómnibus P-1, P-2 y P-7). Solo quedarían, entonces, las indisciplinas cometidas por el chofer hacia los pasajeros, las cuales no serían recogidas por el GPS pero sí por la supervisión popular. Para encauzarla se habilitará en menos de un mes un centro de llamadas con acceso libre y gratuito, durante las 24 horas. También se cuenta con 80 inspectores especialmente preparados para enfrentar de inmediato estas indisciplinas».